«Lo que impulsa la acción climática en los países y, en gran medida, en el Banco Mundial es el reconocimiento de los beneficios económicos y sociales que conlleva actuar ahora en lugar de esperar», afirmó John Roome, director de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial para la región de Asia meridional
Acción climática: factor catalizador del cambio
En 2016, el huracán Matthew, de categoría 4, tocó tierra en Haití, uno de los países más pobres del mundo, que ya llevaba décadas de conmoción política y pobreza, y había sufrido el embate de un terremoto devastador. El huracán afectó a más de 2 millones de personas y dejó más de 500 muertos y 175 000 desplazados.
“En los últimos años hemos visto que estos acontecimientos son más frecuentes y más violentos como consecuencia del cambio climático”, afirmó Jerry Chandler, cirujano y especialista en desastres, titular de la Dirección de Protección Civil, el organismo de gestión de desastres de Haití.
En agosto de 2020, Haití y la vecina República Dominicana sufrieron el embate de la tormenta tropical Laura, que provocó más muertes y puso en movimiento a las brigadas de voluntarios de Haití.
Este país está reforzando sus sistemas nacionales de reducción de riesgos y respuesta ante desastres, aunque según Chandler se necesitan más recursos. Se encuentran ya en ejecución proyectos para mejorar la calidad de los datos meteorológicos y desarrollar un sistema nacional de alerta temprana (i), y se lleva adelante una campaña nacional de comunicación con el objetivo de generar conciencia acerca de los procedimientos que deben seguirse en caso de emergencia.
“La gente necesita saber exactamente a qué se enfrenta para poder acomodar y adaptar su vida”, dijo Chandler.
Confrontar la COVID-19 y el clima: desafíos de desarrollo sin precedentes
Al igual que Haití, los países de todo el mundo enfrentan riesgos climáticos crecientes incluso en momentos en que deben lidiar con el coronavirus.
La pandemia aún en curso ha provocado graves consecuencias para la salud mundial y podría empujar a unos 100 millones de personas a la pobreza extrema. En respuesta a esta situación, el Grupo Banco Mundial (GBM) ha proporcionado ayuda de emergencia a 100 países en desarrollo mediante un mecanismo de desembolso rápido, y podrá entregar un máximo de USD 160 000 millones hasta 2021.
Al mismo tiempo, la institución mantiene su compromiso de abordar el cambio climático, que representa otra grave amenaza, en particular para las personas más pobres y vulnerables.
Inmediatamente después que el mundo se congregara para establecer el histórico Acuerdo de París referido al cambio climático, el GBM dio a conocer su ambicioso Plan de Acción sobre el Cambio Climático (PDF, en inglés) con el objetivo de intensificar el apoyo financiero y técnico a los países en desarrollo para ampliar la acción climática.
En ese plan, el GBM se comprometía a incrementar la proporción del financiamiento que se destina a iniciativas climáticas y llevarla del 20 % del total en 2016 al 28 % para 2020. Esta meta se superó en cada uno de los tres últimos años. En total, desde que se puso en marcha el Plan de Acción, el GBM ha proporcionado más de USD 83 000 millones en financiamiento para el clima.
A continuación, se presentan cinco conclusiones iniciales (enseñanzas extraídas del Plan de Acción) sobre aspectos fundamentales de los esfuerzos por ayudar a los países clientes a abordar el cambio climático y a la vez colaborar con ellos para una recuperación sostenible tras la pandemia.
1. Integrar el cambio climático en los proyectos y las estrategias
Como resultado del Plan de Acción, todos los nuevos proyectos del Banco se someten a un estudio inicial para determinar el riesgo climático. Asimismo, en todas las etapas del diseño de los proyectos se tienen en cuenta las consideraciones referidas al cambio climático, las cuales se han incorporado también en el 100 % de las estrategias de desarrollo plurianuales elaboradas por el Banco junto con los países socios en desarrollo.
«Esta incorporación del tema del clima en todo lo que hacemos es lo que verdaderamente cambia las cosas», sostuvo Stephane Hallegatte, economista principal del Grupo de Cambio Climático del Banco Mundial. «Permite poner sobre el tapete de manera sistemática el desarrollo con perspectiva climática y ayuda a nuestros clientes a destrabar las oportunidades para implementar un desarrollo resiliente y con bajos niveles de emisión de carbono».
Es importante señalar que el apoyo del Banco se ha extendido más allá de los sectores tradicionalmente identificados con la acción climática (energía, agricultura y medio ambiente) y se ha ampliado la gama del desarrollo inteligente desde el punto de vista climático para abarcar también otros proyectos, entre ellos, una iniciativa que combina la mejora del desarrollo digital y la resiliencia climática en Bangladesh, una que integra el clima en la presupuestación fiscal y la planificación macroeconómica en Filipinas, y un proyecto de mejora de la eficiencia energética y el consumo de agua en el sistema de salud de Egipto.
2. Restablecer los paisajes y mejorar las prácticas de uso de la tierra
En vista de que más de 4000 millones de personas viven en regiones afectadas con frecuencia por estrés hídrico, el GBM ha establecido como prioridad promover el uso climáticamente inteligente de la tierra con el fin de mejorar la seguridad alimentaria y proteger los recursos naturales.
