La conferencia tuvo como resultado la adopción del Llamamiento de Nápoles, que insta a los Estados Miembros de la UNESCO a implicar estrechamente a las poblaciones locales y a los pueblos indígenas en las políticas de gestión de los sitios.
Por primera vez, la UNESCO reunió a expertos en patrimonio material y patrimonio vivo en una conferencia internacional organizada conjuntamente con Italia.
Nápoles ha sido la capital de la cultura al acoger una conferencia internacional de la UNESCO. Por primera vez, un centenar de expertos en patrimonio material y patrimonio vivo de diferentes regiones del mundo trabajaron juntos para poner en común las políticas aplicadas para la protección de los sitios y la salvaguardia de las prácticas culturales inmateriales.
«Los sitios del Patrimonio Mundial son también a menudo sitios vivos, y deben seguir siéndolo. En el siglo XXI, ya no es posible gestionar los sitios del patrimonio sin pensar al mismo tiempo en las consecuencias para las personas que viven en ellos y para las prácticas culturales que encarnan. La consideración de los derechos y las aspiraciones de estas poblaciones debe ser la brújula de las políticas culturales», reclamó Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO.
Este es el caso, en particular, de la iniciativa dirigida por la UNESCO para «Revivir el espíritu de Mosul» en Iraq, donde la Organización no sólo reconstruye monumentos, sino que también apoya la vida cultural e intelectual, la artesanía y los oficios. Este es también el sentido en que la UNESO responde a las situaciones de crisis, como en Yemen, con la formación de jóvenes en rehabilitación del patrimonio, y en Ucrania, donde las medidas de emergencia combinan la seguridad de los sitios, el apoyo a los artistas y la salvaguardia de las prácticas culturales.
11 compromisos dirigidos a los 194 Estados Miembros de la UNESCO
La conferencia dio lugar a la adopción de un Llamamiento a la acción dirigido a los 194 Estados Miembros de la UNESCO. En él se establecen once compromisos principales para garantizar la protección y transmisión del patrimonio a largo plazo. En particular, hace hincapié en la adaptación al cambio climático, la introducción de políticas de turismo sostenible -en contraposición al turismo de masas- y la necesidad de implicar y garantizar el bienestar de las comunidades locales y los pueblos indígenas que viven en los sitios del patrimonio y sus alrededores.
«Hoy en día, la principal amenaza para el patrimonio es el cambio climático. Esto es particularmente cierto en las costas del Mediterráneo, donde casi todos los sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO podrían ser absorbidos por el mar a finales de siglo. Debemos acelerar nuestros esfuerzos para proteger la biodiversidad», pidió la Directora General, en la apertura de la COP28 en Dubai.
«Pero el cambio climático no es la única amenaza», señaló Audrey Azoulay. «El turismo de masas y la presión urbana también están poniendo en peligro los lugares y la biodiversidad, privando a veces a las poblaciones locales de sus derechos e incluso de su identidad», advirtió.
Hacer converger las Convenciones de la UNESCO
Para hacer frente a este reto, en los últimos diez años la UNESCO ha modernizado las directrices de la Convención del Patrimonio Mundial, que ahora da prioridad a la necesidad de implicar a las poblaciones locales e indígenas en la gestión de los sitios y de garantizar la mejora de sus medios de subsistencia.
La UNESCO también está trabajando con sus socios para cambiar la forma en que los turistas experimentan los sitios del Patrimonio Mundial, fomentando viajes más lentos, un mejor conocimiento de los sitios y una experiencia más profunda de las culturas locales. La Organización también ha desarrollado herramientas y programas de formación -sobre todo con el apoyo de Italia- para que los gestores de los sitios puedan prever y gestionar mejor los flujos de visitantes.
La Organización también quiere acercar la Convención del Patrimonio Mundial y la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. «Esta convergencia es ya la realidad cotidiana sobre el terreno, es el eje de la acción de la UNESCO y es el trabajo fundamental que debemos realizar juntos para que los instrumentos jurídicos internacionales evolucionen», explicó la Directora General en un discurso pronunciado en el Palazzo Reale.
Un plan ambicioso para restaurar el centro histórico de Nápoles
Paralelamente a la conferencia, Audrey Azoulay se reunió el jueves con los habitantes del barrio popular de Rione Sanita, que llevan a cabo proyectos culturales de fuerte impacto social. Reunidos en la cooperativa La Paranza, documentan la historia del barrio, restauran casas históricas y desarrollan un turismo arraigado en la vida local. En concreto, la cooperativa forma a jóvenes desempleados para que organicen visitas turísticas que muestren a la población local y presenten a los visitantes a los comerciantes y artesanos del barrio.
La Directora General visitó también el centro histórico de Nápoles, inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial desde 1995. El alcalde, Gaetano Manfredi, presentó el plan de restauración de calles y monumentos que está llevando a cabo el ayuntamiento, con el apoyo de la región y del Ministerio de Cultura italiano. En los últimos años se han llevado a cabo una decena de proyectos, y otra decena se completará de aquí a 2024.
La UNESCO prosigue su labor de protección y promoción del patrimonio de Nápoles en todas sus formas. El pasado mes de mayo, la Organización incluyó los Archivos del antiguo banco público napolitano en el registro Memoria del Mundo, que recoge el patrimonio documental mundial. En 2017, el arte del pizzaiolo napolitano también se incluyó en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.