Así lo ponen de manifiesto, al menos, los estudios llevados a cabo por el grupo de investigación de la UAH dentro del proyecto ‘Servicios Ambientales de la Avifauna. El papel de aves rapaces como controladores de aves plaga’, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad desde el año 2006
Las Rías Bajas de Galicia poseían una de las mayores densidades de población de azor del mundo. Pero eso está cambiando. En los últimos 10 años, según las investigaciones desarrolladas por el grupo de investigación Foreco de la Universidad de Alcalá, la población de azor de algunas de las localidades se ha reducido en torno a la mitad debido, fundamentalmente, a la colocación de trampas ilegales para su caza.
Según estas investigaciones, las aves rapaces de la zona (azor, fundamentalmente, pero también gavilanes y busardos ratoneros) son una herramienta de control biológico para plagas de aves (palomas torcaces, estorninos negros…) que afectan a los cultivos, sobre todo a la uva de albariño. No obstante, en torno al 4,3% de la alimentación de los azores en épocas reproductivas –período en el que se analiza la alimentación de las rapaces- se compone de palomas mensajeras. ‘El 50% de las palomas mensajeras de las que se nutren los azores son ejemplares desorientados que se dirigían en ruta hacia palomares portugueses y de otras partes de España. El otro 50% pertenece a palomas mensajeras locales, según el análisis de las anillas que nosotros hemos realizado gracias a las 80 cámaras de vídeo de que disponemos en otros tantos nidos de azores, para conocer de qué se alimentan’, indica Salvador Rebollo, coordinador del proyecto de investigación, quien agrega que ‘esto está generando conflicto, porque se colocan trampas para capturar ilegalmente a las aves rapaces y nosotros detectamos la presencia de esas trampas’.
La paloma mensajera es un bien muy preciado en las Rías Bajas gallegas. Se trata de una cría muy profesionalizada que aporta un alto valor económico a sus criadores. Además, las Rías Bajas son una ruta de retorno de palomas mensajeras hacia Portugal, donde la cría de estas aves es casi un deporte nacional. Solo en la comarca de Oporto hay más de 300.000 palomas mensajeras, según explica Salvador Rebollo.
Una solución para el problema
El grupo de investigación tiene la solución a esta problemática: ‘la presión del azor sobre las palomas mensajeras depende de factores como la accesibilidad del palomar, el horario de vuelo, la edad, el estado nutricional y la fortaleza de las palomas. Hemos ofrecido a las asociaciones de columbicultores la posibilidad de hacer un estudio para buscar las soluciones técnicas y de manejo que ellos debían adoptar para reducir las capturas de los azores, pero se han negado a participar’.
Entretanto, lo que se está produciendo es una reducción de la población del azor en esta zona de España que, hasta hace pocos años, ‘era una de las más elevadas de todo el planeta’, agrega Rebollo.
‘Entiendo que la caza ilegal de aves rapaces la hacen determinados individuos concretos y no se puede señalar con el dedo a las asociaciones de palomas mensajeras, pero las trampas están provocando una disminución en las parejas reproductoras de azor a menos de la mitad en un período de entre 5-10 años en algunas de las localidades’, agrega Rebollo.
Proyecto de investigación
El proyecto de investigación contempla la instalación de 100 cámaras en otros tantos nidos de aves rapaces en el entorno de las Rías Bajas. Estos nidos se sitúan en los árboles, a unos 20-30 metros sobre el suelo y son cruciales para conocer cómo y con qué se nutren las aves en el período de reproducción.
Las investigaciones también se están realizando en Madrid y Ciudad Real con el objetivo de conocer, a través de las aves rapaces forestales, la salud de los ecosistemas forestales, afectados también por otros factores, como la construcción de grandes infraestructuras o la incidencia de los incendios.
El azor común
Es un ave especializada en la caza en ecosistemas arbóreos; sus alas resultan cortas para su tamaño, y tienen los extremos redondeados; al mismo tiempo, su cola es proporcionalmente larga, para facilitar las maniobras bruscas, y barreada con 4 o 5 franjas oscuras. Estas características le permiten una gran movilidad y capacidad de maniobra en un ambiente con mucha vegetación, y sus cortas alas impiden que choque contra la foresta del bosque de forma que es capaz de volar sin problemas en un ambiente denso. Estas características cinegéticas le dieron su valor desde la antigüedad como ave predilecta en cetrería para cazar en el bosque.
Otra característica que comparte con las águilas es la forma de la cabeza y el pico, así como las garras, que son cortas, romas y muy fuertes, ya que el azor (al igual que las águilas) no mata a sus presas desnucándolas con el pico como hacen los verdaderos halcones, sino que lo hacen con la mera presión de sus garras.