Il finto sordo (El sordo fingido) es una de las cinco óperas de cámara que escribió, durante el siglo XIX, el genial músico sevillano Manuel García
Gracias a ellas conquistó al público burgués en sus salones mientras las aprovechaba para educar musicalmente a sus alumnos. Se compuso, originalmente, para seis voces con acompañamiento de piano y vio su estreno en París hacia 1831.
Es una gran suerte que el Teatro de la Zarzuela y la Fundación Juan March colaboren otra vez para poder disfrutar de este género tan poco programado. Gracias a ellos seremos testigos del momento en el que la ópera Il finto sordo deje de ser tratada como bagatela y adquiera la importancia que merece.
Para empezar, diremos que Il finto sordo es una ópera bufa de cámara en dos actos. Vamos a intentar explicar qué significado tiene esta catalogación: la ópera es el espectáculo más completo, pues es el único que incorpora en la representación todos los recursos que se usan en el teatro (vestuario, escenografía, interpretación, etc.) y le añade la música (instrumental y vocal). Por todo ello, para muchos de nosotros, es la más bella forma de expresión cultural y el género más sublime.
Si el tema que se trata en la obra es cómico, burlón o satírico se dice que la ópera es bufa (del italiano buffa, iniciada en Italia a principios del siglo XVIII) y este tipo se opone a la seria, que posee argumentos históricos o centrados en la antigüedad clásica.
Cuando las obras son compuestas para ser interpretadas por un grupo reducido de músicos se dice que nos encontramos frente a una obra de cámara. En estos casos, y por lo general, cada uno de sus intérpretes tenía su momento de protagonismo vocal. Las óperas de cámara que escribió el compositor fueron ideadas para ser interpretadas con cantantes (entre cuatro y siete) y piano. Il finto sordo fue compuesta, como ya dijimos, para ser interpretada por seis cantantes y un pianista, pero en la versión que vamos a poder disfrutar los protagonistas van a ser ocho.
Está escrita en dos actos (es decir, dividida en dos partes) y en italiano, por lo que es muy recomendable que intentéis seguir los sobretítulos que encontraréis sobre el escenario y que, antes de asistir a la representación, echéis un vistazo al libreto y a su traducción.
Entre las obras que escribió el compositor y cantante Manuel García (Sevilla, 1775 – París, 1832), encontramos cinco óperas de cámara: I tre gobbi, Il finto sordo, Le cinesi, L’ isola disabitata y Un avvertimento ai gelosi. Fueron compuestas en la última etapa de su vida parisina, momento en el cual se centró en la pedagogía del canto, pues sus clases eran muy demandadas tanto por profesionales como por aficionados.
Estas óperas le servían para completar la formación teórica que impartía a sus alumnos y estaban caracterizadas por tesituras 1 amplísimas que eran, en muchos casos, temidas por los cantantes. Manuel García se centraba en formar cantantes absolutos y educaba las voces para que los cantantes pudieran abordar papeles tanto de registros graves como agudos. Hoy nos resulta impensable que una misma persona pueda desenvolverse con facilidad en tesituras tan extremas, pero los cantantes que vamos a escuchar están a la altura de lo que Manuel García imaginó.
Argumento
Acto Primero
Francuccio, encargado del hotel, expresa su satisfacción por las delicias de la vida («Quante cose sono al mondo»), antes de recibir al señor Pagnacca, la joven Carlotta y su padre, Pandolfo, que vienen para celebrar la boda entre los dos primeros («Oh, che brava giornata!»). Carlotta y Pagnacca se saludan («Ritorna Don Pagnacca»). Aunque la joven se muestra algo esquiva, Pagnacca está feliz. Inmediatamente piden sus habitaciones y Pandolfo ordena una cena opulenta. Todos se retiran.
Al momento aparece el Capitano Belfiore, que pide habitación. El hotel está lleno y Francuccio no puede hospedarlo («Ma signore, voi credete»), pero el Capitano insiste. Finalmente, Francuccio se da cuenta de que el militar está sordo. Regresan entonces Pagnacca, Carlota y Pandolfo, dispuestos a cenar («Camariere?»). Desde ese momento se suceden una serie de malentendidos: el Capitano confunde a Pagnacca con un camarero; Pagnacca enfurece y es tranquilizado por Francuccio; el militar se enamora de Carlotta y se le declara con extravagantes argumentos. La acción confluye en el quinteto («Non dico niente io»), donde todos los personajes expresan su situación anímica.
Finalmente, Pagnacca recupera la calma y pide a Francuccio que prepare la cena mientras maldice al sordo («Che sordo maledetto!»). Sin embargo, Belfiore decide asistir a la cena sin haber sido invitado, se disputa con Pagnacca el asiento junto a Carlotta y pide a la muchacha que cante una canción («Passerella innamorata»), lo que despierta nuevamente la irritación de Pagnacca.
