El maestro Gómez-Martínez afirma que invertir en cultura (y la música es una parte esencial de la cultura) es absolutamente vital para el ser humano y para la sociedad
Por Juan Ignacio Vecino
Pregunta.- ¿Cómo empezó en la Música?
Respuesta.- Mi madre fue una gran pianista. Yo le escucha a diario en casa, pero aún no asistía a sus conciertos y recitales, por lo que aunque me extasiaba escuchando no encontraba forma de acceder al piano, ya mis padres no estaban interesados en que estudiase Música. El momento clave se produjo mientras impartía unas clases. Me senté a escuchar en la misma habitación y fui aprendiendo silenciosamente, sin que nadie lo advirtiese, se podría decir que clandestinamente. Tenía cuatro años de edad. A mi madre no le gustaba impartir clases por lo que no continuó con una docencia ya que prefería centrarse en sus recitales. Entonces yo me sentí forzado a pedirle que “continuara enseñándome a mí solo”. Ella no aceptaba de ninguna manera, pero conseguí convencerla como lo hacen los niños: llorando hasta que accedió.
P.- ¿Cuál es la misión un Director de Orquesta?
R.- El Director de Orquesta es aquel artista que debe unificar las voluntades de todos los demás artistas que intervienen en un Concierto Sinfónico o en una Representación de Ópera. Puesto que los artistas suelen ser individualistas, es necesario que alguien unifique sus criterios, porque, de lo contrario, un Concierto Sinfónico podría ser un gran caos, ya que cada Músico de la Orquesta expresaría su propia idea de cómo interpretar la obra. Imagine el lío que podría armarse. Su misión es precisamente conseguir esa unificación y ayudar a todos y cada uno de los intérpretes a sus órdenes para conseguir el máximo de sus posibilidades artísticas, técnicas e interpretativas.
P.- ¿Qué estudios se requieren?
R.- Imprescindible es conocer en profundidad, al menos teóricamente, todos los instrumentos de la Orquesta, dominar perfectamente todas las Claves Musicales (sol en segunda, sol en primera, do en primera, do en segunda, do en tercera, do en cuarta, fa en tercera, fa en cuarta), dominar el análisis de las Formas Musicales, conocimientos profundos de la técnica de Armonía, Contrapunto y Composición, conocimiento absoluto de los Estilos Musicales y de las características interpretativas de cada época, idiomas, historia, literatura, conocimientos amplios sobre el resto de Artes Escénicas así como , en general, el mayor conocimiento cultural y artístico posible. Pero es que hay algunas dotes que un Director debería poseer y que no se pueden estudiar, tales como ese don de comunicación que es necesario en el trato con los Músicos de la Orquesta y los Cantantes, tanto para los componentes del Coro como para los Solistas, un “oído musical” y ritmo excelentes, dotes pedagógicas y psicológicas naturales, personalidad musical e individual, capacidad de convicción, talento para comunicar también con el público y otras características más.
P.- ¿Qué es la Música para usted?
R.- Hasta que me enamoré de mi esposa fue el amor absoluto de mi vida. Desde entonces, y en perfecta armonía y sin rivalidad, ambas comparten el sentido de mi existencia. Respondiéndole más claramente: la Música es todo para mí.
P.- ¿Qué obra considera usted que es una Obra Maestra?
R.- No hay una única Obra Maestra. Son muchas las compuestas por los grandes genios de la Historia de la Música que pueden y deben considerarse como grandes creaciones. Las condiciones que deben reunirse para considerar una partitura como Obra Maestra, bajo mi criterio son: perfección técnica de la composición, excelente dominio del instrumento correspondiente o de la orquestación en caso de Música Sinfónica, y de las voces en el caso de Ópera, además de la capacidad de transmitir y emocionar a quien la escucha.
P.- ¿Cuál es la orquesta que usted ha dirigido y más le ha impresionado?
