En América Latina y el Caribe, donde la mayoría de los alumnos permanecen fuera de las aulas, UNICEF, la UNESCO y el Programa Mundial de Alimentos (WFP) llaman a los gobiernos de la región a intensificar la preparación de todas las escuelas para una eventual reapertura segura y ayudarles en este proceso con dos nuevas herramientas
Las tres agencias de Naciones Unidas (UNESCO, UNICEF y WFP) ponen a disposición de los ministerios de educación, así como de los administradores y directores de centros educativos, dos nuevas guías de orientación que contribuyen a facilitar la planificación e implementación de un proceso de reapertura segura de las instituciones educativas de acuerdo con las normativas y protocolos elaborados por las autoridades de salud de cada país.
Con estas herramientas, los tres organismos de Naciones Unidas reafirman su convicción de que el retorno a la escuela debe darse de manera segura, planificada, gradual e inclusiva sin discriminar a nadie ni exponer los alumnos, los maestros y al resto del personal educativo a riesgos para su salud.
La región se destaca por los esfuerzos significativos realizados para garantizar la continuidad educativa a través de la educación a distancia, sea en línea, vía televisión y radio y distribución de materiales impresos. Incluso algunos países ya han iniciado la preparación de protocolos para el regreso a las aulas, y unos pocos también han comenzado la reapertura progresiva de las escuelas mediante modalidades mixtas que combinan la presencialidad con la educación a distancia, iniciativas que gradualmente se van ajustando según la evolución de la pandemia.
No obstante, es prioritario que las autoridades educativas, tomadores de decisiones en salud y servicios sociales básicos a nivel nacional y local, así como administradores, directores y docentes, emprendan la planificación para el retorno a clases presenciales con miras a fortalecer los sistemas educativos de conformidad con las condiciones sanitarias adecuadas. Este proceso es particularmente fundamental para los y las más vulnerables, quienes antes de la pandemia ya estaban fuera de la escuela o en riesgo de abandonarla, y para aquellos y aquellas más marginados por razones de pobreza, discapacidad, residencia en zonas rurales distantes, pertenencia a comunidades indígenas y afrodescendientes, migrantes y refugiados, y los que viven en contextos de crisis humanitaria.
En este contexto, las dos guías ofrecen una mirada estratégica y práctica a la vez. Proporcionan recomendaciones e insumos técnicos para planificar, preparar e implementar una reapertura escolar segura, al igual que acciones prácticas que se adapten a cada contexto para satisfacer las necesidades de aprendizaje, salud, nutrición y seguridad de cada niño, niña y adolescente.
Se lanzarán estas dos guías en un webinario abierto al público educativo el próximo 27 de agosto a las 11 de la mañana (hora de Santiago de Chile), 17 de la tarde (hora de Madrid, España). Les tres agencias de Naciones Unidas invita a oficiales de ministerios de educación, así como de los administradores y directores de centros educativos interesados a registrarse previamente aquí.
En total, más de 154 millones de niños, niñas y adolescentes dejaron de asistir a clases en América Latina y el Caribe. Más de 80 millones de niños dejaron de recibir comidas escolares luego del cierre de sus escuelas en la región. A nivel global, 24 millones más de niños y jóvenes podrían abandonar la escuela o no tener acceso a la escuela el próximo año debido al impacto económico de la pandemia, según la UNESCO.
COVID-19: Preparación y respuesta educativa
Respuesta de UNICEF a los desafíos de educación en América Latina y el Caribe durante el COVID-19
A medida que el COVID-19 crece en América Latina y el Caribe, la gran mayoría de Ministerios de Educación progresivamente han decidido cerrar las instituciones educativas en los niveles de preescolar, primaria y secundaria. Como resultado, se estima que más de 159 millones de niños, niñas y adolescentes se han visto afectados, lo que representa más del 95 por ciento de los alumnos matriculados en la región.
Si bien la duración del cierre de centros educativos aún es incierta, una interrupción prolongada del proceso educativo puede tener serias consecuencias: los estudiantes corren el riesgo de retrasar mucho su aprendizaje y aquellos que ya eran vulnerables tal vez nunca vuelvan a la escuela. Además, el cierre de escuelas también supone la interrupción de otros servicios básicos importantes que son suministrados en ellas, como: salud, alimentación escolar, agua, saneamiento, higiene, programas recreativos, actividades extracurriculares y apoyo psicosocial.
Principales retos
Acceso limitado de los niños, niñas y adolescentes más vulnerables a plataformas educativas digitales.
Falta de herramientas para monitorear/evaluar el progreso de los resultados del aprendizaje.
Países sin un Plan de Estudios Nacional enfrentan desafíos para armonizar el currículo y el monitoreo.
