Málaga se está convirtiendo en la ciudad de los museos en España y, el Museo de Málaga, es un ejemplo de cómo hacer las cosas bien para que una ciudad no solo sea conocida por el turismo de playa, sino que también lo sea por su importante turismo cultural e idiomático
Por Fernando García Román
En estos primeros meses desde su apertura en diciembre del pasado año, el tan esperado como celebrado Museo de Málaga ya supera la cifra de 150.000 visitantes, que han podido disfrutar de la interesantísima muestra arqueológica de la segunda planta del soberbio edificio de imitación neoclásica, que corresponden al Museo Arqueológico; y la magnífica exposición permanente de pintura del XIX que integra el Museo de Bellas Artes: con el impactante cuadro de Enrique Simonet i Lombardo “Lección de anatomía”, que se ha convertido por derecho propio en el icono pictórico museístico, como curiosamente ya lo fue en su día sirviendo de logo al famoso reconstituyente medicinal “ceregumil”. A nadie deja indiferente la gran obra del pintor valenciano que desarrolló en Málaga gran parte de su reconocido trabajo, ocupando un lugar elegido, entre otros excelentes cuadros de Simonet.
María Morente del Monte, estudiosa y experta en patrimonio histórico y cultural, es la directora desde 2006 del Museo de Málaga.
Pregunta.- ¿Qué ha significado para la ciudad tan esperada apertura?
Respuesta.- Si no medicinal, como el célebre logo del reconstituyente, sí que se puede afirmar con total rotundidad que ha supuesto un importantísimo alivio para los malagueños, que llegaron a manifestarse masivamente hasta en cuatro ocasiones desde que se creara la Comisión Ciudadana en 1997, reclamando con energía el uso de la antigua Delegación de Gobierno – y antaño Gobierno Civil durante la etapa franquista – como lo que es actualmente: uno de los museos más importantes de toda Andalucía, ubicado en lo que fuera la Puerta de la ciudad marinera, y en un edificio tan bello y potente como el Palacio de la Aduana.
P.- ¿Qué aporta el Museo de Bellas Artes de Málaga al prestigioso panorama museístico de la ciudad?
R.- Ya se le valora como a uno de los grandes museos andaluces, y el mayor en dimensiones, y desde luego que durante este breve tiempo transcurrido se ha convertido en el más esencial de la ciudad con respecto a los otros: el Picasso, el Centro Pompidou, el Thyssen o el CAC; y es que refleja los orígenes de Málaga y de toda la zona, a la vez que exhibe el trabajo de los pintores que nacieron o desarrollaron aquí su obra. Sin duda, podemos afirmar que se trata del museo más malagueño de todos, el más genuino. Es el que tiene su ADN más inequívocamente malagueño, sirviendo además de ejemplo a la confección de un resultado final muy interesante entre los fondos coleccionistas privados, de la conocida familia Loring, ejemplo de la importancia de la burguesía malagueña en el XIX, y los fondos públicos, de la Real Academia de San Telmo.
P.- ¿Cómo contribuye a la zona, ya de por sí monumental, la ubicación de un edificio tan espectacular?
R.- Sinceramente creo que se la ha favorecido mucho, antes era un edificio muy vistoso, pero con un aspecto algo sombrío, semiabandonado, a pesar de su grandiosidad imitando a un palacio italiano de estilo neoclásico, y de hallarse junto a la Alcazaba, el antiguo Teatro Romano y el Parque, y muy cerca del Puerto y del centro urbano malagueño. Así que de pasar casi inadvertido el viejo Palacio de la Aduana ha contribuido con toda su grandeza a potenciar y embellecer a una de los enclaves más importantes y sugerentes de Málaga.
P.- ¿Se está consiguiendo que el malagueño se vea recompensado en su brega por haber llegado hasta lo que hoy es ese imponente y antiguo palacio?
