Con dirección musical de Guillermo García Calvo, director musical del coliseo y los repartos que asumirán los diferentes roles estarán integrados por Ruth Iniesta, Carmen Romeu, Santiago Ballerini, Leonardo Sánchez, Luis Cansino, Rodrigo Esteves, Damián del Castillo o César San Martín
Muchas emociones fuertes nos esperan en el mes de abril. Entre ellas la recuperación escénica de ‘The Magic Opal’ de Isaac Albéniz, que vuelve al Teatro de la Zarzuela 128 años después de su estreno en España en este mismo escenario.
Desde aquella premier madrileña hasta nuestros días, nunca más ha vuelto a subir a escena. La obra se había presentado en lengua inglesa un año antes, en 1893, en el Lyric Theatre de Londres durante la etapa en que Albéniz centró su trabajo creador en esta ciudad.
De música inteligente y divertida, esta opereta demuestra la enorme variedad y versatilidad del músico catalán, situándolo entre los grandes compositores internacionales. Ahora, un siglo y casi tres décadas después, el público tendrá ocasión de disfrutarla del 1 al 10 de abril con un montaje innovador de Paco Azorín dirigido al espectador del siglo XXI a través de un lenguaje audiovisual y contemporáneo.
La historia, desarrollada en clave de comedia de enredos y adaptada por Paco Azorín y Carlos Martos de la Vega, gira en torno a la búsqueda del amor y a la irresistible cualidad de un ópalo mágico cuyo poder estriba en que todo aquel que lo toca cae perdidamente enamorado de quien lo posee.
Y para que este efectivo planteamiento llegue al puerto deseado, a la puesta en escena y la escenografía de Azorín se une como un tándem invulnerable la dirección musical del maestro Guillermo García Calvo –director musical del Teatro de la Zarzuela, Generalmusikdirektor de la Ópera de Chemnitz en Alemania, director titular de la Robert-Schumann-Philharmonie y sin duda uno de nuestros más ilustres directores de orquesta–.
Por si esto fuera poco, a ellos se suma un equipo artístico escénicamente arrollador y dos equilibrados repartos de grandes voces y especial talento para la escena. García Calvo volverá asimismo a compartir el foso del coliseo con la Orquesta de la Comunidad de Madrid, Titular del Teatro, y estará también al frente del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela.
Los papeles protagonistas, inmersos en un inagotable devenir de disparatados enredos, en muchos casos especialmente divertidos, estarán interpretados por Ruth Iniesta y Carmen Romeu, que se turnarán en el papel de la joven soñadora Lolika; los tenores Santiago Ballerini y Leonardo Sánchez, que harán las veces de Alzaga, su intrépido aliado en la búsqueda del amor verdadero; los barítonos Luis Cansino y Rodrigo Esteves, que encarnarán al banquero Carambollas, símbolo del dinero y el poder como una de las más dañinas y perversas cargas en el día a día de los Ciudadanos. «Rey es el amor, pero el dinero es el emperador», se dice en la aparición en escena de este personaje y de su complementario, Aristippus el tesorero, interpretado por el bajo Jeroboám Tejera. Los barítonos Damián del Castillo y César San Martín asumirán el rol de Trabucos, quien a toda costa tratará de alcanzar sus fines siempre ayudado por los Bandidos o por el ópalo mágico que le hará invencible mientras esté en su poder.
Y también entrarán en el juego y los enredos las mezzosopranos Carmen Artaza y Mar Campo como Martina, la también mezzo Helena Ressurreição, que será Olympia, la soprano Alba Chantar (Zoe), el tenor Gerardo López (Pekito) o el barítono Tomeu Bibiloni (Curro). Y como maestro de ceremonias de todo el embrollo, Eros XXI interpretado por el actor Fernando Albizu.
Público del siglo XXI
Todos ellos bullirán, se alterarán, se divertirán y soportarán lo indecible imbuidos por la innovadora escenografía del propio Paco Azorín en la que las proyecciones, el vídeo, la tecnología y la iluminación crearán un nuevo universo: el del juego del ópalo mágico. Un entretenimiento voraz en el que también será indispensable el alegórico vestuario de Juan Sebastián Domínguez, la siempre cómplice y sutil iluminación de Pedro Yagüe, el mágico diseño de audiovisuales de Pedro Chamizo o los laboriosos y fluidos movimientos escénicos trazados por Carlos Martos de la Vega, que desarrollarán los protagonistas junto a 8 figurantes bailarines y 4 acróbatas.
Paco Azorín afronta esta recuperación con un “respeto total hacia la música”, y trae la historia a la actualidad encauzándola hacia el tema de la banalización del amor y de su instrumentalización, por ejemplo, con las numerosas apps que hoy son para mucha gente el asistente perfecto para buscar y encontrar pareja. De esta manera, el director trata de “crear una escenificación que se dirija al público del siglo XXI a través de un lenguaje audiovisual y contemporáneo”.
Se da el caso de que, para el estreno de esta nueva producción del Teatro de la Zarzuela, se ha encargado una nueva traducción del libreto de Arthur Law, de la que son autores Javier L. Ibarz y Pachi Turmo.
Es obligado también destacar el encomiable trabajo de Borja Mariño, autor de la nueva edición crítica de ‘The Magic Opal’, una obra que, a pesar de su gran éxito con más de 300 representaciones por toda Inglaterra, no había sido interpretada desde finales del siglo XIX debido a la dispersión de sus materiales y las diferentes modificaciones que sufrió con el tiempo.
La obra se estrenó con tres títulos deferentes y se tradujo al español para ser interpretada en su estreno del Teatro de la Zarzuela. En palabras del crítico G. Bernard Shaw: «La ópera pone a Albéniz muy por delante del mejor de sus rivales».
Influencias y conquistas de Albéniz
Guillermo García Calvo llama la atención sobre la circunstancia de que “aunque a veces creemos conocer a nuestros compositores, en realidad en muchas ocasiones solo sabemos de una parte muy pequeña de su creación; y este es el caso de Albéniz”. Así lo desvela el director de orquesta, quien en referencia directa a la partitura de ‘The Magic Opal’ nos habla de otra faceta completamente nueva del compositor de Camprodón: “La música recoge sabiamente diversas influencias de las corrientes europeas de finales del siglo XIX, dejándose inspirar, pero nunca copiando”. Así, escuchamos melodías que anticipan el impresionismo francés —se puede pensar en Lalo, Chausson y Fauré—, ritmos y colores orquestales cercanos a la ópera italiana del momento —tanto al verismo de Puccini como al neoclasicismo del ‘Falstaff’ de Verdi— y también a la opereta francesa —como en ‘La fille du régiment’ de Donizzeti o las operetas de Offenbach—. “Y por supuesto, también escuchamos atmósferas de opereta y sinfonismo ingleses, y muy de vez en cuando, como un sello de identidad, giros melódicos españoles, la cadencia andaluza o melodías en modo frigio”. A García Calvo no le cabe duda de que “en conjunto se trata de una bellísima obra, exquisitamente instrumentada, que sirve de soporte perfecto al ambiente mágico de una historia de ingenio y humor shakesperianos”.
Desde la perspectiva actual, nos encontramos con una música para saborear en la que podemos apreciar la habilidad de Albéniz al margen de todos los condicionantes de la época en la que se estrenó.
Esta nueva producción de ‘The Magic Opal’, pensada para los espectadores del siglo XXI, nos brinda el privilegio no solo de escuchar la obra, sino también de verla en escena casi 130 años después de aquella última versión teatral y en este mismo escenario del Teatro de la Zarzuela donde sucedió. Somos pues afortunados de que el ópalo vuelva a enamorarnos.