Al encontrarnos junto a la Torre de Hércules y su entorno, nos damos cuenta que es un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza y contemplar intensas puestas de sol. Aquí podemos sentir la brisa del mar, su sabor y su aroma observando a su vez, el Faro más antiguo del mundo construido por los romanos y que después de dos mil años sigue en funcionamiento. Su esbelta figura, su porte majestuoso y el orgullo de haber contribuido al desarrollo de la humanidad, hace que nos transportemos a otras épocas y sitios muy lejanos.
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Descripción
Fue construido por los romanos en el siglo I, por el arquitecto Caio Servio Lupo que se perpetuó al dejarlo grabado en una inscripción conmemorativa dedicada al dios Marte Augusto a los pies de la Torre. Situada al noroeste de España, en la entrada del gran Golfo Ártabro que comprende las rías de Ferrol, Ares, Betanzos y Coruña. Su emplazamiento se encuentra en una colina rocosa denominada Punta Eíras, que se localiza entre Punta Herminia y Punta del Orzán. A lo largo de la historia ha sufrido varias modificaciones, siendo la más importante la realizada en 1785 por el ingeniero militar Eustaquio Giannini. El rey Carlos III creó el Real Consulado Marítimo de Galicia, y le encargó la restauración de la Torre a la que aplicó unos criterios científicos, demostrando un respeto total por la integridad del faro y manteniendo su rigor, que, asesorado por José Cornide, recubrió los restos del faro romano con las actuales fachadas.
El faro de la Torre de Hércules es de planta cuadrada de 11,40 metros de lado y 59 metros de altura, y se eleva 120 metros sobre el nivel del mar. Con todo esto, aporta a la humanidad el conocimiento del progreso de la técnica de señalización marítima desde la época romana hasta nuestros días.
La UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad el 27 de junio de 2009 en la 33 Reunión del Comité de Patrimonio Mundial que se celebró en Sevilla (España), inscribiéndola en la Lista de Patrimonio Mundial de acuerdo con el criterio lll de las directrices operativas, que reconoce la excepcionalidad del faro por aportar un testimonio único sobre una tradición cultural o una civilización viva o desaparecida. La Torre de Hércules es el único faro inscrito en la Lista de Patrimonio Mundial.
En la actualidad la Torre de Hércules se levanta sobre una amplia plataforma poligonal de 32 metros de ancho, que le sirve de base y que fue construida a principios del siglo XlX. Los grandes sillares de piedra de granito que formaban los cimientos de la torre romana y la base de su muro exterior fueron extraídos durante el siglo Xlll para ser utilizadas en murallas e iglesias. Algunos sillares que no fueron extraídos por estar partidos por el medio nos han permitido conocer, por el reborde que les servía de encaje y refuerzo, cuál era el trazado del muro exterior de la torre.
La Torre de Hércules está distribuida en tres plantas de diferentes alturas cada una de ellas: de 9,20 metros, 9,60 metros y 14,35 respectivamente así como con cuatro cámaras cuadrangulares e independientes de 2,70 metros de lado por planta. Los espacios se cubrían con bóvedas de cañón, pero al construir la escalera interior tres fueron desmontadas. Al principio los muros tenían una anchura de 1,50 metros pero con la reforma realizada pasaron a medir 2,10 metros. El acceso desde el exterior a las cámaras se hace a través de las puertas situadas en la rampa helicoidal ascendente.
Las empinadas escaleras que van por el interior de la Torre nos llevan hasta el remate de la estructura romana, sobre la que se asientan los dos cuerpos octogonales que fueron añadidos en la reforma de 1778 por Giannini.
En el exterior, la Torre de Hércules presenta una estructura prismática sobre la que se coloca un remate torreado octogonal con refuerzos de sección triangular en las esquinas. Al primer cuerpo torreado le sucede otro, decreciente en altura, que se aprovecha de base a la linterna en la que se encuentra la potente lámpara. Cada noche, comienza a funcionar el faro, y con un intervalo de 20 segundos emite un grupo de 4 destellos blancos visibles a 24 millas. Los días de niebla una señal sonora, audible a 7 millas, facilita la navegación costera y la entrada de los navíos al puerto de A Coruña.