R.- Otra de las singularidades que le hemos dado es precisamente el carácter abierto del museo, que la gente llegue a percibirlo como suyo, no como algo esplendoroso pero distante. La prueba es que muchas personas vienen a disfrutar también del patio, no sólo de las obras expuestas. Existe ya una asociación de amigos del museo que reúne a más de 600 personas, y por supuesto, es gratuito. Si tuviera que hacer un balance de este poco más de medio año con las puertas abiertas precisamente una de las cosas que más resaltaría sería haber ido logrando que el ciudadano sienta que el museo le pertenece y que lo puede disfrutar sin admirar ya al precioso edificio como un vestigio algo mohíno del pasado, como a una de esas postales deterioradas por el paso del tiempo. Ahora todo ese espacio singular les pertenece también a ellos”.
P.- ¿Fue dificultoso unificar todo el material arqueológico procedente de la Real Academia de San Telmo, con las obras pictóricas?
R.- Bueno, contábamos con el privilegio de nada menos que 13.000 m2 útiles, y dos plantas bien diferenciadas, así que lo tuvimos muy claro: una ha podido albergar 2.200 piezas arqueológicas seleccionadas entre 17.500, mostrando la evolución de Málaga desde el Paleolítico hasta la Edad Media con el reflejo de las etapas fenicia, romana y árabe, que se pueden admirar en la planta segunda; y en la primera se exhiben importantes obras del XIX, de artistas tan significativos como Sorolla, Federico de Madrazo, Ramón Casas, Vicente López, o Antonio Mª Esquivel; junto a las de los pintores de la Escuela Malagueña: Enrique Simonet, Muñoz Degrain, Jose Nogales, Bernardo Ferrándiz y José Moreno Carbonero. Sin olvidarnos de la interesantísima aportación de arte moderno español con muestras de Picasso, Moreno Villa, Rafael Canogar, o Guinovart, entre otros.
P.- ¿Qué proyectos más inmediatos tiene?
R.- En fin, costó arrancar, pero se consiguió, ahora falta completar algunos detalles importantes como la apertura de un restaurante en una situación tan espléndida como la terraza, frente a la Alcazaba y los restos del Teatro Romano, y de una cafetería en la planta baja; que contribuirán al disfrute del museo. Hemos llevado a cabo ya una serie de actividades y haremos más. Y por supuesto que tenemos que lograr una mayor difusión, que se nos vaya conociendo y valorando más, y se vaya sabiendo que los malagueños, por fin, tienen “su museo”; y que está abierto a todos porque desde el propio valor del mismo edificio, una de las joyas arquitectónicas de Andalucía, hasta lo que se va a encontrar en su interior no le va a defraudar.
Sobre María Morente del Monte
Licenciada en Historia del Arte. Doctora en Historia del Arte. Funcionaria del Cuerpo superior facultativo de Conservadores del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía, ejerce desde 1986 en la Administración Autonómica con tareas vinculadas a la tutela del patrimonio histórico. Desde 2006 es Directora del Museo de Málaga y Académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. En la Universidad de Málaga, dentro del Departamento de Historia del Arte, desarrolla su docencia, investigaciones, proyectos y dirección de trabajos en las especialidades de Patrimonio Cultural, Gestión cultural, museología, comunicación social, planificación estratégica, y ciudad histórica.
De momento María Morente del Monte, especialista en Patrimonio Cultural, Gestión Cultural y Museología por la Universidad de Málaga – reconocido ha sido entre sus diferentes escritos su trabajo “El patrimonio cultural: propuesta alternativa al concepto actual de patrimonio histórico” -, desde su luminoso despacho y junto a las altísimas palmeras malagueñas se muestra satisfecha con esta primera etapa de rodaje (“Por fin los malagueños tenemos nuestro museo”), sin dejar de pensar en los detalles que deben llevar al antiguo Palacio de la Aduana a convertirse en uno de los referentes más cualificados y atractivos en la oferta turístico – cultural de la ciudad cosmopolita. Esa que el poeta definió simplemente con un calificativo: “La Bella”.
Enlaces:
Museo de Málaga, patrimonio histórico y cultural, Centro Pompidou, Thyssen, Palacio de la Aduana, Málaga