«Vemos claramente que los sistemas alimentarios de África en general están en peligro», afirmó Simeon Ehui, director de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial para África occidental y central. «Hablamos de 277 millones de personas que padecen desnutrición en África. Y uno de los factores clave que provocan esta situación es el cambio climático. Tenemos que poder hacer algo al respecto».
Una proporción cada vez mayor de los proyectos agrícolas muestran un planteamiento inteligente respecto del clima: buscan incrementar la productividad y la resiliencia, y reducir a la vez las emisiones de gases de efecto invernadero. Asimismo, se han implementado diversas soluciones a gran escala que han generado beneficios para millones de personas: en Maharashtra (India), 7 millones de agricultores reciben capacitación sobre fertilidad de los suelos y manejo de los recursos hídricos, selección de variedades de cultivos y calidad de las semillas, y prácticas orgánicas de bajo costo.
«No queda otra alternativa más que tener en cuenta el clima en la recuperación posterior a la COVID-19», indicó Ayat Soliman, directora de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial para la región de Oriente Medio y Norte de África, donde mediante diversos proyectos se están recuperando oasis y medios de subsistencia, y se genera resiliencia frente a las sequías y las inundaciones.
«El patrón de la recuperación es muy importante: no debe provocar mayor exclusión ni exacerbar los riesgos para ciertos grupos que ya se ven fuertemente afectados».
3. Proteger a los grupos vulnerables de las crisis climáticas
«No hay duda de que la disrupción provocada por la COVID-19 pone de relieve la importancia de protegerse contra los riesgos ambientales que pueden generar impactos graves y sistemáticos en la economía. Asimismo, brinda la oportunidad de repensar qué es más importante para la calidad de vida», afirmó Benoit Bosquet, director de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial para la región de Asia oriental y el Pacífico.
A través del Plan de Acción, el GBM ha ayudado a los países a reducir el riesgo de desastres con una combinación de medidas dirigidas a generar mayor resiliencia en las personas, las infraestructuras y las economías, que resultarán esenciales a medida que se incrementen los impactos climáticos y pueden reducir significativamente el número de muertes.
En las islas del Pacífico, después de sufrir el embate de los ciclones a comienzos de este año, Tuvalu y Vanuatu accedieron rápidamente a fondos de emergencia a través de un nuevo instrumento denominado opción de giro diferido ante el riesgo de catástrofe (PDF, en inglés).
«Muchos de los sistemas que establecemos para hacer frente (en la mayoría de los casos) a los acontecimientos climáticos fueron los mismos tipos de sistemas de respuesta ante emergencias que resultaron útiles para que los Gobiernos pudieran organizarse y responder a la pandemia», señaló Anna Wellenstein, directora de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial para la región de América Latina y el Caribe.
Estos sistemas incluyen mecanismos de «protección social adaptable» o redes de protección social que pueden ampliarse con rapidez en caso de una crisis de gran magnitud, como cuando se produce un ciclón o una sequía. En Mozambique, por ejemplo, se amplió una red de protección social ya existente a fin de incluir a 115 000 hogares adicionales que se vieron afectados por los ciclones Idai y Kenneth en 2019.
«El Banco Mundial ha ayudado a países de ingreso bajo de todo el mundo a desarrollar sus propias redes de protección social y dotarlas de mayor capacidad de respuesta frente a las crisis, de modo que estén mejor preparadas en esos casos», indicó Michal Rutkowski, director mundial de Protección Social y Empleo del Banco Mundial. «Estos tipos de sistemas pueden ampliarse durante las crisis y ajustarse para satisfacer nuevas necesidades».
Durante la pandemia, los países que cuentan con sistemas sólidos de protección social han podido ampliar el apoyo a la población afectada con mayor rapidez y eficacia.
4. Promover el cambio hacia una energía con niveles más bajos de emisión de carbono y a la vez ampliar el acceso
El GBM dio prioridad a las inversiones en energía renovable y eficiencia energética como elemento clave para ayudar a los países clientes a reducir las emisiones. Respaldó algunos de los proyectos de energía solar más importantes del mundo y se unió a los fondos de inversión en el clima para apoyar la planta de energía solar concentrada de Noor, en Marruecos, una de las pocas en el mundo que utilizan esta tecnología de avanzada para almacenar energía solar. El GBM también brindó asistencia para el parque solar BenBan, en Egipto, y el Parque Solar Ultra Mega de India, que contribuye a abastecer de electricidad al metro de Nueva Delhi, situado a unos 800 kilómetros de distancia.
«Es clave que comencemos a entender el clima como una oportunidad», sostuvo Alzbeta Klein, directora del Departamento de Fomento de Operaciones Climáticas de IFC. «A partir de los datos empíricos y de trabajos anteriores, sabemos que muchas tecnologías renovables generan una cantidad considerable de empleos. En la recuperación posterior a la pandemia, los países tienen la oportunidad de respaldar los empleos que es necesario crear para emprender los caminos con bajos niveles de emisión de carbono del futuro».
