Finalista XXVI PREMIOS MAX ARTES ESCÉNICAS. Mejor coreografía de la edición 2023. Premio de la crítica – Mejor Espectáculo de Danza de la edición 2023 del Festival de Jerez
El reconocimiento unánime internacional a Nacida sombra (2017) y Ariadna Al hilo de mito (2020), llevaron nuevamente y de forma natural a la estrecha colaboración entre la coreógrafa y directora Rafaela Carrasco y el dramaturgo y poeta Álvaro Tato.
Ellos, junto a un equipo a la medida de esta nueva propuesta, comparten este proceso creativo, ‘Nocturna’, que lleva la música y el baile flamenco a un nuevo territorio de exploración y búsqueda, y que ahora llega al Teatro de la Zarzuela de Madrid donde se presentará el sábado 26 de octubre (19h30) y el domingo 27 (18h00).
Un piano. Una voz. Cuerpos en movimiento. Un viaje insomne del ocaso al amanecer para evocar los misterios del sentimiento, la conciencia y la memoria.
Eso es Nocturna. A través de las palabras y los cuerpos, plantea una exploración dancística, musical y poética en torno a los grandes motivos y contradicciones que genera la noche vista desde la lucidez y la alucinación de quien vela, de quien vive el insomnio: la ensoñación contra la pesadilla, el subconsciente contra el pensamiento, la fiesta contra la calma… Sin olvidarnos de la noche como experiencia mística, como camino visionario, y su contrario: la noche como juego, como ritual lúdico de confusión de identidades.
Nocturna se compone de piezas cortas
Rafaela Carrasco, ha comentado: La banda sonora de esta propuesta nos lleva a una creación totalmente novedosa en nuestra trayectoria coreográfica, ya que supone una exploración de sonidos y desarrollos de distinta índole con respecto al piano como instrumento.
Con el punto de partida del aria y de diversos fragmentos de las Variaciones Goldberg de Johann Sebastián Bach (una pieza emblemática del Barroco, de enigmática belleza, concebida en su origen para propiciar el sueño) y el desarrollo de temas especialmente compuestos para la obra, el espacio sonoro se presenta como una entidad que cobra una personalidad y una presencia primordial en el desarrollo de la obra; un trabajo en torno a distintos planos sonoros, en busca de la calma o el desconcierto a través no solo de la creación musical sino de la propuesta de escucha para el espectador.
La sonoridad de este trabajo se desarrollará con música grabada y cante flamenco en directo, que interpretará poemas dedicados a la noche y nos guiará por los diferentes estados y emociones. Los silencios adquieren una presencia fundamental en esta obra.
En escena las bailarinas desarrollarán evoluciones conjuntas y trabajarán su soledad. También compartirán sus inquietudes desde la libertad de participar del otro.
El grupo, como ente, estará en un espacio abierto y vivo. El vació más denso o el ruido más abrumador de la noche. La noche que vivimos…
NOCTURNIDAD Y POESÍA
Álvaro Tato, ha dicho: La dramaturgia de Nocturna se estructura a partir de los textos de la Insomne, un personaje simbólico que desde su voz en off anota en su diario el largo viaje noche adentro: los rituales infructuosos, los ciclos de la memoria y la obsesión, el abandono a la alucinación y la pesadilla, la calma serena del alba. Las palabras, en variación constante, como el motivo recurrente de las Goldberg de Bach, van permutando los símbolos de la noche cotidiana.
En contraste con esta voz, las coplas flamencas de Nocturna funcionan como diminutos poemas cantados que hunden sus raíces en los motivos populares de la representación nocturna: los espacios desiertos, las sombras, la intemperie profunda, el viaje al bosque de nuestro interior desconocido donde acechan las sombras, peligros y dilemas de la identidad.
La inspiración de las coplas parte, por supuesto, de la tradición flamenca, pero también de la poesía que ha recurrido a la noche y sus metáforas, desde los poetas de cancionero hasta las letrillas barrocas de Lope de Vega o Luis de Góngora; sin olvidar, claro, la influencia de la poesía mística de san Juan de la Cruz y sor Juana Inés de la Cruz, entre otros, y la noche misteriosa erigida como un símbolo de los poetas románticos y modernistas desde Gustavo Adolfo Bécquer hasta Antonio Machado, desde Rosalía de Castro hasta Juan Ramón Jiménez.
La noche personificada como deidad terrible o protectora, como dama advenediza o como vengadora tenebrosa, o bien como pasaje de la senda mística; la noche como senda vaga y ambigua entre el amor y la muerte; la noche poliédrica del delirio, el disparate y la ilusión; la noche como colisión entre insomnio, pesadilla y sueño.
De este modo, los textos y versos enhebran una obra en perpetuo movimiento. A lo largo de una noche sin dormir, desde la puesta de sol hasta el amanecer, nuestra palabra danza.