La elección de la diversidad biológica insular como tema central coincide con la designación de 2014 como Año Internacional de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo
Las islas y las áreas marinas cercanas a las costas constituyen ecosistemas únicos que suelen comprender muchas especies vegetales y animales endémicas. En tanto herencia de una historia evolutiva única, estos ecosistemas son tesoros irreemplazables. También son sumamente importantes para los medios de subsistencia, la economía, el bienestar y la identidad cultural de los 600 millones de habitantes de las islas, es decir, la décima parte de la población mundial.
Diversidad biológica de las islas. ¿Por qué es importante?
En las islas habitan casi 600 millones de personas, la décima parte de la población mundial. Muchos isleños cuentan con culturas únicas y gran parte de su bienestar económico, ambiental y cultural proviene directa o indirectamente de los ricos recursos naturales de su medio ambiente inmediato. Las islas albergan numerosos ecosistemas discretos, desde los bosques de montaña hasta humedales y muchos otros, que aportan alimento, agua dulce, madera, fibras, medicinas, combustible, herramientas y otras materias primas, además de valores estéticos, espirituales, educativos y recreativos, que son el sostén para los medios de subsistencia, las economías y las culturas de las islas.
Los ecosistemas de las islas también contribuyen al mantenimiento de las funciones de los ecosistemas: constituyen una defensa frente a los desastres naturales, apoyo para el ciclo de nutrientes y formación de los suelos y las arenas, y contribuyen a la regulación del clima y las enfermedades.
Es verdad que podría decirse lo mismo de la diversidad biológica en otros lugares, sin embargo, los componentes de la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas que estos proporcionan son el punto más crucial de las islas. Sus economías, especialmente las de los pequeños Estados insulares en desarrollo, están entre las más vulnerables de los países en desarrollo, considerando la relativa falta de alternativas económicas disponibles para factores como:
-poblaciones y economías pequeñas;
-capacidad institucional débil tanto en el sector público como en el privado;
-alejamiento de los mercados internacionales;
-susceptibilidad a los desastres naturales y al cambio climático (incluido en especial el aumento del nivel de los mares a causa del cambio climático);
-fragilidad de los ecosistemas terrestres y marinos;
-alto costo de los transportes;
-diversificación limitada de la producción y la exportación;
-dependencia de los mercados internacionales, concentración de las exportaciones y volatilidad de los ingresos;
-vulnerabilidad frente a las conmociones económicas exógenas
Estos desafíos y vulnerabilidades dieron lugar a que el Programa 21 (capítulo 17, sección G; 1992), al que siguió el Programa de acción de Barbados (1994) y el Plan de aplicación de la Cumbre de la Tierra sobre Desarrollo Sostenible (2002), considerara que los pequeños Estados insulares y las islas en las que viven pequeñas comunidades son «un caso especial tanto para el medio ambiente como para el desarrollo».
Por ejemplo, la diversidad biológica es un componente crucial de la seguridad alimentaria en muchas islas pequeñas, aisladas y, especialmente, en los pequeños Estados insulares en desarrollo. Las islas pequeñas tienen una alta proporción de regiones marinas y costeras, que son una fuente importante de ingresos. Los ecosistemas de la plataforma continental y costeros de muchos pequeños Estados insulares en desarrollo tienen una relevancia económica fundamental para los asentamientos, la agricultura de subsistencia y comercial, la pesca y el turismo.
Los ecosistemas costeros también cumplen con muchos roles ecológicos, que van desde la protección de la costa, a zonas de amortiguación de actividades terrestres y contaminación, hasta terrenos para la alimentación, reproducción y cría de muchas especies marinas. Los arrecifes de coral generan aproximadamente 375 mil millones de dólares en bienes y servicios en el mundo. Esto comprende brindar apoyo a la pesca marina, que es la principal fuente proteica para muchas poblaciones isleñas, especialmente en los pequeños Estados insulares en desarrollo.
Sin embargo, la diversidad biológica no es solo de vital importancia para los moradores de las islas. Las islas son repositorios de información genética, cuya diversidad biológica presente sigue en pie, como un registro de millones de años de evolución. La diversidad biológica tiene un valor inherente para el género humano de todo el mundo.
La elección en 2014 de la biodiversidad insular
El Año Internacional de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo celebra las contribuciones que este grupo de naciones ha aportado al mundo. Las islas pequeñas albergan culturas vibrantes y distintas en su diversidad y legado cultural.
Los pueblos de los Pequeños Estados Insulares están también al frente de los esfuerzos para solucionar asuntos mundiales urgentes, a través del ingenio, la innovación y el uso del conocimiento tradicional.
Los desafíos que afrontan las islas son retos que nos atañen a todos. Por ese motivo, sus habitantes están determinados a trabajar con todos los países en la búsqueda de soluciones que aseguren un futuro más brillante para las generaciones venideras.
El Año también ayudará a promover la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, que se celebrará en septiembre en Apia (Samoa), y que se centrará en construir alianzas para un desarrollo sostenible.
Antecedentes
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica, mediante la resolución 55/201 , con el propósito de informar y concienciar a la población y a los Estados sobre las cuestiones relativas a la biodiversidad. La fecha se eligió para que coincidiera con el aniversario de la aprobación del Convenio sobre la Diversidad Biológica en 1992.