En 1974 nació el Cuerpo Especial de Observadores de Meteorología de España debido a la rápida expansión de la aviación civil y a la necesidad de una especialización mayor
El Cuerpo de Observadores de Meteorología del Estado, integrado en la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), ha cumplido 40 años, desde que se puso en marcha en 1974 debido a la rápida expansión de la aviación civil.
Este avance hizo necesario aumentar de forma extraordinaria las necesidades de personal especializado en Meteorología, sobre todo para la realización de misiones técnicas auxiliares, a lo que se añadió un requerimiento de mayor grado de selección de profesionales técnicos.
Así, mediante una ley el 24 de julio de 1974, firmada por el entonces Príncipe Juan Carlos (que ocupaba de forma interina la Jefatura de Estado), y publicada en el BOE del 26 de julio, nació el antiguo Cuerpo Especial de Observadores de Meteorología, integrado en el entonces Servicio Meteorológico Nacional, cuyos servicios dependían del Ministerio del Aire con un personal con carácter de funcionarios civiles de la Administración Militar.
Desde su creación, este Cuerpo llevó a cabo, además de la realización de observaciones de meteorología, el cifrado y descifrado de observaciones y otros mensajes meteorológicos, la transcripción de informes meteorológicos en mapas y gráficos, su transmisión y recepción o las misiones auxiliares técnicas de cálculo y de oficinas.
A día de hoy, el Cuerpo de Observadores de Meteorología del Estado está compuesto por casi 450 funcionarios y su papel cobra especial importancia por su labor de observar y registrar las condiciones meteorológicas de la atmósfera para su uso en predicción y en climatología. Además suministran la información meteorológica que requieren los usuarios y supervisan las redes de observación meteorológica y climatológica, garantizando su operatividad, entre otras labores.
Esenciales para la navegación aérea
Del total de observadores en activo, más de la mitad pertenecen al ámbito aeronáutico, lo que muestra que su labor tiene especial relevancia en el campo de la aviación. Entre sus funciones realizan, cifran, registran y clasifican los productos meteorológicos recibidos por diferentes canales, los suministran a través de los medios adecuados y los transmiten a las redes internacionales de observación.
Esta información proporciona a la navegación aérea civil y militar el apoyo necesario para garantizar su seguridad y cumplir así con los compromisos nacionales e internacionales contraídos.
Tras 40 años de la creación de este Cuerpo especializado, su papel no ha perdido relevancia, ya que su trabajo proporciona una mayor fiabilidad de las predicciones y la posibilidad del desarrollo de estudios climatológicos, base para conocer las posibles variaciones en nuestro clima.