Al término de la cena, Pagnacca deja que Pandolfo y Carlotta se retiren («Buona notte, Papà») y se queda solo. Le pide a Francuccio que deje la llave de su habitación en la mesa, mientras reflexiona sobre la actitud de la mujer ante el matrimonio («Se la donna vi dice di no»). Aparece otra vez el Capitano («Buon appetito!») y se lleva la llave de la habitación de Pagnacca. El acto termina con una escena a oscuras donde todos se van encontrando con Pagnacca, que grita enfurecido («Tutto è cheto»).
Acto Segundo
Después de todo lo ocurrido, Francuccio revela su amor por Lisetta, una asistenta, mientras esta confiesa a su señora su intención de ayudarla en sus amores con el joven Capitano («Fidate in me, signora»). La tensión entre el militar y el señor Pagnacca crece y se acaban enfrentando, situación en la que se descubre que el Capitano no está realmente sordo («Son chi sono, cospettone!»). En este momento, Carlotta confiesa que está enamorada del Capitano y rechaza al señor Pagnacca, pese a que su padre había preparado este casamiento con un contrato que está casi cerrado («Senti, o caro»).
Ofendido por la afrenta, el señor Pagnacca decide enfrentarse al militar con una espada mágica que le ofrece Francuccio: se trata de un nuevo engaño para burlarse del ridículo pretendiente («Allor che avete in mano»). Se produce entonces un incongruente duelo entre el Capitano y el señor Pagnacca, incapaz de recordar las palabras mágicas que convertirían a la espada en un arma implacable. Viéndose en peligro de muerte, Pagnacca termina aceptando su derrota en la lucha por el amor de Carlotta («Evviva Don Pagnacca»). En ese momento el matrimonio entre el Capitano y Carlotta tiene el consentimiento de Pandolfo. La acción concluye con la alegre celebración de la boda de los jóvenes («Un vivo giubilo»).
Estructura musical
Las óperas se dividen en grandes partes denominadas actos. Cada uno de ellos es una unidad coherente dentro de la obra. Los actos, a su vez, se fragmentan en escenas y dentro de ellos podemos diferenciar una estructura más o menos predecible:
• Obertura: también llamada preludio, que es la parte instrumental que se interpreta al comienzo de la obra y que sirve para introducir el espectáculo.
• Recitativos: partes con menos desarrollo melódico en las que la acción avanza y el acompañamiento instrumental es menor.
• Arias: partes cantadas en las que la acción se detiene y los cantantes expresan los sentimientos de los personajes a través de su voz, evidenciando su dominio de la técnica vocal. Cabe señalar que en esta obra presentan la estructura de aria da capo, caracterizadas por tener tres partes, es decir, por tener una forma ternaria (ABA). La tercera sección normalmente no solía estar escrita, el compositor se limitaba a indicar que se repitiera la primera parte con las palabras da capo, 3 que en italiano significa «desde el principio». En esta versión, para adecuar la obra a las necesidades del público, solo se harán las dos primeras secciones de las arias.
• Números de conjunto o concertantes: momentos en los que aparecen varios cantantes, como los duetos, tercetos, etc. Cuando aparecen al final de un acto o de la ópera se les denomina finale.
• Interludios: partes instrumentales que aparecen entre las secciones anteriores.
En los actos también podemos encontrar otras partes de una manera más inusual, como por ejemplo las canzone, que encontramos en esta ópera en dos momentos diferentes del Acto Primero.
Los autores: el compositor y los libretistas
A la hora de hablar de la autoría de las obras, en general, debemos centrarnos por un lado en la música y por otro lado en el texto:
• El encargado de la música y, por tanto, de escribir la partitura, es el compositor.
• La persona que escribe el texto recibe el nombre de libretista.
En el caso de la obra que nos ocupa esta línea entre libretista y compositor queda mucho más difuminada. Manuel García no solo fue el compositor, sino que también retocó el libreto.
Nos han llegado pocos datos sobre los libretistas de esta obra, pese a que escribieron para muchos de los mejores compositores italianos del momento.
Como ya hemos dicho, la obra está basada en L’osteria della posta ovvero Il finto sordo que tiene como libretista a Angelo Annelli. Pero, en otras fuentes, es Gaetano Rossi el que aparece como el autor del libreto de la obra de García.
Suponemos que será una adaptación de otra adaptación… como ha ocurrido tantas veces a lo largo de la historia. Entendemos que Anelli escribe la primera versión, Rossi la adapta y, probablemente, García la retocó un poco más. Todos aportaron su granito de arena, aunque no sepamos, exactamente, en qué medida.
El Compositor: Manuel García
Poco a poco vamos reconociendo la valía de este genio musical, uno de los más grandes que han nacido en nuestro país. Su verdadero nombre fue Manuel del Pópulo Vicente García y es considerado, junto con Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales, uno de los compositores sevillanos más influyentes de todos los tiempos. Nació en la capital hispalense a finales del s. XVIII y desarrolló con éxito aspectos tan diferentes como el de cantante, compositor, profesor de canto y empresario, entre otros. Sus comienzos musicales los vivió en su ciudad natal con el organista Nicolás Zabala, Antonio Ripa y Juan Almarcha, hasta que en 1791 viajó a Cádiz, que era una ciudad mucho más activa culturalmente hablando. En esta ciudad se dio a conocer como intérprete de seguidillas, tiranas y boleros. Hasta Madrid viajó en 1798 y allí se estrenaron sus composiciones El majo y la maja y La declaración.
