`Real Fábrica de Tapices. Más de 300 años de Historia ininterrumpida´ incluye cerca de 100 piezas, entre ellas, un cartón de Cristóbal Colón arrodillado ante los Reyes Católicos, figuras clave en la Historia de Granada
Presidido por el general Antonio Ruiz Benítez, la secretaria general del Patronato de la Alhambra y Generalife, María Belen Jiménez Borrego, y el director general de la Real Fábrica de Tapices (RFT), Alejandro Klecker de Elizalde, se ha inaugurado la exposición `Real Fábrica de Tapices. Más de 300 años de Historia ininterrumpida´ en la Sala de Exposiciones Temporales del Palacio de Carlos V. Durante sus intervenciones, ambos han aludido a la herencia hispano musulmana en la cultura de España.
En este sentido, María Belén Jiménez Borrego, ha declarado: “Esta exposición nos permite admirar no sólo la belleza y el arte de los tapices y las alfombras que han sido creados a lo largo de tres siglos, sino que también nos invita a reflexionar sobre el gran legado, tanto cultural como histórico que la Real Fábrica de Tapices ha dejado en nuestro país. “
Por su parte, Alejandro Klecker de Elizalde ha explicado que, “Casi el 100% de nuestra actividad tiene origen andaluz. Y con esa herencia hispanomusulmana es con la que seguimos fabricando nuestras alfombras y tapices.” También ha aludido a la vinculación de la Real Fábrica de Tapices con el legado hispano musulmán, “tanto por los materiales que se emplean en la fabricación de alfombras y tapices: lino, lana merina, algodón y seda; como por las plantas que se utilizaban para teñir los tejidos. E incluso, por las técnicas de elaboración textil utilizadas actualmente en la RFT, como el nudo español.”
Durante el acto, se ha recordado el compromiso del Instituto de Historia y Cultura Militar para divulgar conjuntamente con la Real Fábrica de Tapices un patrimonio textil común.
Tras estas intervenciones, el director general de la RFT y la comisaria de la exposición, Raquel Martín Ayuso, han ofrecido un recorrido guiado a los invitados.
`Real Fábrica de Tapices. Más de 300 años de Historia ininterrumpida´ es una exposición itinerante que ya se ha exhibido en otras ciudades como Baeza, Santander, Zaragoza, Valencia y Ceuta.
En cada una de ellas se ha hecho una alusión especial a su Historia. La singularidad de Granada es la incorporación de un cartón para tapiz que presenta a Cristóbal Colón arrodillado ante los Reyes Católicos, que fueron figuras clave en la Conquista de Granada. Junto a un manuscrito con la firma autógrafa de estos Reyes, cedido por el Ejército de Tierra. También, fotografías de telas nazaríes, cedidas por el Museo Lázaro Galdiano, y una selección de las plantas que se utilizaban para teñir dichas telas, como el azafrán.
Por último, habrá un apartado de piezas prestadas por unidades militares del Cuerpo de Caballería: Un repostero con el emblema de la Academia de Caballería, una alfombra con emblemas de las cuatro Órdenes de Caballería y mantas de montura. Asimismo, la exposición incorpora otras piezas de la colección de la Real Fábrica de Tapices, como: tapices, alfombras, reposteros documentación gráfica del archivo histórico de la RFT, utensilios para fabricación y restauración de textiles, fotografías y material divulgativo.
La exposición, que podrá visitarse de 10 a 14h y de 16 a 20h de lunes a domingo hasta el próximo 18 de mayo, ha contado con la colaboración del Ejército de Tierra, el Museo Lázaro Galdiano, la Junta de Andalucía y la Asociación de Amigos del Instituto de Historia y Cultura Militar.
Paralelamente a la muestra, se celebrará un ciclo de conferencias y talleres que complementarán el discurso museográfico de la exposición.
Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984 con extensión en 1994 bajo los criterios (i) (iii) y (iv)-
Elevándose sobre la moderna ciudad baja, la Alhambra y el Albaycín, situados en dos colinas adyacentes, conforman la parte medieval de Granada. Al este de la fortaleza y residencia de la Alhambra se encuentran los magníficos jardines del Generalife, antigua residencia rural de los emires que gobernaron esta zona de España en los siglos XIII y XIV. El barrio residencial del Albaycín es un rico legado de arquitectura vernácula morisca, en el que se integra armoniosamente la arquitectura tradicional andaluza.
