La revisión intermedia de la Estrategia de la Unión Europea (UE) sobre la biodiversidad revela que se ha avanzado en muchos ámbitos, pero subraya la necesidad de que los Estados miembros redoblen sus esfuerzos en su aplicación para detener la pérdida de biodiversidad de aquí a 2020
La revisión intermedia de la Estrategia de la Unión Europea sobre la biodiversidad examina si la UE va por el buen camino para alcanzar el objetivo de detener la pérdida de biodiversidad de aquí a 2020. Sus resultados muestran que se ha avanzado en muchos ámbitos, pero resaltan la necesidad de redoblar los esfuerzos para que se cumplan los compromisos contraídos para su aplicación por parte de los Estados miembros.
Se está poniendo en peligro la capacidad de la naturaleza para depurar el aire y el agua, para polinizar los cultivos y para limitar el impacto de las catástrofes, tales como las inundaciones, lo que puede acarrear costes imprevistos significativos para la sociedad y para nuestra economía. Un sondeo de opinión en el conjunto de la UE confirma que la mayoría de los europeos están preocupados por los efectos de la pérdida de biodiversidad y son conscientes del impacto negativo que puede tener en la salud y el bienestar humanos y, por ende, en nuestro desarrollo económico a largo plazo.
La Unión Europea adoptó una Estrategia para detener la pérdida de biodiversidad hasta 2020. La evaluación realizada, cuando la Estrategia se encuentra en su ecuador, subraya que deben redoblarse los esfuerzos sobre el terreno para traducir las políticas de la UE en acciones concretas. En primer lugar, los Estados miembros deben aplicar mejor la legislación de protección de la naturaleza de la UE. Más de tres cuartas partes de los importantes hábitats naturales de la Unión Europea se encuentran en un estado de conservación desfavorable, y muchas especies están en peligro de extinción. Detener la pérdida de biodiversidad dependerá también del grado de eficacia con que se consiga integrar las inquietudes sobre la biodiversidad en las políticas de agricultura, silvicultura, pesca, desarrollo regional y comercio. La reforma de la política agrícola común brinda oportunidades en este sentido, pero el éxito de la PAC vendrá determinado por el alcance de la aplicación a escala nacional, por parte de los Estados miembros, de las medidas previstas. En última instancia, debemos reconocer y valorar nuestro capital natural, no solo dentro de nuestras zonas protegidas, sino —en un sentido más amplio— en todas nuestras tierras y mares. La Comisión Europea está llevando a cabo un control de la adecuación de las Directivas sobre la conservación de aves y hábitats para determinar si se están consiguiendo sus valiosos objetivos de la manera más eficiente.
El comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca, Karmenu Vella, ha señalado lo siguiente: «Hay muchas lecciones que extraer de este informe: algunos avances notables y buenos ejemplos que seguir, pero también la necesidad de trabajar mucho más para subsanar deficiencias y alcanzar nuestros objetivos de biodiversidad hasta 2020. No hay margen para la autocomplacencia, pues perder biodiversidad significa perder nuestro sistema de supervivencia. No nos lo podemos permitir, ni nosotros ni nuestra economía.»
Europa sigue teniendo ante sí el reto de restablecer los hábitats naturales y crear la infraestructura verde. Una vez aplicada, la Estrategia de infraestructura verde de la UE debe aportar múltiples beneficios en toda una gama de sectores, entre los que destacan la agricultura, la silvicultura y la pesca. Por otra parte, las especies exóticas invasoras representan una de las amenazas a la biodiversidad que más rápido están creciendo en Europa y causan daños significativos a la agricultura, la silvicultura y la pesca, lo que supone un coste de 12 000 millones de euros al año, como mínimo, en la Unión Europea. En este contexto, cabe señalar la entrada en vigor de un nuevo Reglamento de la UE para combatir la propagación de especies exóticas invasoras y los trabajos en curso para establecer una lista de especies invasoras preocupantes para la Unión a principios de 2016.
A nivel mundial, la UE contribuye en una medida significativa a la lucha contra la pérdida de biodiversidad. Junto con sus Estados miembros, es el mayor donante de fondos para la conservación de la biodiversidad. La UE ha dado los pasos iniciales para reducir los factores indirectos que provocan la pérdida de biodiversidad, como el comercio de especies silvestres y la pesca ilegal, y para integrar la biodiversidad en sus acuerdos comerciales. La nueva Agenda de Desarrollo Sostenible para 2030, de alcance mundial, reitera la necesidad de cumplir los compromisos mundiales en este ámbito.
La publicación de la revisión intermedia coincide con la de la encuesta del Eurobarómetro, que recoge las preocupaciones expresadas por los europeos ante las tendencias actuales de la biodiversidad. Por lo menos el 75 % de los europeos piensa que hay serias amenazas para animales, plantas y ecosistemas a nivel nacional, europeo y mundial, y más de la mitad cree que la pérdida de biodiversidad le afectará personalmente.