Los ministros de educación de América Latina y el Caribe adoptan la Declaración de Buenos Aires: un compromiso firme con una enseñanza de calidad
Conscientes de que el mayor desafío para el progreso socioeconómico en la región es la desigualdad, ministros de Educación de América Latina y el Caribe indicaron en la Declaración que la agenda educativa al 2030 debe contribuir a la eliminación de la pobreza, la reducción de las inequidades y el cuidado del medioambiente a través de una educación de calidad inclusiva y el aprendizaje a lo largo de la vida.
Las autoridades acordaron mecanismos de coordinación regionales necesarios para lograr las metas educativas. Reconocieron que se requiere con urgencia profundizar los cambios, lo que implica una nueva mirada de la educación, del aprendizaje, de la enseñanza, de las políticas y de las acciones en la región.
Las máximas autoridades educativas de América Latina y el Caribe adoptaron el 25 de enero de 2017 la Declaración de Buenos Aires, en el marco de la Reunión de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe “E2030: Educación y Habilidades para el siglo 21”. El encuentro, organizado por la cartera educativa argentina y la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago), fue presidido por el ministro de Educación y Deportes de Argentina, Esteban Bullrich.
Mediante el documento, hecho público el 1 de febrero de 2017, los ministros reconocen el progreso de los sistemas educativos de la región, y –fundándose en las declaraciones de Lima (2014) y de Incheon (2015)– reafirman la educación como derecho fundamental, base para la realización de otros derechos, catalizador del desarrollo sostenible e instrumento para el cumplimiento de los otros objetivos de desarrollo sostenible al 2030.
En el texto acordado, las autoridades confirman su compromiso con la educación y el aprendizaje a lo largo de toda la vida, desde la primera infancia hasta la educación superior y de adultos. Contempla además la multiculturalidad y el plurilingüismo como factores característicos de la región, instando a los Estados a desarrollar enfoques propios que refuercen la diversidad de los pueblos, promoviendo así sociedades más inclusivas. Esta visión incluye desarrollar mejores respuestas para garantizar los derechos y satisfacer las necesidades de personas migrantes y refugiadas.
Asimismo, las autoridades se comprometieron a fortalecer los mecanismos de evaluación y monitoreo del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (“Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”), considerando a los contextos y particularidades de cada país y con especial atención en el clima escolar.
Particularmente los representantes gubernamentales se comprometieron a expandir los programas de atención y educación de la primera infancia, priorizando aquellos grupos marginados y/o excluidos. Las autoridades afirmaron que la agenda educativa al 2030 debe asegurar que todas las niñas y los niños concluyan la enseñanza primaria y secundaria y que ésta debe ser accesible de forma gratuita, equitativa y de calidad.
«Hace falta una reforma profunda del sistema educativo. Alguien que no puede conformar y construir su propio pensamiento a partir de la propia lectura y la elaboración de ideas propias, no es un hombre libre ni una mujer libre en el siglo 21. Queremos que los jóvenes sean autónomos, libres y plenos, en nuestro país y en el mundo. Ese es el foco de la revolución educativa que hace falta, no solamente en la Argentina sino en el mundo», afirmó al emanar la Declaración de Buenos Aires el anfitrión de esta reunión, el ministro de Educación y Deportes de Argentina, Esteban Bullrich.
Entre otros puntos, los presentes acordaron “velar por el fortalecimiento de la educación pública como garantía de la construcción de sociedades más justas y democráticas” y “mantener, optimizar y –de ser posible– incrementar el financiamiento para la educación” en sus países. Esto incluye fortalecer los programas de formación inicial y continua docente y las condiciones de trabajo de los profesionales de la educación.
Cecilia Barbieri, directora (a.i.) de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) indicó que “esta instancia de diálogo y decisión da a América Latina su propia visión común de la Agenda de Educación 2030 para así generar estrategias y programas que persigan estas metas a nivel nacional y regional para el ciclo 2017-2030”.
En la última sesión se instó a una mayor coordinación y convergencia de las agendas regionales con un criterio de eficiencia y eficacia. Para ello se estableció una secretaría del Comité de Educación 2030 a cargo de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) integrada también por los países que representan a la región en el comité directivo a nivel global E2030 (Bolivia, Brasil Argentina), la cual se ampliará con la representación de un país del Caribe, e integrando a una entidad representante de la sociedad civil y a otros aliados del sector educativo.
La Reunión Regional de Ministros de Educación de América Latina y el Caribe es la primera que se celebra tras la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, acordada en septiembre de 2015. El primer paso para dar seguimiento a la Declaración de Buenos Aires será el desarrollo de una hoja de ruta regional que se preparará en los próximos meses.