Este Informe trata de dar respuesta a cuáles son las necesidades materiales para situar a España a la altura de sus compromisos europeos y atlánticos en materia de Defensa, en base a los programas en marcha y los compromisos adquiridos, y el nuevo escenario geopolítico en este momento crucial
El Director del CESEDEN, Teniente General Francisco de Paula Bisbal, fue el encargado de dar la bienvenida a los ponentes e invitados a la presentación.
Asimismo, presentaron el informe Diego López Garrido, Vicepresidente Ejecutivo de la Fundación Alternativas; Antonio Fonfría, co-autor del informe, y profesor de la Universidad Complutense de Madrid; Carlos Calvo González-Regueral, con la colaboración de Carlos Martí Sempere.
En el evento se debatieron con expertos y medios de comunicación acerca de una estrategia coherente y de largo plazo para la política de defensa, apuntando a la necesidad de un pacto de Estado en esta materia, y, sobre todo, en los tiempos que corren con varias guerras abiertas a lo largo y ancho del mundo.
El incremento del presupuesto de defensa y de las inversiones que repercuten sobre la modernización de las Fuerzas Armadas, son una consecuencia directa del nuevo entorno global y necesita explicarse convenientemente a los ciudadanos para darle continuidad, puesto que la seguridad y la defensa de nuestro modelo de sociedad frente a todo tipo de agresiones ha de ser una prioridad política y, que desde nuestra revista digital patrimonioactual.com, dudamos debido a las continuas discrepancias que existen en el gobierno actual, y que no son capaces de ponerse de acuerdo los dos grandes partidos políticos, ya que el gobierno está dividido y cada uno va por su lado en esta materia, lo mismo que en muchas otras, pero el poder es el poder y nadie se quiere bajar de él.
Alcanzar el 2% de gasto en defensa con relación al PIB se ha convertido en un criterio aceptado por los países de la OTAN y que España debe cumplir, aun siendo un número razonablemente arbitrario. El futuro del sector pasa por la estabilización del marco financiero, la coordinación entre oferta y demanda, y la formulación de una estrategia industrial con objetivos a largo plazo claramente definidos y priorizados. Todo ello dentro de un marco europeo basado en la Política Común de Seguridad y Defensa, que exige tanto esfuerzos a las empresas como a los ministerios de defensa y que pretende ser un impulso a la cooperación industrial y al desarrollo de nuevas tecnologías y sistemas.
En dicho informe no se ha podido tratar el último acontecimiento acaecido en Israel, donde los terroristas de Hamás atacaron zonas del país creando el caos, el asesinato y la destrucción indiscriminada, y que Israel aprovechará para machacar la Franja de Gaza y anexionarla a su territorio.
La realidad de la guerra ha puesto de manifiesto las debilidades estructurales de los mecanismos de defensa occidentales, principalmente europeos, y ha despertado la conciencia política y social respecto a la necesidad de la defensa que ahora cobra una mayor prioridad.
La guerra ha mostrado la escasa preparación de occidente para afrontar un conflicto mayor. La gran lección es que no debemos olvidar la posibilidad de que surjan guerras convencionales que parecían descartadas y, que para ganarlas hacen falta recursos, liderazgo, apoyo social y soporte industrial. Especialmente se ha despertado una mayor conciencia que está favoreciendo el incremento de la inversión en defensa. En este sentido, el papel de la industria de defensa ha cobrado valor, puesto que la conformación de una base tecnológica industrial realmente sólida es un soporte necesario para la capacidad militar.
El Informe también constata que el papel de España en Europa es clave, como también lo es en los vectores africano y americano. Particularmente en el primero de ellos hay graves problemas de seguridad que nos atañen de manera muy directa desde hace años y que requieren de una elevada atención, como en la zona del Sahel. A ello cabe unir otros riesgos derivados de la ciberseguridad o de las noticias falsas que atentan a la seguridad y que son complejos de atajar.
La estrategia exterior española busca reforzar nuestra influencia a través de personas, ideas y propuestas que deben alcanzar también al ámbito de la Seguridad y la Defensa. La situación actual ha cambiado la percepción del valor de la Defensa. Dado que los recursos son siempre escasos y susceptibles de usos alternativos, la decisión de su asignación es una cuestión de preferencia política y de racionalidad económica.
Si hay algo que está mostrando la guerra de Ucrania, es que se ha incurrido en una importante pérdida de tiempo desde la firma de los acuerdos de Cardiff de 2014. Desde 2022, los países han reaccionado elevando el gasto y la inversión en defensa y se ha dado prioridad a la defensa frente a otras políticas gubernamentales. A esta situación se une que los países europeos han delegado, en parte, su seguridad y defensa en los Estados Unidos durante las últimas décadas. Esto ha llevado a la llamada «hipótesis de la explotación» según la cual los países se han aprovechado del gasto de los Estados Unidos, detrayendo recursos de defensa hacia otras partidas presupuestarias, sin considerar el coste de oportunidad en el que podían estar incurriendo en caso de un conflicto como el de Ucrania. Los países europeos no han sabido justificar adecuadamente el gasto en defensa con relación a otros gastos.
Por otra parte, es necesario conocer y valorar qué aporta el gasto y la inversión en defensa tanto en términos económicos como sociales o internacionales. En el caso español, por cada euro que se invierte en defensa se generan entre 2,5 y algo más de 3 euros.
Con relación a los aspectos sociales, el factor más importante sería la seguridad de la sociedad, ya que sin esta condición el desarrollo no es posible, para lo que pedimos desde aquí una “cultura de paz”.
En términos internacionales es necesario poseer capacidades de «hard power» unidas a la diplomacia y la política. La pertenencia tanto a la Unión Europea (UE), como a la OTAN impone la necesidad de aportar recursos adecuados a la defensa colectiva de manera que España sea un socio fiable cuya voz sea escuchada y tenida en cuenta en los foros internacionales.
Se marcan así dos grandes objetivos para la política de defensa: la modernización de las Fuerzas Armadas con sistemas que permitan mantener la ventaja tecnológica y la potenciación de la industria de defensa como elemento esencial para soportar las capacidades operativas y, a su vez, como tractor de innovación y desarrollo tecnológico.
Muchos de los esfuerzos y recursos económicos, se deben destinar al mantenimiento de la paz, la protección de la población civil, y la salvaguarda del patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO, evitando su destrucción y tráfico ilícito de bienes culturales.
Para concluir con el resumen de este Informe, podemos estudiar la dicotomía entre gasto e inversión y su articulación. Además, me gustaría resaltar la poca capacidad del humano para mantener la paz. No hemos aprendido nada a lo largo de la historia.
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