Un informe presentado por el Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) explora posibles formas de poder aplicar la Convención para la protección del patrimonio mundial a estas maravillas situadas en el alta mar, que cubre más de la mitad del planeta
Islas coralíferas, bosques tropicales flotantes, volcanes submarinos o torres rocosas con aspecto de ciudades sumergidas son otros tantos sitios que no pueden aspirar a formar parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO porque están situados en alta mar, lejos de cualquier jurisdicción.
Titulado Patrimonio mundial de alta mar: una idea que se abre camino, el informe presenta cinco sitios que ilustran los diferentes ecosistemas, biodiversidad y fenómenos naturales que pueblan los fondos marinos. Cualquiera de ellos podría aspirar a ver reconocido su valor universal excepcional, principio fundamental que la Convención para la protección del patrimonio mundial reconoce a lugares notables que trascienden las fronteras nacionales.
En el informe se estudian: el Domo Térmico de Costa Rica (Pacífico), un oasis oceánico único en el mundo que sirve de hábitat y lugar de reproducción de numerosas especies amenazadas; el Café de los tiburones blancos (Pacífico), único lugar conocido donde se reúnen tiburones blancos en todo el Atlántico Norte; el mar de los Sargazos (Atlántico), que alberga un ecosistema único organizado en torno a una concentración de algas flotantes; el Campo hidrotermal de la Ciudad Perdida (Atlántico), un lugar situado a 800 metros de profundidad dominado por monolitos de carbonato que pueden alcanzar 60 metros de altura y Atlantis Bank, una isla fósil sumergida situada en aguas subtropicales del Océano Índico.
“Al igual que ocurre en tierra firme, las profundidades y las zonas más apartadas del océano albergan lugares únicos que merecen un reconocimiento igual que el que se le ha concedido al Parque Nacional del Gran Cañón en Estados Unidos, a las islas Galápagos en Ecuador o al Parque Nacional de Serengeti en Tanzania”, subraya Mechtild Rössler, directora del Centro del Patrimonio Mundial de la UNESCO, en el prefacio del informe.
Aunque alejadas de la costa, estas zonas no están al abrigo de amenazas tales como el cambio climático, la explotación minera de los fondos marinos, la navegación o la contaminación por plásticos. Para que puedan beneficiarse del reconocimiento y la protección de la Convención del Patrimonio Mundial de 1972, serían necesarios algunos cambios, puesto que hasta ahora los Estados sólo pueden proponer la inscripción de sitios situados en su territorio, y las zonas de alta mar no responden a jurisdicción nacional alguna. El Informe explora algunas pistas para que extender en el futuro la protección de la Convención a las zonas de alta mar.
“Aunque el alta mar tiene valor excepcional a nivel mundial, goza de escasa protección”, declaró Dan Laffoley, asesor principal de ciencias marinas y conservación de la UICN y uno de los coautores del informe. “Son zonas expuestas a amenazas como la contaminación o la sobrepesca, por lo que es crucial movilizar a la comunidad internacional para asegurar su conservación a largo plazo”.
La realización del informe ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación Khaled bin Sultan Living Oceans, de la empresa Jaeger-LeCoultre, de la Agencia Francesa de áreas marinas protegidas y de la Fundación Nekton.