Alcanzó gran fama en torno al año 1800 gracias a la composición de óperas y operetas, entre las que destacan Los ripios del Maestro Adán, El poeta calculista y El criado fingido. En 1807 viajó a París, donde contribuyó a desarrollar el gusto por «lo español». Allí mismo nació, un año después, su hija María Malibrán, o como su padre la llamaba «Mariquita», que llegaría a ser una de las primeras figuras del panorama musical del siglo XIX, una diva del Romanticismo. Pese al éxito cosechado en París, en 1813 se trasladó a Nápoles, donde estudió con Giovanni Anzanni para mejorar su técnica. En este mismo año estrenó una de sus obras más famosas: Il Califfo di Bagdad. Gracias a su amiga madrileña Isabel Colbrán, esposa de Rossini, Manuel García se convirtió en amigo personal de este compositor italiano, influyéndole en alguna de sus óperas (es sabido que Rossini compuso para él el papel de Conde de Almaviva en Il barbiere di Siviglia).
Volvió después a París y en 1818 se instaló en Londres durante una temporada. Quizá con la idea de viajar a territorios vírgenes donde no se conociera la ópera italiana, se aventuró en 1825 hasta Nueva York. Gracias a ello, los García se convirtieron en la primera compañía europea que representó ópera en los Estados Unidos. Como curiosidad comentar que fue concretamente en Nueva York donde el compositor conoció a Da Ponte, el libretista de tres obras maestras de W. A. Mozart: Le nozze di Figaro, Don Giovanni y Così fan tutte. Un año después viajó a México y allí se quedó hasta 1829, año en el que volvería definitivamente a París donde creó una escuela de canto que resultó ser de referencia para toda Europa, pues formaba cantantes absolutos que fueran capaces de desenvolverse en tesituras extremas. Falleció en esta misma ciudad el 10 de junio de 1832.
Manuel García estuvo a la cabeza de toda una dinastía de cantantes, tal como lo reflejó Celia Lumbreras en el cuaderno pedagógico de Le cinesi: 4 Manuel García fue el padre de «Manuel Patricio García, barítono, inventor del laringoscopio —instrumento médico que sirve para examinar la glotis y las cuerdas vocales—, maestro de canto y autor de un Tratado de canto en el que transmitía la técnica vocal de su padre y que, aún en nuestros días, está considerado como una referencia; María Malibrán, una de las más excitantes prime donne de los años 1820 y 1830; y Pauline Viardot-García, cantante, maestra y compositora».
Los Libretistas:
Angelo Anelli
Poeta y libretista italiano que también escribió bajo los seudónimos Marco Landi y Niccolò Liprandi. Estudió literatura y poesía y obtuvo la licenciatura en Derecho Canónico y Civil. Escribió más de cuarenta libretos de ópera entre los que destaca L’ italiana in Algeri de Rossini, donde queda reflejada su tendencia a usar situaciones de la vida real en sus libretos. Abandonó, prácticamente por completo, su carrera literaria para regresar a su profesión como jurista cuando fue nombrado profesor de derecho en la Universidad de Pavía.
Gaetano Rossi
Este italiano fue libretista durante siete décadas y el inicio de su carrera literaria tuvo lugar, a la edad de 13 años, con la publicación de versos religiosos. Trabajó con compositores tan conocidos del bel canto como Rossini o Donizetti, aunque él decía de sí mismo que no era un poeta sino más bien un charlatán. Destacaba en su visión sobre situaciones dramáticas y en la manera en la que introducía tramas muy románticas en sus obras. También ocupó el cargo de director del Teatro Filarmónico de Verona.
Equipo Artístico
Dirección musical y piano: Rubén Fernández Aguirre
Dirección de escena: Paco Azorín
Reparto: CRISTINA TOLEDO (Carlotta), GERARDO BULLÓN (Pandolfo), FRANCISCO FERNÁNDEZ RUEDA (Capìtano), CÉSAR SAN MARTÍN (Pagnacca), CAROL GARCÍA (Lisetta), DAMIÁN DEL CASTILLO (Francuccio)
Lugar, Fechas y horarios
Lugar: sala de conciertos de la Fundación Juan March, Madrid (España).
FUNCIONES
ABIERTAS
Días 6 y 8 de mayo de 2019, a las 19:30 h.
Días 11 y 12 de mayo de 2019, a las 12:00 h.
FUNCIONES
ESCOLARES
Días 7, 9 y 13 de mayo de 2019, a las 11:30 h.
Edad recomendada: a
partir de 12 años.
(8 de mayo en directo por RNE y por streaming)
(12 de mayo por streaming)