Los trabajos de restauración de la fachada occidental de la catedral de Ávila, promovidos por el Cabildo y la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, han propiciado el descubrimiento de lo que, según los estudios y valoraciones técnicas realizadas hasta el momento, podría ser la parte superior de la primera fachada del edificio
No hay que olvidar que esta primera portada se construye en el lienzo oeste de la catedral a la vez que se instalan las torres, es decir, en el siglo XIII, y sobre ella se ejecuta la portada que Juan Guas traslada al lado norte del templo y que sustituye por la suya en el siglo XV.
La evolución de la fachada continúa en el siglo XVIII con la intervención atribuida a Ceferino Enríquez de la Serna, quien en 1779 somete a un “intenso” proceso de reforma el trabajo de su predecesor de origen flamenco, dejándolo prácticamente oculto. Uno de los objetivos de la actual intervención era arrojar luz sobre la evolución histórica de la fachada. Así, por un lado, se han recuperado buena parte de los trazos originales de Juan Guas y, por otro, se ha referenciado la existencia de la portada original del templo.
El hallazgo de la primera portada de la catedral
El hallazgo se ha producido al examinar el hueco de acceso a la terraza de la fachada descubierto durante el proceso de restauración. Una auténtica habitación, a unos tres metros de profundidad de la bóveda, constituida, al oeste por la fachada del XVIII, y al este por un lienzo, que conserva 7 merlones y 6 almenas.
Este lienzo almenado alcanza, según los estudios realizados hasta el momento, más de siete metros de longitud y se enrasa perfectamente con las torres de la fachada. En sus extremos se apoyaron sendos muros de mampostería que atan la portada añadida de Ceferino, creando un recinto de apenas metro y medio de anchura.
Las almenas están construidas con una mezcla de ladrillo y piedra con un sólido mortero, y se encuentran recubiertas íntegramente por un enlucido blanco pintado con un tosco despiece de sillares de color rojo. Son el remate de un muro de piedras graníticas, que también conserva el enlucido en rojo. De forma alternante, tres de los merlones muestran una delgada saetera rodeada por la misma decoración lineal.
La obra descubierta muestra una serie de añadidos y reformas, posiblemente acometidas por Juan Guas para remodelar este sector. Así pues y, según los expertos, estaríamos ante la construcción original de la fachada tardo-románica, primeramente reformada en el siglo XV y luego definitivamente cubierta y amortizada en el siglo XVIII, con la intervención de Ceferino Enríquez, que no demolió lo existente, sino que se limitó a modificar el suelo y cegó todos los vanos de las almenas y saeteras para reforzar la pared e instalar por encima una bóveda transversal de medio punto, que hoy sirve de cubierta al hueco.
Carácter defensivo
El carácter defensivo de esta primera portada, como el de muchas otras partes de la catedral es obvio. Otro aspecto reseñable es el estado de conservación del enlucido, que difícilmente puede datarse, pero que se considera, en principio, contemporáneo a la estructura.
Además de haber cumplido los objetivos previstos en el proyecto de restauración de cara a posibilitar la accesibilidad a la terraza, la ventilación de este espacio y a la conservación de la fachada, los trabajos han permitido recabar datos sobre la configuración primitiva de este sector de la catedral, que resuelven algunas de las incógnitas iniciales y permiten plantear de primera mano nuevas hipótesis sobre el monumento.
La Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, un proyecto desde Castilla y León, es una entidad privada sin ánimo de lucro, cuya misión fundamental es la de promover iniciativas de desarrollo sostenible, basadas en estudio, investigación, restauración, conservación y difusión del patrimonio.