Se abordarán en particular la cuestión de la vigilancia de los sitios y el tráfico de bienes culturales recuperados de manera ilícita o no científica. También habrá presentaciones sobre ejemplos recientes de pillaje, como el de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes
Cada vez más accesible, el patrimonio subacuático es también cada vez más presa de los cazatesoros. La UNESCO organiza los días 22 y 23 de septiembre en su Sede una reunión internacional para presentar la situación de este patrimonio en el mundo y buscar soluciones para protegerlo mejor contra el pillaje, la explotación comercial y el tráfico ilícito de bienes culturales.
La reunión, que busca apoyar la aplicación de la Convención sobre la protección del patrimonio cultural subacuático de la UNESCO, esta reunión internacional reúne a expertos internacionales tales como James Delgado, de la Agencia estadounidense de observación oceánica (NOAA); Ricardo Duarte, de la Universidad E. Mondlane (Mozambique); Michel L’Hour, del Departamento de investigaciones arqueológicas submarinas (Francia) o Michael Paterman, arqueólogo subacuático de Bahamas.
Con el progreso de las técnicas de buceo, los vestigios que yacen en el fondo de las aguas están ahora al alcance de los arqueólogos, pero también de los cazatesoros. Por esta razón, el pillaje de sitios arqueológicos se está desarrollando a gran escala. Sin embargo, aunque numerosos Estados han reforzado la preservación de su patrimonio terrestre, muy a menudo el patrimonio sumergido permanece sin protección.
En 2001, la UNESCO adoptó la Convención sobre la protección del patrimonio cultural subacuático para conferir a éste una protección comparable a la que existe para el patrimonio terrestre. Los 55 Estados que la han ratificado hasta ahora se comprometen a preservar este patrimonio, combatir su explotación comercial, el pillaje de los sitios y el tráfico ilícito de objetos procedentes de ellos. La Convención pregona también el intercambio de información y la sensibilización pública sobre la importancia de este patrimonio. Por el contrario, la Convención no tiene vocación de arbitraje entre diferentes partes interesadas en casos de conflictos relativos a la propiedad de un bien sumergido.