Recientemente se ha presentado el libro escrito por el presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid (España), Antonio Bonet Correa, titulado: “los cafés históricos”. Se da la circunstancia que este tema fue el que leyó Bonet cuando ingreso como académico en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y transcurridos veinte años, es cuando se ha decidido a ampliar aquél discurso y escribir el libro, aunque en palabras del autor –todavía podía haber escrito cien páginas más- pero (Cátedra), consideró que era suficiente.
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir se reunían todas las tardes con sus amigos en un café. Para encontrar a Freud, había que buscarlo en los cafés. Lenin juega al ajedrez con Trotski en un café.
A partir del siglo XVII en Francia y luego en otras ciudades de Europa, los cafés y salones literarios fueron creados como espacios favoritos, a la vez íntimos y vivos, para practicar la conversación y el discurso político.
Con los cafés trasladaron la palabra de los palacios a la calle. Los cafés históricos son puntos de encuentro, son los escaparates de la cultura y el pensamiento, tanto cultural como político. En España, los herederos de Larra además de en el Gijón, alternaban en el Varela o en el Lyon desde los años treinta a los ochenta.
La recopilación de información tanto escrita como gráfica, hace de este libro una especie de manual para desenvolverse por el mundo y, comprender mejor sus ciudades.
Un Comentario
Karoline
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