R.- También en este caso es muy difícil señalar una sola orquesta. Grandes satisfacciones y magníficas impresiones he tenido con varias de ellas, como por ejemplo, la Filarmónica de Viena, la Staatskapelle de Dresden, la Gewandhaus de Leipzig…. Son orquestas de una calidad extraordinaria. Pero también me impresiona cuando una Orquesta que se supone de menor calidad es capaz de superarse de tal manera que solamente escuchándola, sin verla, puede ser confundida con una de las más famosas del mundo. Conseguir esto de una Orquesta es muy impresionante y un gran mérito del Director que así lo consiga.
P.- ¿Cómo está el nivel de las orquestas en general en el mundo?
R.- Eso depende de cada orquesta, de cada país, de cada región, de tantas circunstancias… En Europa central e Inglaterra encontramos las orquestas consideradas de más alto nivel en el mundo; también en algunos lugares de Estados Unidos. Pero lo que considero muy interesante es que países como España, cuyo nivel en cuanto a calidad y, sobre todo, en cuanto a cantidad de orquestas era hace varias décadas inferiores al resto de países de su entorno, ha demostrado un progreso muy significativo. Hoy en día hay en España orquestas de calidad equiparable a la de muchas de Europa Central y el número también ha crecido considerablemente. Hay que reconocer que el nivel técnico de nuestros Músicos se ha perfeccionado en gran medida.
P.- ¿Cuáles son los mejores Directores de Orquesta para usted en la historia?
R.- La figura del Director de Orquesta ha evolucionado mucho a lo largo de la historia y, por otra parte, es muy difícil opinar con conocimiento de causa sobre Directores cuyo trabajo no se ha podido conocer “en directo”. Se habla de la excelencia del Maestro Hans von Bülov, por ejemplo, pero ¿cómo podemos saber verdaderamente sobre su trabajo si no es por testimonios de sus contemporáneos? Claro está que podemos confiar en las opiniones de personajes como Wagner, Brahms, Schumann, etc. Pero yo no me atrevería a hacer un juicio de valor. Principalmente puedo opinar sobre Maestros sobre quienes disponga al menos de grabaciones sonoras. A partir de ellas considero a Richard Strauss, Erich Kleiber y Klemens Krauss grandes Maestros, y posteriormente Herbert von Karajan, Lorin Maazel (excelente técnica), Claudio Abbado, Riccardo Muti…
P.- ¿Con qué Compositor se encuentra más identificado y porque?
R.- Tampoco ante este interrogante puedo hablar de un solo Compositor. Quizá pueda encontrarme más identificado con Beethoven, por su precisión y la emoción que contienen sus obras, que, como las de todos los genios se anticipan a épocas posteriores: Beethoven pertenece al Clasicismo, pero sus obras avanzan ya elementos Románticos. También me siento muy bien dirigiendo a Brahms, que es, a mi entender, el Músico Sinfónico Romántico por excelencia. Sin duda disfruto mucho dirigiendo a Mahler, de quien en Alemania y Austria me consideran “especialista”. (No me gusta esa palabra; creo que un intérprete no debe ser denominado “especialista” solo en un tipo de Música, sino interpretar lo mejor posible todo tipo de Música). Y en cuanto a la Ópera, dirigiendo a Puccini. De este Compositor he dirigido su Obra Completa, a excepción de la Missa di Gloria.
En estos dos últimos casos (Mahler y Puccini) influye también en mi preferencia especial la gran dificultad técnica que encierran sus obras para el Director de Orquesta. Son un verdadero reto, y yo disfruto ante los retos. Por cierto la nieta de Puccini, que conocía perfectamente las opiniones de su abuelo, piensa que soy uno de sus mejores intérpretes y, mientras podía viajar, intentaba no perderse ninguna de las producciones de su abuelo que yo dirigía.
P.- ¿Cómo es el público que acude a sus conciertos?
R.- Muy diferente según el lugar. El más disciplinado, en cuanto a silencio, respeto, puntualidad…. está en Alemania e Inglaterra. El menos respetuoso en los países latinos. Y es curioso: se podría pensar que el público sería más frio en el Norte que en el Sur. No es así. Ningún público supera el fervor y el entusiasmo del de ciudades como Hamburgo, Berlín, Copenhague…. Mención aparte para el público de Viena.
