El Mediterráneo, un mar semicerrado y un destino turístico mundial, es particularmente vulnerable a los plásticos que representan una amenaza para las especies y los ecosistemas mediterráneos, así como para la salud humana
Mientras el mundo entero celebraba el Día Mundial del Medio Ambiente el 5 de junio, la UpM insta a todos los interesados a tomar medidas urgentes para preservar el frágil ecosistema del Mediterráneo.
El Mediterráneo, que representa el 1% de las aguas del mundo, pero concentra el 7% de todos los microplásticos, está contaminado con 570.000 toneladas de residuos plásticos al año, el equivalente a más de 50 torres Eiffel cada año.
Además, suponiendo que las cosas sigan como de costumbre, el volumen anual de plástico derramado podría cuadriplicarse para 2050.
La escala del problema exige compromisos y acciones regionales inmediatos, desde la fuente hasta el mar, para lograr la muy necesaria reducción de los desechos generados en tierra a largo plazo.
En los últimos días, la UpM ha dado su apoyo oficial al proyecto TouMaLi, que contribuye a la reducción de los flujos de residuos en el mar generados por el turismo al tiempo que fomenta soluciones de economía circular como la reducción y reutilización de residuos ineludibles en Marruecos, Túnez y Egipto.
El proyecto apoyado por la UpM, Plastic Busters, ha estado en curso desde 2013 y tiene como objetivo seguir investigando los orígenes de los plásticos marinos para proporcionar recomendaciones de políticas a los países de la UpM y, al mismo tiempo, sensibilizar a la sociedad civil.
El proyecto hace hincapié en la necesidad de abordar con urgencia los plásticos de un solo uso, que representan 8 de cada 10 desechos plásticos que se encuentran en el Mediterráneo. El proyecto analizó más de 4 áreas marinas protegidas en el Mediterráneo y 40 especies, encontrando rastros de estos desechos no solo en la superficie y en el fondo marino, sino también en los sistemas digestivos de muchos organismos acuáticos, desde tortugas marinas hasta ballenas pasando por moluscos.
Además, el proyecto creó una plataforma digital para compartir datos sobre basura marina en todo el Mediterráneo. 250 profesionales y particulares han sido formados en la gestión de los residuos vertidos al mar, y 30 municipios se han implicado en una red de municipios costeros que luchan contra la basura marina.
También se han publicado informes con recomendaciones de políticas y mejores prácticas para mejorar la gestión y la gobernanza de los desechos marinos. Actualmente, 50 organizaciones de la sociedad civil participan en campañas de limpieza de playas.
El secretario general de la UpM, Nasser Kamel, subraya que la lucha contra la contaminación plástica debe estar en el centro de la agenda política de la región, porque “mata la fauna acuática, daña los sistemas naturales y contamina las cadenas alimentarias marinas. Al ser el Mediterráneo un mar cerrado, cualquier impacto ambiental en el norte tiene consecuencias en el sur y viceversa. La UpM cree firmemente que una reducción efectiva de la basura marina en el Mediterráneo solo puede lograrse mediante esfuerzos colectivos y la cooperación entre todos los países mediterráneos y la sociedad civil.»
El secretario general adjunto de Agua, Medio Ambiente y Economía Azul de la UpM, Almotaz Abadi, dice: “La UpM está actuando en tres niveles para abordar los residuos plásticos y proteger el Mediterráneo. En primer lugar, como plataforma política a través de sus Estados miembros, que adoptaron dos ambiciosas declaraciones ministeriales sobre medio ambiente y acción por el clima y sobre la economía azul sostenible en 2021. En segundo lugar, impulsando un diálogo político mediterráneo para armonizar y reforzar las normas y actuaciones ambientales. Y en tercer lugar, estableciendo alianzas operativas, así como apoyando y brindando asistencia técnica a proyectos regionales como la iniciativa Plastic Busters o el proyecto TouMali.»
Marco político de la UpM
Los Estados miembros de la UpM adoptaron una ambiciosa Declaración Ministerial sobre Medio Ambiente y Acción Climática en octubre de 2021, en la que pedían el establecimiento de un mecanismo específico y estructurado para la coordinación y el seguimiento de iniciativas, programas y proyectos gestionados regionalmente. El objetivo es crear una convergencia política y operativa y maximizar los resultados a través de la Agenda 2030 de la UpM para un Mediterráneo más verde y la Hoja de ruta de la UpM para la acción climática.
La UpM, a través de su condición de observador en las Naciones Unidas, participó activamente en la segunda sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-2), encomendado por la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en febrero de 2022 para desarrollar un instrumento internacional legalmente vinculante sobre la contaminación plástica, incluso en el medio marino. La sesión tuvo lugar del 29 de mayo al 2 de junio de 2023 en París, Francia.
La UpM, en colaboración con países socios como Egipto, Jordania y Marruecos, e instituciones financieras internacionales (IFI) como el BEI y el BERD, con el apoyo de España, Suecia, ‘AFD, KFW y DG Mare, estableció la asociación Blue Med como un vector financiero estratégico para fortalecer las inversiones en áreas prioritarias de la economía azul. Estos incluyen abordar la basura marina, los desechos sólidos y otros subsectores de la economía azul.