El 14 de abril de 2025, Kirguistán depositó ante la Directora General su instrumento de adhesión al Primer Protocolo a la Convención de La Haya para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado (La Haya, 14 de mayo de 1954)
De conformidad con los términos de su artículo 10 (b), el Primer Protocolo entrara en vigor para Kirguistán tres meses después del depósito de su instrumento de adhesión, es decir el 14 de julio de 2025.
La Convención de La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado es el primer tratado internacional dedicado a salvaguardar el patrimonio cultural durante la guerra. Adoptada por la UNESCO en respuesta a la destrucción generalizada de la Segunda Guerra Mundial, establece la protección jurídica de los bienes culturales, incluidos monumentos, museos y archivos.
La Convención introduce medidas como el emblema del Escudo Azul para marcar los sitios protegidos y obliga a las naciones a prevenir los daños, el robo y el tráfico ilícito de bienes culturales. Dos Protocolos adicionales (1954 y 1999) refuerzan la aplicación de la Convención, incluyendo normas contra la confiscación de bienes culturales y medidas para la restitución posterior a conflictos.
Convención de 1954
Preámbulo del Convenio de La Haya de 1954
…todo daño a los bienes culturales, independientemente de a quién pertenezcan, es un daño al patrimonio cultural de toda la humanidad, porque cada pueblo contribuye a la cultura del mundo…
A lo largo de la historia, los conflictos armados siempre han causado estragos en la vida de las personas. Además de su impacto humanitario, también han provocado la destrucción a gran escala del patrimonio cultural, debilitando los cimientos de las comunidades, la paz duradera y las perspectivas de reconciliación.
Considerando que la preservación del patrimonio cultural reviste gran importancia para todos los pueblos del mundo y, por lo tanto, requiere protección universal, la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado se adoptó en 1954 bajo los auspicios de la UNESCO.
Actualmente conocida como la Convención de La Haya de 1954, es el primer y más completo tratado multilateral dedicado exclusivamente a la protección del patrimonio cultural tanto en tiempos de paz como durante un conflicto armado.
La Convención de La Haya de 1954 tiene como objetivo proteger los bienes culturales, como los monumentos de arquitectura, arte o historia, los sitios arqueológicos, las obras de arte, los manuscritos, los libros y otros objetos de interés artístico, histórico o arqueológico, así como las colecciones científicas de cualquier tipo, independientemente de su origen o propiedad.
Obligaciones
Los compromisos asumidos por los Estados Partes en la Convención sirven para preservar el patrimonio cultural mediante la aplicación de las siguientes medidas:
- Adoptar medidas preventivas como la preparación de inventarios, la planificación de medidas de emergencia para proteger los bienes contra el riesgo de incendio o derrumbe de edificios y la preparación del traslado de bienes culturales a lugares seguros.
- Desarrollar iniciativas que garanticen el respeto de los bienes culturales situados en su propio territorio o en el territorio de otros Estados Partes. Esto implica abstenerse de utilizar dichos bienes de cualquier manera que pueda exponerlos a su destrucción o deterioro en caso de conflicto armado, así como de todo acto de hostilidad dirigido contra ellos.
- Inscribir bienes culturales de muy alta importancia en el Registro Internacional de Bienes Culturales bajo Protección Especial a fin de obtener protección especial para dichos bienes;
- Marcar determinados edificios y monumentos importantes con un emblema distintivo de la Convención;
- Proporcionar un lugar de refugio eventual para resguardar bienes culturales muebles;
- Establecer unidades especiales dentro de las fuerzas militares encargadas de la protección de los bienes culturales;
- Establecer sanciones por el incumplimiento de la Convención; y,
- Promover la Convención entre el público en general y a través de grupos destinatarios como los profesionales del patrimonio cultural y los organismos militares o policiales.