La energía solar sin conexión a la red ha llegado a millones de personas, principalmente en Asia meridional y en África, y puede convertirse en el medio principal para que el 40 % de los africanos acceda a la energía, según afirmó Riccardo Puliti, director superior de Infraestructura del Banco Mundial para la región de África al sur del Sahara.
El programa Iluminación para el Mundo del GBM ha permitido desarrollar un mercado internacional para la electricidad sin conexión a la red a través del cual, en la actualidad, se respalda un sector de USD 1000 millones al año que brinda acceso a la energía eléctrica a más de 150 millones de personas.
«Nuestra meta es duplicar el acceso a la energía para fines de la próxima década y lograr que África sea el continente más respetuoso del clima. En los últimos cuatro años, nuestros proyectos han permitido incorporar unos 1000 megavatios adicionales de electricidad ecológica y respetuosa del clima a través de instalaciones geotérmicas, solares e hidroeléctricas, y todavía habrá más», señaló Thomas O’Brien, asesor superior en relación con la próxima generación del Plan de Negocios para África relativo al Clima.
5. Cambiar a medios de transporte con niveles más bajos de emisión de carbono
Dado que el transporte genera la cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas con la energía en todo el mundo, el Banco ayuda a sus clientes a invertir en sistemas de transporte público y trasladar el tráfico de carga de las carreteras a las vías férreas y, cuando sea posible, a las navegables, que presentan el valor más bajo de emisiones por kilómetro.
El Banco respalda un corredor ferroviario destinado exclusivamente al transporte de carga entre las megaciudades de Nueva Delhi y Calcuta, y tiene previsto brindar apoyo para el transporte de carga y de pasajeros por vías navegables en Bangladesh, India y Nepal, según indicó Guangzhe Chen, director de Infraestructura del Banco Mundial para Asia meridional.
En América Latina y el Caribe, la revolución en la tecnología de baterías hace viable el uso de autobuses eléctricos alimentados a baterías, señaló Franz R. Drees-Gross, director de Infraestructura del Banco Mundial para la región.
En Europa y Asia central, donde la intensidad energética es elevada, se ha buscado pasar del transporte de carga en camiones al ferrocarril, incrementar la eficiencia energética de los edificios públicos y privados, e incorporar energías renovables al tiempo que se reduce el uso de carbón, explicó Lucio Monari, director de Infraestructura del Banco Mundial para dicha región.
Por otro lado, a medida que los países se embarcan en un camino con energías y transporte menos contaminantes, deben pensar detenidamente cómo garantizarán una transición justa para las comunidades que dependen de los combustibles fósiles. «Para que la transición resulte exitosa, deberemos encontrar formas de mitigar el impacto que tendrá en las personas que trabajan en la economía del carbón», dijo Ranjit Lamech, director de Infraestructura del Banco Mundial para la región de Asia oriental y el Pacífico.
Este tipo de políticas también puede complementar las herramientas que se utilizan para fijar precios al carbono: en 2020, 61 países cuentan ya con iniciativas que implican establecer precios para el carbono o tienen previsto implementarlas.
Plan de Acción sobre el Cambio Climático 2.0
Los resultados del plan recientemente finalizado muestran con claridad el liderazgo del GBM en el área de la acción climática. El próximo Plan de Acción sobre el Cambio Climático (2020-25), ya en curso, tiene como objetivo intensificar el apoyo a los países a fin de que encaren iniciativas climáticas ambiciosas. Para esto, se incrementará el financiamiento destinado a medidas de adaptación y se respaldará una mayor acción climática sistémica en el nivel nacional.
Poner esto en práctica en un momento en que los países también deben lidiar con las consecuencias económicas de la COVID-19 implica buscar intervenciones que puedan lograr objetivos tanto a corto plazo (como el empleo y el crecimiento económico) como a largo plazo, tales como la descarbonización o el incremento de la adaptación y la resiliencia, de modo de ayudar a los países clientes a diseñar una recuperación sostenible.
A partir de sus conocimientos operacionales y técnicos especializados, y de sus recursos financieros (lo que incluye la implementación exitosa del primer Plan de Acción sobre el Cambio Climático), el GBM ampliará sus esfuerzos, por ejemplo, para ir más allá de los sectores tradicionalmente relacionados con el clima y asegurarse de que las medidas climáticas previas sean parte esencial del plan de recuperación económica posterior a la pandemia. Así podrá generar cambios sistémicos esenciales en los países clientes que abarquen la totalidad de sus economías, y contribuir a establecer hoy caminos de desarrollo que abran paso en las próximas décadas a beneficios resilientes y con bajos niveles de emisión de carbono.
«Para los que trabajamos en el área del desarrollo desde hace muchos años, está claro que el cambio climático podría echar por tierra los logros que hemos conseguido con tanto esfuerzo», señaló Bernice Van Bronkhorst, directora mundial de Cambio Climático. «Esta es una oportunidad única para ayudar a los clientes a que actúen en el área del clima y al hacerlo obtengan también los beneficios de disponer de aire y agua más limpios, océanos más saludables, ciudades más resilientes y sistemas agrícolas y de producción de alimentos más sostenibles. Estamos decididos a lograrlo».