Falta de contenido adaptado a niños, niñas y adolescentes con discapacidad, indígenas y migrantes.
Limitados conocimientos y capacidades de los docentes sobre plataformas virtuales y recursos de educación a distancia.
Brecha de equidad tecnológica entre las ciudades y las áreas rurales de los países.
Limitadas iniciativas offline para responder a los niños, niñas y adolescentes más vulnerables sin acceso a internet.
Falta de materiales educativos culturalmente sensibles y adaptados a los idiomas que se hablan en la región.
Todo niño tiene derecho a aprender
En cualquier día escolar, más de mil millones de niños de todo el mundo asisten a clases.
En la actualidad, hay más niños y adolescentes matriculados en la educación preprimaria, primaria y secundaria que nunca. Sin embargo, para muchos de ellos, la escolarización no conduce al aprendizaje.
La falta de maestros capacitados, los materiales de aprendizaje inadecuados, las clases improvisadas y las instalaciones sanitarias deficientes dificultan el aprendizaje de muchos niños. Otros llegan a la escuela demasiado hambrientos, enfermos o agotados por el trabajo o las tareas del hogar para beneficiarse de sus lecciones.
Las consecuencias son graves: se estima que 617 millones de niños y adolescentes de todo el mundo no pueden alcanzar niveles mínimos de competencia en lectura y matemáticas, a pesar de que dos tercios de ellos están en la escuela.
Esta crisis de aprendizaje es el mayor desafío global para preparar a los niños, niñas y adolescentes para la vida, el trabajo y la ciudadanía activa.
Es más, aproximadamente uno de cada cinco niños en edad escolar no asiste a la escuela.
Los niños y adolescentes están excluidos de la educación por muchas razones. La pobreza sigue siendo una de las barreras más obstinadas, y los niños de los hogares más pobres tienen casi cinco veces más probabilidades de no asistir a la escuela primaria que los de los más ricos.
Los niños con discapacidad y de minorías étnicas también tienen más probabilidades de quedarse atrás.
Para las niñas en algunas partes del mundo, las oportunidades de educación pueden ser especialmente limitadas. Solo el 66% de los países ha logrado la paridad de género en la educación primaria. Las normas de género nocivas también pueden tener efectos graves para los niños.
La ubicación también impide que los niños vayan a la escuela. Los niños de las zonas rurales tienen más del doble de probabilidades de no asistir a la escuela primaria que sus compañeros urbanos. En las zonas de conflicto, 27 millones de niños no van a la escuela.
Sin las habilidades para el aprendizaje permanente, los niños enfrentan mayores barreras para obtener ingresos y obtener empleo más adelante en la vida. Son más propensos a sufrir resultados de salud adversos y menos propensos a participar en las decisiones que los afectan, lo que amenaza su capacidad de construir un futuro mejor para ellos y sus comunidades.
El trabajo de UNICEF en la educación
Todos los niños tienen derecho a ir a la escuela y aprender, independientemente de quiénes sean, dónde vivan o cuánto dinero tenga su familia.
El aprendizaje de calidad requiere un ambiente seguro y amigable, maestros calificados y motivados, e instrucción en idiomas que los estudiantes puedan entender. También requiere que los resultados del aprendizaje sean monitoreados y retroalimentados en la instrucción.
En 144 países de todo el mundo, UNICEF trabaja para brindar oportunidades de aprendizaje que preparen a los niños y adolescentes con los conocimientos y las habilidades que necesitan para prosperar.
Las áreas clave de nuestro trabajo en educación incluyen:
Acceso: Acceso equitativo en términos de género a una educación de calidad desde la primera infancia hasta la adolescencia, incluso para los niños con discapacidades, los niños marginados y los que viven en entornos humanitarios y de emergencia.
Aprendizaje y habilidades: resultados de aprendizaje de calidad y desarrollo de habilidades que provienen de sistemas educativos sólidos y soluciones innovadoras.
Emergencias y contextos frágiles: mejor aprendizaje y protección para los niños en situaciones de emergencia y en movimiento.
La lección de la crisis del aprendizaje es clara: seguir como siempre no mejora los resultados del aprendizaje. Hace mucho tiempo que se necesitaba un enfoque nuevo y más radical que se centre en mejorar el aprendizaje y constituye la base de la estrategia de educación mundial de UNICEF.
Para construir un mundo en el que todos los niños aprendan, UNICEF promoverá cada vez más la equidad y la inclusión. Esto incluye realizar esfuerzos dirigidos a los niños que están excluidos por motivos de género, discapacidad, pobreza, origen étnico e idioma, así como a los desplazados o afectados por emergencias.