Valor Universal Excepcional
El conjunto de la Alhambra, el Generalife y el Albaicín, Granada, se alza sobre dos colinas adyacentes, separadas por el río Darro. Elevándose sobre la actual ciudad baja, la Alhambra y el Albaicín conforman la parte medieval de la ciudad de Granada, que conserva restos del antiguo barrio árabe. Estos componentes representan dos realidades complementarias y ejemplos de conjuntos urbanos medievales: el barrio residencial del Albaicín y la ciudad palatina de la Alhambra. Al este de la fortaleza y residencia de la Alhambra se encuentran los jardines del Generalife, un ejemplo de residencia rural de los emires, construidos durante los siglos XIII y XIV.
La Alhambra, con su ocupación continua a lo largo del tiempo, es actualmente la única ciudad palatina conservada del periodo islámico. Constituye el mejor ejemplo del arte nazarí en su arquitectura y decoración. El Jardín del Generalife y sus huertos representan una de las pocas zonas medievales de productividad agrícola. Estos palacios fueron posibles gracias a la ingeniería de riego existente en Al-Ándalus, bien arraigada en la Alhambra y el Generalife, con elementos tecnológicos conocidos y estudiados por los arqueólogos. Esto constituyó un verdadero sistema urbano que integraba arquitectura y paisaje, y extendía su influencia al entorno con jardines e infraestructuras hidráulicas únicas.
El barrio residencial del Albaicín, que constituye el origen de la ciudad de Granada, es un rico legado de urbanismo y arquitectura árabe, en el que coexisten armoniosamente edificios nazaríes y construcciones de tradición cristiana. Gran parte de su importancia reside en el trazado urbano medieval, con sus calles estrechas y pequeñas plazas, y en las casas relativamente modestas de estilo árabe y andaluz que las bordean. Sin embargo, existen algunos recordatorios más imponentes de su prosperidad pasada. Hoy en día, es uno de los mejores ejemplos de urbanismo árabe, enriquecido con las contribuciones cristianas del Renacimiento y el Barroco españoles al diseño islámico de las calles.
Criterio (i):La Alhambra y el Generalife contienen todas las técnicas artísticas conocidas del mundo hispanomusulmán, basándose en un sistema proporcional que fundamenta todos los desarrollos decorativos y constructivos, con especial énfasis en el valor estético que representa el uso inteligente del agua y la vegetación. Junto a esta tradición, desde 1492 la Casa Real ha recibido las propuestas más avanzadas en cuanto a arquitectura palaciega y poliorcénica, y artes plásticas del humanismo occidental.
El barrio del Albaicín es el ejemplo mejor conservado de una ciudad hispanomusulmana en el sur de España, especialmente formada durante la dinastía Nazarí. El Albaicín, enriquecido con las aportaciones del Renacimiento cristiano y la cultura barroca española, es una excepcional y armoniosa fusión de dos tradiciones, creando una forma y un estilo únicos y especiales.
Criterio (iii): El desarrollo de los materiales empleados en la Alhambra y el Generalife es singular, en particular el uso del yeso, la madera y la cerámica como elementos decorativos. Junto con el uso de la epigrafía árabe, las construcciones se transformaron en un conjunto de «arquitectura parlante», cuyo contenido se relaciona con el mundo religioso, político y poético de la dinastía Nazarí, preservado y enriquecido con los mejores ejemplos del arte humanístico e innovador del Renacimiento español. El conjunto arquitectónico es un ejemplo vivo de la fusión de las tradiciones artísticas orientales y occidentales.
El Albaicín representa un microcosmos de lo que significó el esplendor cultural andalusí en Granada, desde sus orígenes en la dinastía zirí hasta la magnificencia de la dinastía nazarí. Las costumbres transmitidas por el pueblo andalusí se originaron en este tipo de barrios y han influido en gran medida en todas las culturas europeas. Su gran conocimiento científico y sus costumbres sociales, así como su gastronomía e higiene, confirman la grandeza de esta cultura avanzada que influyó en las culturas posteriores del Albaicín siglos después.
