Erigir los baluartes de la paz en la mente de los seres humanos – ese es el mandato general de la UNESCO. ¿Se trata de una misión imposible? No tiene por qué serlo
Por Poul Duedahl
Poul Duedahl, profesor de Historia de la Universidad de Aalborg (Dinamarca), encomia la repercusión de la UNESCO sobre las normas morales en los siete últimos decenios
“La UNESCO publicó un estudio en el que se afirmaba que los negros –entonces llamados ‘personas de color’– no eran inferiores y que no había diferencias genéticas fundamentales entre negros y blancos”, afirmó el reverendo Jesse Jackson en una conferencia sobre derechos humanos auspiciada en 2002 por la Biblioteca Presidencial J.F. Kennedy de Boston. “Nosotros emprendimos una gira por el Sur en la que pronunciamos discursos y mostramos el estudio que decía que los negros no éramos inferiores. Una organización internacional había examinado el tema y había llegado a la conclusión de que no éramos inferiores. Era una declaración importante”, añadió el célebre activista estadounidense de derechos civiles. “La UNESCO, un organismo mundial –no una escuela segregada del Sur, no un gobernador sureño, ni siquiera el presidente de Estados Unidos–; la UNESCO decía que no éramos inferiores”.
Este testimonio refleja la repercusión de una de las iniciativas de ‘ingeniería mental’ de la UNESCO orientada a combatir la desigualdad racial. Es cierto que aún hoy, 65 años después de la primera declaración de la UNESCO sobre el tema, titulada La cuestión racial, la humanidad sigue luchando contra el racismo y sus derivadas, pero resulta obvio que la condena moral de esa ideología, que con el apoyo de pruebas científicas la Organización ha difundido en el mundo entero desde 1950, no solo ha llegado a la población en general –o al menos, a muchos dirigentes– sino que también ha influido sobre esas personas.
Cómo logró la UNESCO que le prestaran atención
“Siempre que aparezca, cualquiera que sea la forma que asuma, el racismo es una fuerza maléfica y en la medida en que la UNESCO pueda matarlo mediante la difusión de la verdad, [esta Organización] contribuirá a reforzar el bien”, proclamaba el diario The New York Times en un artículo titulado “El mito de la raza”, publicado el 19 de julio de 1950. Pero la tarea de erradicar de la mente de un gran número de personas la idea de que hay razas superiores e inferiores requería algo más que la publicación de una declaración. Para lograr que le prestaran atención, la UNESCO llevó a cabo una campaña de amplio espectro, que repercutió en los medios de comunicación.
Ese mismo año, el texto La cuestión racial fue reproducido íntegramente en tres revistas y citado en 133 noticias, 62 artículos de fondo y ocho extensos reportajes publicados en distintos países. Además de estos artículos, archivados hoy en un inventario de recortes de prensa, se calculó entonces que se publicaron de 50 a 75 crónicas más a las que la UNESCO no tuvo acceso. La declaración también recibió alguna difusión por conducto radiofónico y mediante miles de copias impresas que se distribuyeron en el mundo entero.
Asimismo, El Correo de la UNESCO desempeñó una función esencial en la promoción de la condena moral al racismo. Ya en noviembre de 1949 la revista había publicado un análisis exhaustivo sobre La cuestión racial y el mundo democrático, en el que se anunciaba la preparación de una serie de folletos sobre asuntos raciales que se publicarían a partir de 1950. (Véase la selección de números y artículos sobre el racismo en el índice general de El Correo de la UNESCO).
Con el fin de alcanzar una audiencia más numerosa durante un periodo más prolongado, la UNESCO contrató a varios investigadores famosos para que escribieran sobre temas relativos a la raza y publicó diversos folletos, reunidos en tres series: The Race Question and Modern Science [La cuestión racial y la ciencia contemporánea], The Race Question and Modern Thought [La cuestión racial y el pensamiento moderno], y Race and Society [Raza y sociedad].
Pero pronto se comprobó que en la mayoría de los países los folletos no llegaban adecuadamente a la “gente de a pie”, en parte porque solo se publicaron en inglés y francés, y también porque eran difíciles de comprender. Para entender su contenido, era preciso que los lectores dispusieran al menos de una formación de nivel secundario alto y, además, la diagramación del texto no resultaba demasiado atractiva.
Hacia nuevos modos de pensar
No obstante, a principios del decenio de 1950 los folletos figuraron entre las publicaciones más vendidas de la UNESCO y representaron una fracción considerable de los nuevos títulos publicados en Estados Unidos en el ámbito de la antropología. A finales de esa década los textos se habían traducido a 13 lenguas, con una tirada total superior a los 300.000 ejemplares.
A largo plazo, los folletos influyeron en los sistemas nacionales de educación, porque eran trabajos de investigadores prestigiosos, sus ideas se debatieron y utilizaron en importantes publicaciones científicas y llegaron a ser un aporte periódico de publicaciones que al menos los antropólogos físicos estaban obligados a tener en cuenta.
A la par de estos folletos, entre 1950 y 1967 la UNESCO publicó cuatro declaraciones sobre la cuestión racial.
Por supuesto, toda esta labor tuvo consecuencias, aunque no siempre fueron las que la UNESCO habría esperado. Sudáfrica se retiró de la Organización en 1956, porque consideró que los folletos sobre el tema racial constituían una injerencia en sus asuntos internos. En Estados Unidos, algunas de las publicaciones recibieron acerbas críticas y en 1953 la ciudad de Los Ángeles decretó que ningún texto de la UNESCO podría usarse en el sistema de escuelas públicas, lo que generó cierta aprensión entre los gerentes escolares de todo el país, en lo relativo al uso pedagógico de cualquier material de la UNESCO, independientemente de su contenido.
Por otra parte, esos incidentes contribuyeron a sensibilizar a la población. Asimismo, a medida que un mayor número de casos relativos a la segregación llegaban al Tribunal Supremo de los Estados Unidos, el resultado del Programa de la UNESCO sobre la raza desempeñaba una función en la erradicación de la segregación racial aprobada por los Estados. En las décadas de 1950 y 1960, varios especialistas vinculados a la UNESCO y su Programa sobre la raza fueron convocados como testigos a título de expertos. Por ejemplo, en 1967 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos declaró que las leyes que prohibían el matrimonio interracial eran inconstitucionales.
No cabe duda de que las declaraciones de la UNESCO sobre la cuestión racial y la autoridad con que se formularon ejercieron cierta influencia psicológica y despejaron el camino hacia nuevos modos de pensar.
Descubra también la selección de números y artículos dedicados a la lucha contra el racismo.
Poul Duedahl
Profesor de Historia en el Departamento de Cultura y Estudios Mundiales de la Universidad de Aalborg (Dinamarca), Poul Duedahl dirige el proyecto Historia Mundial de la UNESCO y es el editor del volumen A History of UNESCO: Global Actions and Impacts, publicado por Palgrave Macmillan en 2016, en el que reconocidos historiadores examinan la ruta seguida por iniciativas específicas de la Organización, del centro a la periferia –es decir, de la Sede de la UNESCO en París a los Estados Miembros– con el fin de evaluar la repercusión mundial de la Organización desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días.
“Reproducido del Correo de la UNESCO” Julio – Agosto 1950