La catedral de Palma de Mallorca se levanta en el solar de la antigua mezquita aljama, junto al palacio real o Almudaina y al palacio episcopal, protegida y rodeada por las murallas del siglo XVII que sustituyeron a las medievales.
Se trata sin duda, de un templo monumental, tanto por su ubicación privilegiada, como por sus dimensiones y excepcional arquitectura.
Las obras que acaba de comenzar el IPCE se enmarcan dentro del Plan Nacional de Catedrales y del Plan Director de la catedral, en el que se detallan todas las actuaciones necesarias para garantizar su conservación y mantenimiento. En concreto el proyecto contempla la restauración y saneamiento del claustro del siglo XVIII y de la torre del campanario, incluyendo las fábricas y la campanería, así como varios paramentos de la cabecera del templo que estaban pendientes de restauración. Los trabajos se centrarán en la restauración de los muros interiores del edificio pero sin olvidar otros aspectos, pues también se consolidarán arquerías y elementos estructurales y constructivos. Asimismo, se realizará un tratamiento específico para solventar el problema de las humedades bajo el pavimento del claustro, canalizando las aguas del subsuelo para evitar el importante paso de agua por capilaridad hacia el interior del templo. Todo ello se completa con la renovación de redes pluviales y de instalaciones tales como aseos, iluminación y medidas para la extinción de incendios.
Hay que señalar, por último, que la intervención no modifica los usos actuales del claustro, cuya planta baja se destina a museo, ni del campanario, que además de su función específica cuenta con un espacio auxiliar que sirve de almacén y que también se mantiene.