El Premio de Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos Rafael Manzano, es recogido por Javier Cenicacelaya e Íñigo Saloña, en un acto celebrado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF)
El Premio Rafael Manzano, dotado con 50.000 euros, nació con el claro objetivo de reconocer la labor de los arquitectos que defienden y preservan la arquitectura clásica y con ella el patrimonio español.
Este galardón ha sido otrogado a Cenicacelaya y Saloña por la restauración del Palacio de la Diputación de Vizkaya y obras de nueva planta, entre las que destaca la escuela de la Sagrada Familia en Derio, el centro rural de La Rigada.
Antes de la entrega del premio fueron inauguradas las Salas de Arquitectura Juan de Villanueva del Museo de la Real Academia de Bellas Artes, dedicadas al arquitecto, máximo exponente de la arquitectura neoclásica en España. Las Salas acogen la maqueta del Museo del Prado de Villanueva, que representa el diseño original del edificio, nunca realizado. El rey Carlos III optó por un segundo proyecto presentado por Villanueva, más sencillo y de menor coste, y que corresponde al Museo del Prado que todos conocemos. La realización de la maqueta, obra de Juan de Dios Hernández, también posible gracias al generoso mecenazgo The Richard H. Driehaus Foundation que ha donado los 45.000 € de su coste.
La ceremonia comenzó con la intervención del mecenas de Estados Unidos, Richard H. Driehaus, que señaló, “el patrimonio cultural de España es un regalo incalculable para el mundo. Que se expresa a través de sus edificios, plazas y pueblos”. El filántropo norteamericano, también quiso tener unas palabras sobre los galardonados, “Javier Cenicacelaya e Iñigo Saloña han hecho una gran labor para preservar y ampliar el patrimonio cultural de España, particularmente en las ciudades de la región vasca.”
A continuación, Rafael Manzano, arquitecto que da nombre al premio, remarco, ”si hubo un momento esperanzador en el que hubo un interés común de profesionales responsables por explorar nuevos caminos en el movimiento moderno, que se fundieran y asimilaran con los eternos valores del clasicismo. Desgraciadamente este movimiento “post moderno”, iba a llevarnos a una dolorosa frustración. Faltaron arquitectos geniales e inspirados para lograr tan interesante síntesis.”
Por su parte, los arquitectos ganadores han destacado la importancia de mantener y restaurar adecuadamente el patrimonio español, “la arquitectura propia de cada lugar, constituye el auténtico reducto de la racionalidad; nada en la arquitectura vernácula es; todo responde al contexto. Sin el recurso de la memoria no es posible una sociedad civilizada.”
Por último, el decano de la Universidad de Notre Dame, en Indiana EEUU, Michael Lykoudis, matizó que «el trabajo de Saloña y Cenicacelaya ha sido una inspiración para muchos arquitectos que han anhelado una forma de construcción que expresa un respeto por un sentido del lugar y la dignidad de la cultura local”
Este premio, generosamente donado por el filántropo de Chicago, Richard H. Driehaus, contribuirá, con toda seguridad, a la preservación de nuestro valiosísimo patrimonio.