Criterio (iv): La Alhambra y el Generalife constituyen un testimonio excepcional de la España musulmana de los siglos XIII y XV. Constituyen un ejemplo notable de las residencias palatinas del islam medieval, que no fueron destruidas ni alteradas por las vicisitudes del tiempo, como los ejemplos del Magreb. La arquitectura y el paisaje urbano del Albaicín constituyen el ejemplo cultural más notable de la pervivencia de la cultura andalusí en nuestros días. Es testigo del asentamiento árabe medieval, que no se alteró al adaptarse al estilo de vida cristiano tras la conquista. Sus principales características, en cuanto a forma, materiales y colores, se conservan prácticamente inalteradas y perduran como un ejemplo notable de una ciudad árabe de la dinastía Nazarí que se fusionó con el urbanismo vernáculo del siglo XIX y principios del XX.
Integridad
Los componentes transmiten un conjunto de valores, preservados a lo largo del tiempo y enriquecidos por su valor simbólico desde las primeras construcciones. Desde el siglo XIII, sus diferentes ocupantes han conservado las áreas de forma original, modificando en ocasiones sus funciones, pero conservando el carácter unificador de cada parte. Los componentes inscritos se complementan entre sí en diversos aspectos y forman un todo coherente.
El Albaicín se encuentra en un estado de conservación excepcional y aún conserva su carácter residencial original, fruto de la rica arquitectura vernácula morisca, armoniosamente integrada con elementos de la arquitectura tradicional y secular granadina. El urbanismo del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX aprovechó este rico legado cultural como base práctica, combinándolo con otros elementos típicos de la época. Así, el conjunto de arquitectura secular se integra a la perfección con el resto del caserío y la estructura urbana del antiguo barrio nazarí, convirtiendo al Albaicín del siglo XXI en un fenómeno cultural único.
Autenticidad
Los atributos contenidos en el inmueble inscrito justifican su posición excepcional en la tradición arquitectónica islámica de la Alta Edad Media y expresan su autenticidad de forma fiable. Desde su concepción como ciudad palatina, su arquitectura partió de un sistema proporcional, siguiendo los principios de compartimentación, no exteriorización y el diseño aclimatado típico de la cultura islámica. Junto con esto, se materializa en un programa decorativo basado en la geometría, la epigrafía y la decoración vegetal, que alcanza su expresión más característica en las bóvedas mocárabes. Este repertorio se completa con elementos de soporte que constituyen un conjunto integrador que trasciende las fronteras estilísticas y culturales. Durante el siglo XIX, algunas restauraciones afectaron a estos atributos, si bien las intervenciones científicas de la década de 1930 del siglo XX corrigieron admirablemente estos impactos, conservando las principales características formales, materiales y cromáticas prácticamente inalteradas.
La Alhambra, y en particular el Generalife, incorpora la tradición de la jardinería árabe, el uso estético del agua y los jardines de producción y entretenimiento, contando con una de las zonas de mosaico de terrazas más antiguas conocidas en Europa. También muestra las técnicas de jardinería renacentistas y contemporáneas, fruto de la creciente preocupación por la preservación de las tradiciones del diseño botánico.
El diseño de las calles y el paisaje urbano hispanomusulmán muestran la autenticidad del barrio del Albaicín, preservando ejemplos únicos de los principales hitos arquitectónicos. Hasta 1990, la falta de una política o estrategia global provocó el uso inadecuado de materiales y técnicas en algunas restauraciones. Actualmente, estos defectos se están subsanando y revirtiendo. Las obras contemporáneas están diseñadas para reemplazar, en la medida de lo posible, las manifestaciones externas de la vida moderna, que tienden a devaluar la imagen perfecta del asentamiento tradicional árabe que ha sobrevivido a lo largo de los siglos, pero que está continuamente expuesto a los cambios irreversibles de la vida moderna.
Su heterogéneo entramado urbano, repleto de calles estrechas y sinuosas, convive armoniosamente con los cambios y la apertura de nuevos espacios públicos (plazas y plazuelas) construidos tras la conquista cristiana. La aparición del estilo morisco es esencial para comprender la morfología del barrio. En términos de producción arquitectónica, supone la adaptación de la técnica nazarí a las tipologías monásticas, eclesiásticas y residenciales cristianas, que coexisten con la riqueza de las edificaciones musulmanas (murallas, puertas, casas y palacios, baños públicos, aljibes, puentes, hospitales). En el Albaicín, la denominada «arquitectura doméstica morisca» se convierte en una manifestación concreta e identificativa de esta unión cultural.