El pabellón de la UNESCO en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP22) abrió sus puertas el 7 de noviembre con una serie de debates sobre las soluciones que los conocimientos indígenas pueden ofrecer para luchar contra el cambio climático y para mejorar apoyo a las comunidades indígenas
En el mundo, el total de población indígena supera los 400 millones de personas y la mayoría viven en territorios especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático.
Los pueblos indígenas de Europa del Norte, Siberia y Alaska, las comunidades trashumantes del Sahel o las comunidades insulares del Océano Pacífico, ya sufren sus efectos negativos. Frente a estos desafíos, las comunidades indígenas usan los conocimientos adquiridos a lo largo de generaciones para observar y reaccionar a los cambios climáticos.
Los representantes de estos pueblos presentaron las principales conclusiones de la Conferencia Internacional organizada por la UNESCO y el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS, Francia) para sostener los esfuerzos internacionales que tienen por objetivo implementar el Acuerdo sobre el Clima de París. Esta conferencia, que tuvo lugar del 2 al 3 de noviembre en Marrakech (Marruecos), puso el acento en el papel que los conocimientos indígenas y locales, sumados a la ciencia, pueden desempeñar en la observación y lucha contra los impactos de un clima cambiante.
La UNESCO ha reconocido desde hace tiempo que hay que juntar los valores conocimientos y soluciones de diferentes orígenes para hacer frente a los desafíos mundiales. “Los pueblos indígenas responden, innovan y se adaptan a este contexto de cambio, y su resistencia está arraigada en sus modos de vida y su solidaridad social”, ha subrayado la Subdirectora General de la UNESCO para Ciencias Naturales, Flavia Schlegel. “Estos pueblos encontrarán el camino, sin importar las dificultades, gracias a la confianza que tienen en sus culturas profundamente enraizadas, y a la fuerza de su poder de observación y conocimientos ancestrales e innovadores a la vez”.
La colaboración entre quienes tienen los conocimientos indígenas y la investigación científica convencional puede generar nuevos conocimientos que permitan actuar más eficazmente contra el cambio climático. Hay que comprender mejor las diferencias y similitudes entre los diferentes sistemas de conocimientos para facilitar la colaboración. Por ejemplo, los “samis” miden los fenómenos extremos en términos de ‘consecuencia’, mientras que el climatólogo lo evalúa más bien por la intensidad. Una serie de olas de calor y frío de baja intensidad que provoque una capa hielo sobre la nieve que impida que los renos accedan a los pastos, por ejemplo, será registrada por los Samis como un fenómeno extremo mientras que no lo será para los climatólogos.
Muy a menudos los expertos científicos pasan por alto las observaciones y conocimientos indígenas. En Etiopía, los pastores Afar tradicionalmente predicen el tiempo y el clima mediante la observación de las estrellas, el viento, el ganado, los insectos, los pájaros, los árboles y otros animales salvajes. Las diferentes informaciones que recogen son compartidas y analizadas por instituciones tradicionales que cruzan las diferentes fuentes de información.