Los largos meses sin lluvia en esa zona del este del continente africano han arrasado con los cultivos y el ganado, forzando a la población a desplazarse en busca de comida y agua
Tres agencias de la ONU advierten de la amenaza de hambruna en la región y piden fondos para mitigar la catástrofe.
Tras cuatro temporadas de lluvias fallidas, “una amenaza de hambruna se cierne sobre el Cuerno de África”, alertaron tres organismos especializados de la ONU, añadiendo que “la situación podría empeorar debido a la perspectiva sin precedentes de una quinta temporada mala de lluvias entre octubre y diciembre”.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO) explicaron que los prolongados meses de sequía en el Cuerno de África han arrasado los cultivos y el ganado, obligando a muchas personas a abandonar sus hogares en busca de agua y alimentos.
La sequía extrema es generalizada y persistente, y afecta sobre todo a Somalia, las tierras áridas y semiáridas de Kenia, y las zonas de pastoreo de Etiopía, que reciben escasas precipitaciones.
Según las agencias, las cuatro temporadas consecutivas de lluvias fallidas han convertido la situación en un evento climático que no se había registrado desde hacía al menos 40 años.
Pronósticos sombríos
Los últimos pronósticos estacionales a largo plazo indican que son muy altas las probabilidades de que la temporada de lluvias de octubre a diciembre también sea seca.
“Si estos pronósticos se materializan, la emergencia humanitaria en la región, de por sí grave, se agravará aún más”, advirtieron los organismos.
Según las previsiones de la OMM, es probable que la temporada de lluvias de 2022, de marzo a mayo, sea “la más seca que se haya registrado, devastando los medios de vida y provocando un fuerte aumento de la inseguridad alimentaria, hídrica y nutricional”.
Millones en situación de hambre
El Grupo de Trabajo sobre Seguridad Alimentaria y Nutrición estima que 16,7 millones de personas se enfrentan actualmente a una inseguridad alimentaria aguda alta. Según la ONU, esta cifra podría ascender a 20 millones de personas para el próximo mes de septiembre.
En Somalia, los análisis realizados en abril pasado revelaron una amenaza de hambruna e indicaron que más de 80.000 personas sufrían ya hambre extrema, una señal de desastre. Además, en Kenia y Somalia, casi 2,5 millones de personas se encuentran en situación de emergencia. Tanto las emergencias como los desastres están asociados con una mayor mortalidad.
Etiopía, Somalia y Kenia también observaron números significativamente más altos de niños con desnutrición grave, ingresados para recibir tratamiento en el primer trimestre de este año en comparación con años anteriores. Más de un millón de personas han sido desplazadas en Somalia y el sur de Etiopía.
Asimismo, la ONU estima que 3,6 millones de cabezas de ganado murieron en Kenia y Etiopía. En las zonas más afectadas de Somalia, uno de cada tres animales ha muerto desde mediados de 2021.
Los conflictos y la inflación intensifican la crisis
La inseguridad alimentaria y la desnutrición aguda se han acentuado debido a diversos factores que se han sumado a la sequía, como los conflictos y la inseguridad, el aumento de los precios mundiales de los combustibles, los alimentos y los fertilizantes, los desafíos macroeconómicos y la pandemia de la COVID-19.
Según la ONU, los déficits de agua se han exacerbado con las muy altas temperaturas atmosféricas, que continuarían durante la estación seca de junio a septiembre.
En las zonas de cultivo, las cosechas volverán a estar muy por debajo de la media, lo que provocará una dependencia prolongada de los víveres que se ofrezcan en los mercados, pero las familias tendrán un acceso limitado a los alimentos debido a los altos precios de los productos básicos.
Se precisan recursos y acciones inmediatas
La OMM, la FAO y el PMA temen que esto conduzca a un mayor deterioro de la ya catastrófica situación de seguridad alimentaria y desnutrición en 2023.
“Independientemente de las lluvias entre octubre y diciembre, las condiciones no se recuperarán lo suficientemente rápido como para que la seguridad alimentaria mejore antes de mediados de 2023”, enfatizaron.
En estas condiciones, “es necesaria una rápida intensificación de las acciones inmediatas para salvar vidas y evitar el hambre y la muerte”, concluyeron los organismos, instando a un aumento urgente de la respuesta financiera a esta región para mitigar la grave emergencia alimentaria, incluido el riesgo de hambruna en Somalia.