La temperatura media mundial en 2022 se situó en torno a 1,15 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales (1850-1900), frente a los 1,09 grados registrados entre 2011 a 2020, indicando que el calentamiento global a largo plazo no muestra signos de detenerse.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) indicó que el 2022 fue el quinto o sexto año más cálido registrado, lo que añade otra duda a la profunda preocupación de que pueda cumplirse el objetivo pactado en el Acuerdo de París para limitar al aumento del calentamiento global en 1,5 grados centígrados.
La agencia también explicó que 2022 fue el octavo año consecutivo en el que las temperaturas globales subieron al menos un grado centígrado por encima de los niveles preindustriales, impulsadas por el aumento constante de las concentraciones de gases de efecto invernadero y el calor acumulado en el planeta.
El efecto de enfriamiento del fenómeno de La Niña, que ya va por su tercer año, impidió que 2022 fuera el más cálido de la historia.
«Este impacto de enfriamiento será de corta duración y no invertirá la tendencia de calentamiento a largo plazo causada por los niveles récord de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en nuestra atmósfera», advirtió la agencia de la ONU,
Sus expertos predicen que hay un 60% de posibilidades de que La Niña continúe hasta marzo de 2023, tras lo cual vendría un periodo de condiciones «ENSO-neutrales», es decir un periodo en el que no se darían ni el fenómeno de La Niña ni el de El Niño).
Independientemente de La Niña, 2022 estuvo marcado por dramáticos desastres meteorológicos relacionados con el cambio climático, desde catastróficas inundaciones en Pakistán hasta las olas de calor mortales en China, Europa, América del Norte y del Sur, pasando por implacables sequías que han traído la miseria para millones de personas en el Cuerno de África.
Además, a finales de diciembre, fuertes tormentas se abatieron sobre amplias zonas de Norteamérica, provocando fuertes vientos, nevadas, inundaciones y bajas temperaturas.
Invertir en preparación
Estas emergencias «se han cobrado demasiadas vidas y medios de subsistencia y han socavado la seguridad sanitaria, alimentaria, energética e hídrica, así como las infraestructuras», afirmó el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, el profesor Petteri Taalas, quien hizo un llamamiento a todos los países para que aumenten la preparación ante fenómenos meteorológicos extremos.
«Hoy en día, sólo la mitad de los 193 miembros (de la ONU) disponen de servicios adecuados de alerta temprana, lo que provoca pérdidas económicas y humanas mucho mayores», explicó.
Taalas añadió que «también hay grandes lagunas en las observaciones meteorológicas básicas tanto en África y como en los Estados insulares, lo que tiene un gran impacto negativo en la calidad de las previsiones meteorológicas».
El análisis de los datos realizado por la agencia de la ONU mostró que la temperatura media mundial en 2022 se situó en torno a 1,15C por encima de los niveles preindustriales (1850-1900). Esto contrasta con los 1,09C de 2011 a 2020 e indica que el calentamiento a largo plazo no muestra signos de detenerse.
Enfoque científico
«Desde la década de 1980, cada decenio ha sido más cálido que el anterior. Se espera que esta tendencia continúe», según la agencia de la ONU, que señala que los ocho años más cálidos se han registrado todos desde 2015; con 2016, 2019 y 2020 constituyendo los tres primeros.
«En 2016 se produjo un fenómeno de El Niño excepcionalmente fuerte, que contribuyó a las temperaturas mundiales récord», explican los expertos de la Organización Meteorológica Mundial.
Para llegar a sus conclusiones, la agencia de la ONU cotejó y comparó conjuntos de datos meteorológicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA (NASA GISS); el Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido y la Unidad de Investigación Climática de la Universidad de East Anglia (HadCRUT); el grupo Berkeley Earth, el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo y su Servicio de Cambio Climático Copernicus; y la Agencia Meteorológica de Japón (JMA).
Según la OMM, se utilizaron millones de observaciones meteorológicas y marinas, incluidas las procedentes de satélites, y añadió que la combinación de las observaciones con los valores modelizados permitió estimar las temperaturas «en cualquier momento y en cualquier lugar del planeta, incluso en zonas con escasez de datos como las regiones polares».
La OMM también advirtió que no había que dar demasiada importancia a las clasificaciones de los distintos años, ya que «las diferencias de temperatura entre el cuarto y el octavo año más cálido son relativamente pequeñas».