P.- ¿Cree que las distintas Administraciones hacen lo suficiente por la promoción de la Música?
R.- No lo creo. También dependiendo de dónde nos encontremos, puede haber mayor o menor disponibilidad por parte de las administraciones para invertir dinero en un Arte, lo que económicamente siempre es deficitario. Sin embargo, creo que invertir en Cultura (y la Música es una parte esencial de la Cultura) es absolutamente vital para el ser humano y para la sociedad. Por eso creo que siempre se puede hacer más de lo que se hace, sobre todo en países en que no se apoya suficientemente, y en que los fondos públicos dedicados a la Música y Artes Escénicas son enormemente inferiores a los destinados a otras cuestiones.
Además, considero imprescindible la integración de la Música en la Educación General, desde la infancia, ya que la Música requiere un aprendizaje muy temprano, y ser ofrecida a los niños, de la forma adecuada, es decir, integrándola en su entorno lo antes posible por la familia, la escuela y, en el caso de una dedicación profesional, en los conservatorios. Es la única forma de llegar a equiparar España, en un futuro, a países con una enorme cultura musical clásica, como Alemania, Austria o Inglaterra, en que la Música Clásica es un elemento cultural integrado históricamente en la familia y la sociedad.
De todos modos, también pienso que no son sólo las administraciones públicas las que deben brindar apoyo a la Música. También entidades privadas y personas con solvencia económica deberían apoyar económicamente la creación de Arte y la Cultura. Ya existen algunas instituciones que lo hacen, y de ellas debería tomar ejemplo las que aún no lo hacen. Si nos damos cuenta, en Estados Unidos y en Inglaterra es siempre la entidad privada la que financia la mayor parte de las Orquestas y Teatros de Ópera. Eso sí: hasta el más pequeño donativo, de tal vez 5 dólares viene reflejado en el Programa de Mano de todos los Conciertos y de todas las producciones de Ópera con el nombre del donante. El tamaño de la letra va en consonancia con la cantidad donada.
P.- ¿La UNESCO hace lo suficiente para conservar el rico Patrimonio Inmaterial en el mundo?
R.- La labor de la UNESCO me parece ejemplar. Además mi esposa es Presidente del Consejo Internacional de la Danza de UNESCO para España y Países Iberoamericanos, así que observo su labor y, si todos quienes trabajan para la UNESCO lo hacen como ella, se está trabajando y luchando continuamente por la reivindicación, amparo y apoyo del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
P.- ¿Últimamente se habla mucho de cupos, como esta en el mundo de la Dirección de Orquesta el porcentaje entre hombres y mujeres?
R.- Siempre me han molestado los cupos, porque considero a las mujeres en general lo suficientemente inteligentes como para no tener que recurrir a ellos para ocupar puestos de responsabilidad. Claro que también puede ser que esos cupos sean necesarios porque muchos hombres no tengan esa inteligencia imprescindible para reconocerlo.
En mi opinión, los puestos de responsabilidad deben ser ocupados por personas con las cualidades necesarias para ellos, de forma completamente independiente de su sexo. Esto es aplicable también a la Dirección de Orquesta. Y, repito, mientras una mujer sea una buena Directora de Orquesta, todos los músicos, hombres y mujeres, el público y la crítica la deben reconocer. Los tiempos de “eso es cosa de hombres” han pasado. Sin embargo, es verdad que, si hubiera que aplicar un cupo para Directoras de Orquesta, nos veríamos en dificultades. Pero eso es porque no hay muchas mujeres que estudien esta materia. Es una elección de ellas siempre que no exista una discriminación, como en principio, quiero creer que no estará sucediendo en los ámbitos académicos y profesionales, pues me parecería deplorable. Con todo, hoy en día el número de mujeres Directoras de Orquesta ha aumentado considerablemente.
P.- ¿Qué les aconsejaría a los jóvenes que quieren seguir sus pasos?
