Bonet juró el cargo de director del Instituto Cervantes acompañado por los ministros de Asuntos Exteriores y de Educación y de Cultura y el director saliente, anunciando que el Cervantes será «todavía más iberoamericano» y que se reunirá en breve con los organismos responsables de las lenguas cooficiales
«Solicito vuestra colaboración para darle un gran impulso a la difusión de nuestra cultura», dijo Juan Manuel Bonet a los asistentes. «Es mi intención explorar vías de colaboración inéditas con museos y fundaciones, con entidades de gestión, con el mundo de la gastronomía o de la moda. A todos os invito a ayudarnos a articular lo que me atrevería a definir como un plan de choque cultural, con la excelencia como meta».
En esa labor, prometió trabajar en estrecha colaboración con Iberoamérica: «Literaria, artística, musicalmente, el Instituto Cervantes debe ser todavía más iberoamericano de lo que ha sido hasta ahora». Para ello, Bonet propuso establecer «una sinergia mucho mayor» con el resto de las instituciones españolas activas en aquella zona.
Anunció que planteará a los dos ministros presentes «explorar nuevos caminos, tanto en el terrero de la cultura como en el de la enseñanza de nuestro idioma». Caminos que podrían incluir, por ejemplo, enseñar español en ciudades con gran población flotante extranjera, como Cuidad de México o Buenos Aires (el Cervantes solo está implantado en países no hispanohablantes).
Dos peticiones concretas
No serán éstas las únicas peticiones a los ministros. El nuevo director les solicitó (a ellos, a todo el Gabinete y al presidente del Gobierno) que «nos ayuden a superar las actuales estrecheces», ya que «el presupuesto de crisis con el que trabajamos nos obliga a hacer milagros cotidianos» tras perder el 29% de las transferencias del Estado en los últimos ocho años.
La segunda petición es que el Cervantes pueda desarrollar su labor «a largo plazo, con plena autonomía e independencia de criterio» (es decir, al margen de vaivenes políticos), con el apoyo del Gobierno, de todo el Parlamento y de la sociedad.
Ni inmovilista ni rupturista
En estas dos cuestiones, Bonet seguía el criterio del hasta ahora director, Víctor García de la Concha: «Seré entusiasta continuador de lo muchísimo bueno que han hecho mis predecesores». Amante de las vanguardias (artísticas), no será ni inmovilista ni rupturista, «pero sí lo más innovador que sepa serlo».
Se definió como «apasionado por el idioma y la cultura españoles» y destacó que, para España e Hispanoamérica, «el español es su producto internacionalmente más demandado» y «la lengua es su principal activo económico».
Respecto a las lenguas cooficiales, impulsará su enseñanza en el exterior y difundirá la cultura en catalán, gallego y vasco. Aunque «a nadie se le escapa que no es este un terreno fácil, y menos en estos momentos», avanzó que desea entrevistarse en breve con los responsables del Institut Ramon Llull (la primera carta que ha recibido era de su director); del Consello da Cultura Galega y del Instituto Etxepare. «Ojalá encontremos terrenos de entendimiento», aventuró.
Como escritor, crítico de arte y comisario de innumerables exposiciones, su discurso estuvo plagado de menciones a nombres propios de la cultura en español. Y como exdirector del Instituto Cervantes de París desde 2012 -y por tanto, buen conocedor de la institución- también tuvo palabras para los trabajadores: directores de centros, profesores (que «tienen algo de misioneros del idioma») y todos los que dedican su esfuerzo diario (mil personas de plantilla y otro millar de colaboradores) a la promoción del español y su cultura por todo el mundo.
Anunció que incrementará el reconocimiento a la labor de los hispanistas, para lo que quiere crear «algo así como una Tribuna del hispanismo», y cerró su discurso agradeciendo el respaldo de la Corona al Instituto.
Misión «básicamente» cumplida
El director saliente, Víctor García de la Concha, sentenció que «el Instituto Cervantes va a dar un paso gigantesco con este hombre que llega cargado de proyectos y de ilusión». Tras cinco años al frente del Cervantes (recibió el «encargo trascendente» de Rajoy en 2012) y haber pasado momentos difíciles, afirmó con satisfacción haber cumplido «básicamente» la misión encomendada. Ahora pasa el testigo a Bonet, «el primer director que sale de un centro». Nadie mejor que él, destacó, podrá hacer un Cervantes que sea a la vez iberoamericano y plenamente español.
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, elogió la «impecable gestión» de García de la Concha y su política panhispánica. Por eso, está seguro de que el Cervantes «seguirá estando en las mejores manos»: se abre una «etapa esperanzadora» para la institución, que contará con el apoyo del Gobierno después de conseguir el «milagro» de crecer en estos años de reducción presupuestaria.
«El mejor aval para la nueva etapa»
Cerró el acto el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, para quien la trayectoria profesional de Bonet es «el mejor aval para esta nueva etapa». El Cervantes es «un gran instrumento de nuestra política exterior, uno de sus principales pilares».
Para Alfonso Dastis, la expansión del español se debe en parte al Instituto Cervantes, por lo que le animó a consolidarse como «marchamo de calidad» en la enseñanza del español, sea con sus propios cursos, sea con los de otras entidades docentes (a través de los Centros Asociados). Finalmente, defendió reforzar la cooperación con Hispanoamérica y garantizó el pleno apoyo de su ministerio al Instituto.
Entre los invitados se encontraban los exdirectores del Cervantes Nicolás Sánchez-Albornoz, el Marqués de Tamarón y César Antonio Molina; la secretaria general Iberoamericana, Rebeca Grynspan; el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva; el director del museo Reina Sofía Manuel Borja-Villel, así como rectores de universidades, embajadores, entre los que se encontraban Danko Prokic, embajador de Serbia; Koula Sophianou, embajadora de Chipre; Roberta Lajou, embajadora de México, entre otros, así como personal de cultura de embajadas como Claudia Maté, de la Embajada de Argentina en España y, numerosos representantes de la cultura y los medios de comunicación.