El periodista como notario de la verdad factual, la labor informativa hecha con olfato y oficio, que sea capaz de desarmar las corazas del político, han sido algunos de los rasgos “necesarios” de la prensa que han propuesto los tres ponentes
Cultura Commodore ha celebrado uno de sus “Desayunos” en torno a las relaciones entre la prensa y el poder político, en el que se ha puesto de manifiesto la necesidad de que el periodista sea notario de la verdad factual, que su trabajo informativo esté hecho con olfato y oficio, y que sea capaz además de desarmar las corazas del político.
El responsable de Cultura Commodore, David Felipe Arranz, ha abierto el debate al expresar la necesidad de definir los límites entre ambas profesiones: “hay líneas rojas que no se deben traspasar y hay una obligación moral de ejercer el contrapoder siempre”, ha señalado.
Así, la periodista y escritora Joana Bonet; el presidente y editor de los grupos Madridiario y Diariocrítico, Constantino Mediavilla, y el director de Madrid es Noticia y Som Gandia, Héctor Salazar, han coincidido en que el periodista y el político son antagonistas tan necesarios como poderosos. Para Mediavilla, el primer problema que se encuentra el periodista con el político es la manera de contar la noticia, porque en la relación entre ambos influye mucho la subjetividad.
Joana Bonet, que acaba de publicar Chacón. La mujer que pudo gobernar, ha definido la relación entre ambos como de “vasos comunicantes”, ya que hay muchos casos de periodistas que se pasan a la política y, a la inversa, de muchos políticos que coquetean con el mundo de los medios al terminar su carrera hasta ejercer la profesión. En cuanto a la relación del periodista con el político, Bonet sigue el dilema del erizo de Arthur Schopenhauer: ningún periodista soporta una aproximación demasiado íntima al político porque pincha, pero necesita su “calor” para no morir de frío. De ahí que el periodista necesite más que otros oficios la ética y el sentido de la ciudadanía.
Aliados y antagonistas
Por su parte, Héctor Salazar se ha referido al político y al periodista como aliados y antagonistas: “especialmente dependiendo del periodo electoral en el que estemos, porque la armadura de antagonismo se vuelve más fuerte en el periodo electoral, ya que llega la hora de comprobar las promesas hechas”, ha señalado. En este sentido, Salazar ha señalado que el resto de la legislatura, la relación entre políticos y periodistas es más suave, entre otras cosas porque el político no necesita tanto de la prensa.
Coincide con Salazar el veterano Mediavilla, para el que el cuarto año de legislatura, cuando el político se juega la posibilidad de ser reelegido, es especialmente conflictivo: “el político intenta entonces un acercamiento al periodista, con la desazón de intentar recuperar el terreno perdido”, ha comentado, “ya que los programas electorales los hacen para no cumplirlos, como ironizaba don Enrique Tierno Galván”. Incluso han llegado algunos políticos y sus respectivos gabinetes en apoyarse y usar ideas y hallazgos de la prensa, investigaciones y enfoques, “porque tenemos oficio, nos dedicamos a esto y esta es nuestra profesión”.
Los tres coinciden además en que nos encontramos en un escenario informativo en el que los políticos pueden decir lo que quieran, porque el periodista está perdiendo cada vez más labor en su proceso de investigación.
Bonet ha puesto de manifiesto en este sentido una paradoja: “crece el periodismo de datos, el periodismo factual, pero cada vez hay más intrusismo y más tiranía del clickbait”. Por eso, para la periodista y escritora leridana, el periodismo local y el que se lleva a cabo en las ciudades representa un buen punto de partida para testear la ética del oficio, porque “las ciudades representan el mundo en minúscula, pero también el gran mundo, porque allí ves cómo los políticos, que se creen muy poderosos, intentan seducirnos y llegan a creer que trabajamos para ellos, pero se equivocan: hay un poder que siempre reparte papelitos para que se siga su argumentario. Pero el periodista ha de basar su posición profesional en el respeto”.
El periodismo actual: con menos tiempo y más redes sociales
También el factor temporal influye en la relación entre el político y el periodista. Mediavilla ha hecho notar que “hace treinta años éramos muy pocos en esto y ahora somos muchos y estamos ya viviendo el periodismo al minuto; estamos viendo cómo gabinetes de comunicación de los partidos se creen gabinetes de dirección de muchas esferas, como la informativa, por lo que el antagonismo por nuestra parte se hace cada vez más necesario: si los periodistas perdemos esa referencia, ya no haremos pie”.
A este respecto, Salazar ha recordado cómo a día de hoy el periodista a veces ha de “ablandar el corazón del político de turno”, porque se creen que los perfiles de redes sociales de sus candidatos son medios de comunicación, canales que controlan y que consideran su “medio”, pero siguen necesitando de la prensa. Bonet apuntó que, efectivamente, muchos políticos juegan a ser periodistas y comunicadores: “les encanta ese protagonismo”.
Cultura Commodore
Cultura Commodore, a través de su programa de actividades, renueva así de la mano del Grupo Casa Remigio un espacio simbólico que ha sido lugar de encuentro y diálogo cultural, escenario obligado durante décadas en la historia reciente de España. Además, con carácter anual, se volverán a celebrar los Premios Commodore, que establecen siete categorías: Narrativa, Poesía, Teatro, Cine, Periodismo, Música y Talento joven, y que se fallarán en junio de 2022.