R.- Lo primero: que se piensen bien si verdaderamente quieren entrar en un mundo tan duro, tan difícil y tan sacrificado como es el de la Dirección de Orquesta. Ellos no saben en qué “jungla” se están metiendo. Si a pesar de ello quieren continuar, ante todo deben prepararse muy bien musicalmente, culturalmente, psicológicamente… Tendrán que estudiar “muchísima Música”, Dirección, Instrumentos, Historia de la Música y de la Interpretación Musical, Técnica Musical, siendo muy recomendable dominar perfectamente al menos un instrumento, preferiblemente el piano, Armonía, Contrapunto, Composición, e idiomas (imprescindibles alemán, italiano e inglés, y recomendable también el francés)…. Y una vez que esté muy bien preparado, ese joven debe estar dispuesto a hacer todo tipo de trabajos musicales prácticos. Nadie debe rechazar actuar como Pianista Correpetidor en un Teatro, o como asistente de algún BUEN Director de Orquesta, o como Director de la Música Interna de una Ópera, e incluso tocar en la Orquesta algún instrumento de percusión, teclado (si es pianista), viento o cuerda. Todo ello enseña a dirigir. Y, eso sí, hacerse de un repertorio lo más amplio posible, para cuando llegue el momento de la “oportunidad”. A los que son buenos y activos les llega esa oportunidad en alguna circunstancia, y entonces es cuando tienen que responder a la mayor altura posible. Eso puede abrirles muchas puertas. Y no desesperar si el tiempo pasa y no surge esa oportunidad, pero tampoco quedar de brazos cruzados sin buscarla a través de conversaciones con Directores ya situados, agentes artísticos, intendentes y Directores Artísticos, etc. Hay que tener en cuenta que los Directores de Orquesta tenemos una gran desventaja con respecto al resto de los intérpretes. Cualquier violinista, flautista, trompetista, e incluso un pianista, puede portar su instrumento para realizar una audición o encontrarlo en el lugar de la misma. El Director de Orquesta no puede hacerlo, porque su instrumento no es la batuta, sino la Orquesta. Y no es fácil que alguien confíe en un principiante, para poner una Orquesta bajo su dirección.
Biografía del Maestro Miguel Ángel Gómez-Martinez
Nacido en Granada (España), e hijo de músicos, dirigió su primer concierto público a los siete años, al frente de la Banda Municipal de la ciudad. Estudia en Granada, Madrid y Estados Unidos, así como Dirección de Orquesta en Viena, siendo alumno destacado de Hans Swarowsky. Obtiene el Título de Profesor de Piano a los 13 años, el de Virtuosismo del piano y Composición a los 17 con Premio Extraordinario del Conservatorio de Madrid y el Dirección de Orquesta a los 21 años, con Premio Extraordinario del Ministerio de Ciencia e Investigación de Austria, siendo el titulado más joven de la historia de la Universidad de Música y Arte Dramático de Viena.
Obtuvo la beca Manuel de Falla en 1963 y de la Fundación Juan March en 1967.
Miguel Ángel Gómez Martínez ha sido invitado por los Teatros de Ópera más famosos del mundo, entre los cuales podríamos citar la Deutsche Oper de Berlín, los teatros de la Ópera de Viena, Múnich, Hamburgo, Convent Garden de Londres, Grand Theatre de Ginebra, Opera de Zürich, Opera de Paris, Houston Grand Opera, Lyric Opera de Chicago, el Teatro Comunale de Florencia, la Fenice de Venecia, Ópera de Roma, Teatro San Carlo de Nápoles, Scala de Milán, Teatro Colón de Buenos Aires, Teatro Real de Madrid, Gran Teatro del Liceo de Barcelona, Teatro Wielki de Varsovia, Opera de Budapest, Opera de Estocolmo, Opera de Copenhague. Ha dirigido igualmente en los festivales de Berlín, Viena, Múnich, Macerata, Granada, Santander, San Sebastián, Perelada, Savonlinna, Helsinki, Salzburgo, Festival Enescu Bucarest, Festival de Pascua de Bayreuth, Festival Beethoven de Varsovia y otros muchos.