Schommer fotografió la Transición española, paisajes negros, retratos sicológicos y, a todos los que se le ponían por delante que tuvieran algo que decir, conocidos o anónimos
Cuando conocí a Alberto Schommer, yo era un niño, pero ya era consciente que estaba ante una gran persona y un magnífico artista. Era a principios de los años 60 y, me acuerdo perfectamente, verle llegar al Real Aero Club de España en el aeródromo de Cuatro Vientos conduciendo su flamante Jaguar, para darse un vuelo en su avioneta, -se había sacado el título de piloto privado-. Cuando presentó la exposición Máscaras en el Museo Nacional del Prado y, le recordé que yo, era uno de los niños que cuando él aparecía por el club social le rodeábamos muy intrigados por la gran personalidad que tenía y, que me acordaba hasta del color de su coche, él, se quedó muy sorprendido y le vi sonreír. En ese mismo instante sé que le transporté a un pasado que estoy seguro no quería olvidar.
Alberto Schommer exhibe la exposición Máscaras en el Museo Nacional del Prado. Presenta retratos de escritores y artistas de distintas generaciones que se muestran en un contexto especial, acompañados por una selección de retratos pintados de las colecciones del Prado del siglo XVI hasta principios del XX, que responden a una tipología similar.
Alberto Schommer ha sido uno de los fotógrafos más destacados del panorama creativo español de las últimas décadas y de los más implicados en las corrientes artísticas de su época. A partir de su vinculación a los movimientos renovadores de la fotografía española durante los años cincuenta desarrolló una larga trayectoria.
Entre sus trabajos más conocidos se encuentran sus series de retratos. En los últimos cuarenta años publicó numerosos retratos en diversos medios de comunicación, escenificando en ellos el poder, la economía y la cultura, y componiendo, así, un extenso friso de la historia reciente de España y de la escena internacional
La obra de este Schommer se expuso en numerosos países y fue publicada por las revistas más prestigiosas del panorama internacional. En 1996 ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en 2009 el Ministerio de Cultura le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Sobre Alberto Schommer
Alberto Schommer nace en Vitoria en el año 1928. Schommer vió desde niño cómo su padre, el fotógrafo alemán Albrecht Schommer Koch, aunque médico de profesión, retrataba con la cámara la vida de la ciudad y se convertía en uno de los mejores fotógrafos de la España de los años 40 y 50.
Después de terminar sus estudios se dedicó a la pintura que alternó con el interés por el cine y la fotografía.
En 1952 viajó a Hamburgo para estudiar fotografía y aprovechó para viajar por toda Europa, recorriendo diversos museos. En 1958 se relacionó con AFAL, un colectivo de fotógrafos españoles que iniciaron un proceso de renovación fotográfica a mitad del siglo XX donde su principal vehículo comunicativo fue la revista. Ese mismo año se trasladó a París para trabajar como fotógrafo de Balenciaga, pero apenas un mes más tarde volvió a Vitoria a petición de su padre.
A comienzos de los años sesenta abandona definitivamente la pintura y acepta sus primeros encargos de fotografía industrial para empresas del constructor Juan Huarte, mecenas de artistas como Chillida, Oteiza o Balerdi.
En 1965 abrió estudio en Madrid y expuso en Colonia. En1966 fue miembro fundador del grupo Orain de artistas alaveses. A finales de la década comenzó a adentrarse en la fotografía publicitaria y en 1971 montó un gran plató destinado a la fotografía y el cine publicitario. Un año más tarde el diario ABC le encargó una serie de retratos para el suplemento dominical, que, junto a otros realizados anteriormente, conforman la serie Retratos psicológicos. Su forma de abordar el retrato tendrá una gran repercusión durante los años setenta y ochenta, y sus fotografías se convertirán en una especie de crónica visual de la Transición.
Entre 1973 y 1974 realizó sus primeras “Cascografías”, que son fotografías que se ensamblan, se encastran y adquieren volúmenes y texturas a manos del autor. En 1976 comenzó a colaborar con el diario El País publicando sus series La Iglesia española en levitación, Grupos políticos y El desmontaje del franquismo. En 1978 publicó El grito de un pueblo, sobre Gipuzkoa. Ese mismo año fue invitado por la Casa Real española para realizar las primeras fotografías oficiales de los reyes, a los que siguió en sus viajes.
Durante los años ochenta, se intensifica su proyección internacional, y a la infatigable actividad expositiva le sumó su labor como conferenciante y profesor en cursos y talleres fotográficos. A mediados de la década inició las series Máscaras y Fermento. En 1989 el Círculo de Bellas Artes de Madrid organizó una exposición retrospectiva de su obra; es inaugurada por SS. MM. Los Reyes de España. La exposición del Círculo de Bellas Artes de Madrid itineró por diferentes museos de España y llegó a exponer durante tres meses en el Centre Pompidou de París. Con motivo del 150 Aniversario de la Fotografía, la Sociedad fotográfica de Japón le invita, junto a otros catorce fotógrafos prestigiosos internacionales, a los actos de Tokio.
En 1990 Patrimonio Nacional le encargó Ausencias, una visión personal sobre los diferentes palacios y monasterios, y a partir de esa fecha, Schommer trabajó menos en su estudio y se dedicó principalmente a proyectos documentales en forma de libro: Madrid, Roma-Nueva York, La Habana, Venecia, Buenos Aires, Shangai, Ciudad de México, París, Berlín, Egipto, Siria, Libia, Brasil, Marruecos, La Alhambra, El Escorial, Santiago de Compostela, Córdoba, etc.