Las cuatro fachadas exteriores son de gran austeridad en el diseño y presentan una disposición uniforme, que se repite en todos los frentes. En los esquinales de los cuatro frentes del cuerpo prismático se emplean unas molduras lisas en el zócalo. Las ventanas, cinco pares en las fachadas este y oeste, y cuatro en el frente norte y sur, se escalonan en las distintas caras con sus correspondientes guardapolvos. De entre los rasgos más característicos de esta Torre es la moldura helicoidal que recorre sus fachadas exteriores, desde la base hasta el remate del cuerpo prismático.
A lo largo de los siglos han ido desapareciendo los faros construidos en otras épocas, sin embargo, el Faro de la Torre de Hércules sigue desarrollando en nuestros días la misión para la que fue construida y concebida, y que es servir de orientación, guía y señal marítima para las embarcaciones que atraviesan el corredor atlántico.
Historia
Los datos hasta ahora suministrados y contrastados por la investigación científica (excavaciones arqueológicas, estudio de los paramentos arquitectónicos y de los métodos constructivos, documentación conservada) permiten asegurar que fueron los romanos los constructores del primitivo faro.
Después de la conquista por Roma del Occidente europeo (Hispania, Galia y Britania), la bahía coruñesa adquiere una gran importancia en las rutas marítimas romanas que ponen en comunicación el Mediterráneo y las zonas costeras del Atlántico Norte. Situada en una costa peligrosa, se convirtió en una magnífica dársena para los barcos que emprendían la ruta hacia Britania o venían de atravesar los peligros del cabo Finisterre. Los romanos crearon un importante enclave portuario, al que le pusieron el nombre de Brigantium, y para servir de apoyo a la navegación de las naves comerciales y militares construyeron un gran faro que hoy llamamos Torre de Hércules.
A la Torre de Hércules a través de los tiempos se le dieron distintos usos: castillo defensivo, puesto de vigilancia frente a las amenazas del mar y en objeto de disputa entre los reyes y los señores eclesiásticos y nobiliarios.
La presencia romana en A Coruña es innegable, no sólo por la Torre de Hércules sino por hallazgos de restos sumergidos en las aguas próximas al puerto son mejores incluso que los terrestres. También por los innumerables restos romanos que han sido hallados, y continúan encontrándose, tanto en tierra firme como en el fondo de la ría.
En la última reforma de la Torre, iniciada en 1991, se hicieron excavaciones de la zona de la plataforma. Los resultados de estas excavaciones, permiten confirmar la existencia de restos medievales y romanos, parte de los cuales han quedado integrados en la galería subterránea por donde actualmente se comienza la visita al interior de la Torre.
No existen referencias escritas de la Torre durante varios siglos, aquellos que van desde la conquista de España por los suevos hasta la de los normandos en el siglo IX. Con la ciudad debió ser destruida, refugiándose sus habitantes en una nueva y cercana población: “Burgo de Faro”.
En 915, Ordoño II puso a la ciudad de Farum Brigantium bajo el dominio del obispo de Santiago. Esta cesión, confirmada años después por Alfonso V, parece que no incluía la Torre, que pasó a propiedad del Conde de Trava y Trastamara. Durante la época del Arzobispo Gelmírez, la Torre correspondía oficialmente a la Sede de Compostela. Por un tiempo, doña Urraca se apoderó de la misma y la cedió a Veremundo, hijo del Conde de Trava, aunque Gelmírez recuperaría nuevamente la propiedad de la Torre. En 1126 el Rey Alfonso VII se la devuelve a Rodrigo, otro de los hijos del Conde de Trava, de donde nuevamente pasaría a la Iglesia. Estas disputas sobre la propiedad de la Torre continuaron durante muchos años.
Alfonso IX, que ya había estado previamente en el lugar donde asentaba originariamente La Coruña, firma un documento real el 1 de junio de 1208 para repoblar La Coruña, concediéndole un fuero especial. Cita importante de esta época es la inclusión de la Torre en el “Mapamundi” del Beato de Burgo de Osma, año de 1086.
Este mapamundi hace referencia a muy pocos accidentes geográficos, y en él están representados la Torre de Hércules y el Faro de Alejandría, lo que enaltece la importancia que el Faro ha tenido siempre. También el “Códice Calixtino”, -tan de moda en estos momentos por su robo de la catedral de Santiago de Compostela y recientemente recuperado-, está datado en 1140, se ocupa de La Coruña; en él se habla de “Crunia” como “una de las ciudades más grandes de España”.
