Se calcula que tres de cada cuatro empleos en el mundo dependen en mayor o menor medida del agua. La escasez de agua potable y los problemas de acceso a ella y al saneamiento pueden por lo tanto limitar el crecimiento económico y la creación de empleo en los próximos decenios, según un informe de las Naciones Unidas
La edición 2016 del Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, titulado “Agua y empleo”, muestra también que la mitad de los 1.500 millones de trabajadores del planeta están empleados en ocho de los sectores más dependientes del agua.
“El agua y el empleo están intrínsecamente relacionados a varios niveles, económico, ambiental o social. Esta edición del Informe Mundial del Agua abre perspectivas nuevas, puesto que muestra la relación que existe entre agua y empleo de una manera inédita”, declaró la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova.
El Informe, presentado el 22 de marzo, Día Mundial del Agua, en el marco de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, subraya el papel clave que desempeña el agua en la transición hacia una economía verde.
“Este análisis pone de relieve que el agua es empleo: para garantizar una gestión segura de este recurso se precisan trabajadores y, al mismo tiempo, el agua genera actividad y mejora las condiciones laborales. Si queremos que la Agenda 2030 tenga éxito y construir juntos un futuro sostenible, debemos lograr que el empleo en el sector del agua sea decente y que el agua, de la que todos dependemos, sea un recurso seguro”, declaró el Director General de la Organización Internacional del Trabajo y presidente de ONU-Agua, Guy Ryder.
El agua, motor de crecimiento
Desde su extracción hasta su retorno a la naturaleza, pasando por su uso, el agua es un factor clave en la creación de empleo.
“Evaluar la relación entre el agua, el crecimiento económico y el empleo es un desafío”, reconocen los autores del Informe, que subrayan la falta de datos al respecto, en particular para evaluar hasta qué grado dependen del agua diferentes tipos de empleos. Con todo, diversos estudios muestran una correlación positiva entre la inversión en el sector del agua y el crecimiento económico.
En África, la inversión en proyectos a pequeña escala para brindar acceso a agua potable y saneamiento podría resultar en un retorno de inversión de cerca de 28.400 millones de dólares por año, es decir, 5% del producto interior bruto (PIB) del continente.
Además, este tipo de inversiones pueden tener también un efecto beneficioso en el empleo. En Estados Unidos, se calcula que cada millón de dólares invertido en infraestructuras tradicionales de abastecimiento de agua y saneamiento genera entre 10 y 20 puestos de trabajo. Además, la oficina de análisis económico del Departamento de Comercio estadounidense indica que cada empleo creado en el sector del agua y el tratamiento de aguas servidas crea 3,68 empleos indirectos en la economía nacional.
Otro estudio realizado en América Latina apunta que invertir 1.000 millones de dólares en el desarrollo del abastecimiento de agua y el saneamiento se traduciría en la creación de 100.000 empleos.
La transición hacia una economía más verde, en la cual el agua desempeña un papel central, también tendría como consecuencia la creación de empleo. Según la Agencia Internacional de Energía Renovable, en 2014 había 7,7 millones de personas empleadas en el sector de las renovables en el mundo.
Escasez anunciada
La ya creciente demanda de agua dulce aumenta cada vez más debido al cambio climático. El índice de extracción de aguas subterráneas ha aumentado un 1% anual desde los años 80. La población mundial aumentará en un 33% entre 2011 y 2050, pasando de 7.000 a 9.000 millones de personas y la demanda de alimentos aumentará en un 70% en el mismo periodo.
Además, el 5º informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC) calcula que, por cada grado de aumento de temperatura, un 7% de la población mundial tendrá que hacer frente a un descenso del 20% en los recursos renovables de agua.
Esta escasez anunciada hará necesario explotar fuentes de agua no convencionales, como agua de lluvia o aguas residuales recicladas o agua procedente de la escorrentía urbana. El uso de estas fuentes alternativas de agua podría generar empleos nuevos relacionados con la investigación y el desarrollo tecnológico. También podrían surgir nuevas oportunidades laborales en ámbitos como la previsión, la evaluación de riesgos o la interpretación de la imaginería satelital.
En total, casi un 1% de la mano de obra de los países desarrollados y en desarrollo trabaja actualmente en el sector del agua, que incluye la gestión de este recurso, la construcción y mantenimiento de sus infraestructuras, el abastecimiento y el saneamiento.
En los últimos decenios ha disminuido drásticamente el número de personas empleadas en el abastecimiento de aguas y en el tratamiento de aguas residuales. Los motivos: falta de interés de los nuevos diplomados por los empleos en el sector del agua, falta de recursos para contratar y mantener personal cualificado, en particular en el sector público, y envejecimiento de la mano de obra. En Estados Unidos, entre 30 y 50% del personal empleado en el sector del agua se jubilará de aquí a 2020.
A la falta de presupuestos hay que agregar la dificultad para atraer mano de obra cualificada a zonas rurales y la mala imagen asociada con el sector del saneamiento en su conjunto. En algunas regiones, en particular África Occidental, resulta difícil encontrar trabajadores para ese sector, considerado degradante.
Sin embargo, el mercado del abastecimiento de agua y el saneamiento es prometedor en términos de empleo y crecimiento. En Bangladesh, Benín o Camboya, casi 20 millones de personas más tendrán acceso al agua corriente en zonas rurales de aquí a 2025, es decir, seis veces más que la cifra actual, lo que representa un impacto económico potencial de 90 millones de dólares por año. Otro estudio llevado a cabo en Bangladesh, Indonesia, Perú y Tanzania muestra que los servicios de saneamiento tienen un potencial económico de 700 millones de dólares por año.
La necesidad de renovar infraestructuras anticuadas e ineficaces puede también crear empleo en el sector. Se estima que 30% del agua extraída en el mundo se pierde debido a escapes, un índice que llegar a alcanzar el 25% en Londres y el 32% en Noruega. En algunos países, las prácticas de riego son inexistentes o se hacen con tecnologías rudimentarias, por lo que tienen como resultado rendimientos agrícolas bajos. En África, por ejemplo, la agricultura es esencialmente pluvial y menos de 10% de las tierras cultivadas se riegan, lo que frena la creación de empleo.
Agenda 2030
Para que se haga realidad la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible es preciso reconocer el papel del agua en la esfera laboral. Existen fuentes de empleo digno en ámbitos relacionados con el abastecimiento de agua, con la gestión de las infraestructuras o con el tratamiento de desechos, así como en sectores que dependen del agua: agricultura, pesca, energía, industria y sanidad. Además, el acceso al agua potable y el saneamiento facilita la creación de empleo y contribuye a tener plantillas en buen estado de salud, instruidos y productivos, necesarias para el crecimiento económico.
Crear condiciones para mejorar la productividad del agua y favorecer la transición hacia economías verdes, formar trabajadores cualificados para responder a la demanda creciente de mano de obra en los sectores del agua, son algunos de los puntos sobre los que el Informe llama la atención de los gobiernos para responder a las exigencias de los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas, en particular el objetivo nº 6, relacionado con el agua y el saneamiento.