María Henrique Francisco, una maestra de lectoescritura, describe los efectos beneficiosos de la educación, en particular de los cursos de lectoescritura, para la vida de las mujeres
“La educación significa mucho para las mujeres ya que evita los embarazos precoces, les permite leer las recetas y los recibos médicos, y pueden conocer la edad y fecha de cumpleaños de sus hijos”.
Con 29 años de edad, Florinda João es madre de seis hijos. Tuvo que abandonar la escuela a los 16 años cuando quedó embarazada de su primer hijo. En 2015, Florinda tuvo la oportunidad de regresar a la escuela y de aprender a leer y a escribir gracias al proyecto que la UNESCO implementó en Mozambique por conducto del Fondo Malala de la UNESCO para el derecho de las niñas a recibir educación.
Florinda no es la única que se encuentra en esta situación. Alrededor del 45% de la población adulta de Mozambique es analfabeta. El índice de analfabetismo en la población femenina es aún más elevado y alcanza el 58%. Esto representa un desafío para las familias. Los padres que tienen un nivel de alfabetización bajo suelen ganar menos, algo que tiene una influencia negativa en los hogares, e incluso en el rendimiento escolar de los niños y en sus capacidades de lectoescritura. Es algo que contribuye también a que se mantenga el ciclo intergeneracional de la pobreza y el analfabetismo.
En un intento de poner fin a este ciclo, la UNESCO y el Ministerio de Educación y Desarrollo Humano implementó, entre 2015 y 2017, un proyecto de tres años de duración. Este proyecto ha adoptado un enfoque familiar del aprendizaje, en particular dirigido a las mujeres jóvenes, y ha proporcionado educación básica, así como habilidades profesionales y empresariales a las comunidades más vulnerables en tres distritos de Mozambique previamente seleccionados (Boane, Erati and Memba).
Dotar a las mujeres con las capacidades necesarias, incluso para realizar tareas aparentemente sencillas, tales como identificar los nombres de los autobuses públicos, leer mensajes de texto por teléfono, sacar cuentas elementales o firmar un carné de identidad, tiene un efecto y un valor considerablemente positivos, tanto para ellas como para sus familias.
En colaboración con algunas de sus compañeras participantes en los cursos de alfabetización, Florinda abrió un pequeño negocio para vender ropas de segunda mano. Las habilidades que tanto ella como sus compañeras desarrollaron como parte del proyecto les han permitido gestionar este pequeño negocio y obtener beneficios. “Puedo llevar la cuenta y calcular las ganancias”, revela Florinda. Sus capacidades en lectoescritura también le permiten llevar a cabo intercambios comerciales.
Crear programas de alfabetización dirigidos a las mujeres y mejorar sus capacidades para ganarse la vida puede propiciar cambios significativos. En muchos casos las mujeres podrán reinvertir buena parte de sus ingresos adicionales en el bienestar de sus hijos, como explica Florinda: “Con las ganancias que obtengo, puedo, además de alimentos más nutritivos, comprar también libros para la educación de mis hijos.”
Este proyecto fue sometido recientemente a una evaluación externa para identificar sus resultados, sacar provecho de las diferentes experiencias y efectuar recomendaciones con miras a intervenciones futuras. La evaluación servirá de base para la formulación de políticas con base empírica, y contribuirá a fortalecer y apoyar las iniciativas en favor de la educación de las niñas y las mujeres que se implementan en Mozambique con el respaldo de la UNESCO.