En 1682, el Duque de Uceda, siendo Capitán General, decide proceder a su restauración, a petición de los cónsules de Flandes, Inglaterra y Holanda, cuyos gobiernos se encargarían del mantenimiento durante 10 años. Se construyeron dos torreones como remate superior de la Torre, con lo cual durante un tiempo existían dos faroles. No demasiados años después, y, por el nuevo y paulatino abandono de la Torre, comenzaron a desmoronarse los torreones.
Hasta nuestros días, la Torre ha sufrido sólo leves modificaciones. La última restauración, apoyada de un estudio arqueológico de la plataforma en que asienta el edificio, se llevó a cabo a comienzos de los años 90. Se dieron por finalizados los trabajos el 30 de noviembre de 1992, y el 3 de diciembre se produce el accidente del petrolero “Mar Egeo”, debido a un lamentable error cometido por su tripulación, que pensaron que estaban entrando en el puerto cuando en realidad se empotro contra las rocas que hay debajo de la Torre. El petrolero estuvo ardiendo varios días afectándose la Torre con la humareda del gran incendio originado, por lo que nuevamente se tuvieron que limpiar la fachada.
El granito de la fachada es de color ocre, y fue traído desde canteras próximas a la Torre de Hércules. Eustaquio Giannini dejó deliberadamente, no solo como recuerdo histórico sino también como elemento decorativo, el borde externo de la rampa antigua, que se puede apreciar cómo va ascendiendo oblicuamente encintando las cuatro caras de la fachada de la Torre. En las dos puertas de entrada hay unas placas de cobre con inscripciones conmemorativas, en castellano y en latín, de esta restauración de Carlos III.
Actualmente el acceso a la Torre nos permite ver las últimas excavaciones llevadas a cabo. Desde su base y después de subir sus 234 peldaños, se llega al mirador desde donde se contempla una espectacular vista de A Coruña. A lo lejos las rías de Sada y Betanzos, Ares y Ferrol y hacia el oeste, las islas Sisargas frente a Malpica.
Arte y Literatura
Mucho se ha pintado y escrito sobre la Torre de Hércules. Destacamos como pintor por su importancia a Pablo Picasso que vivió con su familia en A Coruña, pinto varios oleos de la Torre donde pasó muchas horas de contemplación para plasmar en sus pinturas lo que él veía y que dejó para la posteridad. También destacamos los grabados de Luis Seoane, las vistas de Francisco Fernández Moratinos o de Francisco Llorens y los excelentes paisajes de Urbano Lugrís.
La literatura ha aportado también su granito de arena a la Torre de Hércules, de ella han escrito todo tipo de artículos, cuentos, sainetes o poemas insignes escritores como Emilia Pardo Bazán, Wenceslao Fernández Flores, Linares Rivas o Amor Meilán.
La Torre de Hércules evoca buenos y malos tiempos. Tiempos para el amor o para el desamor, para el encuentro o el desencuentro, para la alegría o para la tragedia. La Torre ha sido a lo largo de más de dos milenios testigo mudo de todo tipo de acontecimientos: guerras, encallamientos, hundimientos, naufragios e incendios unos naturales y otros provocados.
También, junto a la Torre de Hércules nos encontramos un parque escultórico al aire libre de 47 hectáreas que abarca: Punta Herminia, O Acoroado y el Cabal de Pradeira. Las esculturas ocupan todos los espacios verdes que rodean la Torre y sus autores las han ordenado por temáticas:
Los relatos mitológicos que vinculan la fundación de la Torre con el propio Hércules o con el caudillo celta Breogán, al que la historia relaciona con el origen del propio monumento y que en el “Libro de las Invasiones”, escrito por monjes irlandeses en el siglo Xll, aparece una leyenda que cuenta como Breogán fundó la ciudad de Brigantia, junto a la que construyó una gran torre. Una noche, Ith, su hijo, divisó desde la Torre las costas de Irlanda y decidió conquistarlas, pero fue asesinado. Su cuerpo fue devuelto a Brigantia y su hermano Mil, al frente de un gran ejército, llego a Irlanda, y tras vencer a sus pobladores, los Thuatha-De-Dannan, conquistó el país. Y las referencias al mundo del mar, a la navegación y a las rutas, que nos hablan de la vocación marinera del pueblo gallego.
Un Comentario
Laurine
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