Los periodistas y todo el personal de los medios de comunicación deben ser vacunados con urgencia por estar en riesgo extremo por el contacto directo que mantienen con todos los sectores sensibles a contagiarse por la COVID-19
Por Juan Ignacio Vecino
Estamos de acuerdo que todo el personal sanitario, nuestros mayores y sus cuidadores, profesores, los grandes dependientes, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, las fuerzas armadas, y las personas con mayor riesgo por su historial clínico, deben ser protegidos y vacunados para no contagiarse con el virus de la COVID-19 y no poner en riesgo sus vidas y las de las personas con las que tienen contacto.
En otro apartado de personas con mayor riesgo de contagio nos encontramos a los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación, que parece ser, que nadie ha reparado que por su trabajo se encuentran en contacto constante y permanente con todos los colectivos de riesgo mencionados anteriormente, con el fin de poder informar a través de sus medios de como se encuentra la situación de la pandemia en cada momento.
Desde las grandes asociaciones de periodistas como la Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana (ACPI), la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera (ACPE), el Club Internacional de Prensa (CIP), y la Asociación de Periodistas y Escritores Árabes ((APEAE), exigimos que el sector de los periodistas e integrantes de los medios de comunicación sea declarado inmediatamente personal de alto riego para contraer la COVID-19, y se nos incluya como prioritarios en el programa de vacunación independientemente de su rango de edad y la vacuna que le corresponda.
Un sector que está todos los días en contacto con personas portadores de virus o asintomáticos que pueden contagiar, se merece ser prioritario para la vacunación correspondiente y poder seguir informando de lo que acontece en cualquier punto del planeta.
Puestos a elegir, los políticos deben esperar su turno en sus circunstancias particulares en todos los aspectos, pero nos encontramos, como siempre, con políticos corruptos que se han vacunado y, otros que también, pero no nos hemos enterado aún, todo saldrá a la luz tarde o temprano.
Asimismo, nos topamos con líderes desalmados como los responsables de la Generalidad de Cataluña, que no quieren vacunar ni a la Policía Nacional, ni a la Guardia Civil en la comunidad autónoma catalana, con el presidente en funciones alentando que no sean vacunados, y sus marionetas y palmeros siguiendo sus órdenes. Además, nos encontramos con otro gran problema, que cuando se cambia “Illa por silla” en el Consejo de Ministros, y nos cuelan a una persona muy nacionalista como ministro de Política Territorial y Función Pública, se junta el “hambre y las ganas de comer”.
El presidente del Gobierno, el ministro del Interior, y la ministra de Sanidad, deben tomar cartas en el asunto con carácter de urgencia, y obligar a la Comunidad Autónoma de Cataluña a que estos servidores públicos sean vacunados en las mismas circunstancias que sus compañeros los policías autonómicos y, si no lo hacen, tomar las medidas judiciales oportunas, ya que la Comisión de Salud Pública, integrada por el ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas están mirando para otro lado.
Hemos visto y asistido con estupor, como, por ejemplo, miembros de las Fuerzas Armadas fueron obligados a vacunarse por orden de los poderes políticos y, una vez realizada la vacunación, se organizó un gran escándalo y tuvo que dimitir hasta el JEMAD, claro que luego le ofrecieron un retiro dorado en la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington como consejero militar de España con un sueldo indecente.
Un informe de la UNESCO señala que el periodismo sigue siendo una profesión peligrosa que se enfrenta a muchos tipos de amenazas, violencia y acoso. Por ejemplo, las mujeres periodistas son objeto de ataques de género en línea y fuera de línea que van desde el acoso hasta la agresión física y sexual. Aunque disminuyen los asesinatos de periodistas, surgen nuevos riesgos fuera de las situaciones de conflicto, según el informe de la UNESCO
Preocupada por el aumento del número de casos de violencia contra los periodistas y durante las manifestaciones en las que los periodistas que cubren la información pueden ser contagiados, la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, ha recordado que “la libertad de expresión es un componente de vital importancia de la democracia. La información de los periodistas sobre los acontecimientos es esencial para la libertad de prensa y el derecho a la información”, y por tal motivo, deben ser declarados como prioritarios.
El papel de los periodistas en la producción y el intercambio de información objetiva es esencial para todos los miembros de la sociedad. Ya sea sacando a la luz la corrupción, alertando de los conflictos o desmontando la desinformación sobre la COVID-19, la información que proporcionan debe ser reconocida como un bien público.
Después de este breve repaso a la situación de la vacunación en España, desde patrimonioactual.com, volvemos a exigir que los periodistas y los trabajadores de los medios de comunicación sean integrados en el colectivo de personas esenciales para ser vacunados con la que les corresponda en cada caso.