La necesidad de asistir a las personas que se han visto obligadas a dejar todo atrás para salvar sus vidas es cada vez mayor y la agencia de la ONU que las ayuda no cuenta con los recursos suficientes para responder a la magnitud de las carencias
Este año opera con un déficit de 650 millones de dólares y las perspectivas para 2024 son sombrías, dice el responsable del organismo, que apunta a los conflictos como la causa principal de que la gente huya de sus comunidades.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) informó que en la actualidad hay en el mundo unos 110 millones de personas desplazadas por la fuerza y expresó gran preocupación por el déficit de 650 millones de dólares correspondiente a 2023, que le impide brindar responder en la escala requerida por las enormes necesidades humanitarias de esa gente. Esto sin contar lo que está ocurriendo actualmente en la Franja de Gaza.
Peor aún, el Alto Comisionado titular de ACNUR, adelantó que las perspectivas para el año entrante son “todavía más inquietantes y peligrosamente bajas”.
Filippo Grandi aseguró que ACNUR encara uno de los momentos más difíciles de sus 70 años de historia. “Nunca había estado tan preocupado en mis casi ocho años en este cargo”, dijo.
Las aseveraciones de Grandi, expuestas ante el órgano rector de ACNUR, se producen en medio de una serie de conflictos -como el de Sudán, Ucrania, Siria o en Gaza ahora mismo-, que han impulsado los desplazamientos a niveles récord.
Más crisis y menos dinero para ayuda humanitaria
Para ilustrar el déficit con que opera la Agencia, citó el plan de respuesta humanitaria dentro de Sudán, que incluye a más de cuatro millones de desplazados desde abril y que sólo está financiado en una tercera parte. En cuanto a la respuesta regional a los refugiados de Sudán, que prevé mil millones de dólares, sólo cuenta con una cuarta parte de los recursos.
Grandi explicó que algunos donantes importantes argumentan que sus presupuestos humanitarios se están reduciendo pese al aumento de las crisis.
Mientras tanto, ACNUR reajusta sus planes y cuenta con financiamiento privado que será “sustancial, pero no al mismo nivel que el año pasado, cuando la crisis ucraniana desencadenó un gran esfuerzo de solidaridad”.
Advirtió que las consecuencias de estos déficit financieros son graves y afectan a los refugiados y desplazados, además de que pesan en los países de acogida (que siguen siendo los principales donantes de refugiados). La falta de fondos ya ha provocado reducciones preocupantes en la ayuda alimentaria en Bangladesh y Jordania, así como en varios países africanos, dando lugar a un aumento de los movimientos de retorno en ciertos casos y a mecanismos de supervivencia negativos en otros.
Conflictos, la causa principal del desplazamiento
Grandi explicó que los conflictos han sido hasta ahora los principales causantes del desplazamiento forzado a niveles sin precedentes.
Añadió que a medida que crecen los conflictos, crece la falta de respeto al derecho internacional humanitario y los civiles son los más afectados porque se ven obligados a huir para salvar la vida, dejándolo todo atrás para emprender arduos viajes hacia destinos inciertos donde, a menudo, continuará su sufrimiento.
El Alto Comisionado refirió una lista de los conflictos que han provocado gran parte de los desplazamientos en los últimos años, como Sudán, Ucrania, Etiopía, Siria y Myanmar, y advirtió sobre la actual escalada entre palestinos e israelíes, que infligirá mayor congoja y está dando lugar a una grave inestabilidad en esa región de por sí plagada de tensiones.
“ACNUR no tiene el mandato de abordar las consecuencias humanitarias inmediatas y trágicas del conflicto palestino-israelí, pero está presente y activo en la región. Y está presente y activo allí donde la guerra obliga a la gente a huir”, recalcó, llamando a comunidad internacional a apoyar ese trabajo, otorgándole los fondos necesarios para llevarlo a cabo.
Travesías arriesgadas
Grandi señaló que los gobiernos anfitriones y las organizaciones humanitarias hacen todo lo posible, pero con recursos en gran medida insuficientes para estabilizar a las poblaciones. “A nadie debería sorprenderle la decisión de las personas de emprender viajes peligrosos”, insistió.
En este sentido, detalló que entre las personas que hoy llegan a Túnez e Italia se encuentran ciudadanos sudaneses que huyeron recientemente de los combates y se dirigieron a países vecinos de Sudán, donde la ayuda es en gran medida insuficiente.
ACNUR mantiene su compromiso
“Esto nos recuerda la triste situación de 2015, cuando miles de refugiados sirios y de otros países se trasladaron de Medio Oriente a Europa porque la ayuda disminuyó. De hecho, el número de sirios que intenta cruzar el Mediterráneo también está aumentando en un momento en el que la asistencia humanitaria a Siria y países vecinos como Jordania y Líbano enfrenta, una vez más, a cortes drásticos”, apuntó.
Grandi sostuvo que, no obstante la escasez de fondos, ACNUR sigue mantiene su compromiso de propulsar soluciones al desplazamiento, incluso en circunstancias difíciles. Desde principios de año, ACNUR ha respondido a 44 nuevas situaciones de emergencia en una treintena de países. La última emergencia provocó la llegada de 100.000 refugiados a Armenia desde Karabaj hace apenas unos días.