El canto de ópera italiana es una forma de cantar fisiológicamente controlada que mejora el poder de transmisión de la voz en espacios acústicos como auditorios, anfiteatros, arenas e iglesias
Realizado por personas de todos los géneros, se asocia con expresiones faciales y gestos corporales específicos e implica una combinación de música, teatro, actuación y puesta en escena.
Los cantantes se identifican por el rango vocal y el color y se dividen en varios registros (tenor, barítono, bajo, soprano, mezzosoprano y alto).
Los conocimientos y habilidades relacionados con el canto de ópera italiana se transmiten oralmente entre maestro y alumno, a través de ejercicios vocales y la introducción paulatina de diferentes repertorios y estilos musicales.
A la transmisión de la práctica también contribuyen las actuaciones en recitales, escuelas de canto y talleres, así como la educación formal en conservatorios y academias.
Además, el comienzo de una temporada de ópera suele coincidir con festividades y ceremonias locales.
La práctica promueve la cohesión colectiva y la memoria sociocultural, y está estrechamente vinculada con otros elementos culturales, como los lugares acústicos y la poesía.
También depende de otras profesiones como la escenografía y la iluminación, la sastrería, la escenografía y el maquillaje.
Un medio de libre expresión y diálogo intergeneracional, su valor cultural es reconocido a nivel nacional e internacional.