Expertos internacionales, malienses y de la UNESCO concluyeron el 11 de febrero la primera evaluación de los daños infligidos al patrimonio cultural de la ciudad de Gao a raíz de la ocupación del norte de Mali por parte de grupos armados
Su trabajo se centró tanto en los sitios culturales como en las prácticas culturales locales.
“Son necesarias medidas urgentes para salvaguardar la Tumba de los Askia, sitio inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial, antes de la próxima estación de lluvias, que comienza en junio”, declaró Lazare Eloundou Assomo, director de la oficina de la UNESCO en Bamako, que participó en la misión de evaluación.
“Además, debemos tratar de aliviar los traumas sufridos por la población local tras los violentos intentos de los extremistas armados de destruir su identidad cultural y sus prácticas culturales, que incluyen la música tradicional. Es preciso restañar esas heridas para preparar el camino de la reconciliación y la paz duradera en la región”, agregó Eloundou Assomo.
En la misión participaron también: Lassana Cissé, jefe del departamento de patrimonio de Mali, Alain Crédeville, funcionario de la embajada francesa en Bamako, y Sophie Ravier, jefe de la unidad de cultura y medioambiente de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA), que facilitó también el transporte y la seguridad necesarios para la misión.
Durante la visita, los expertos observaron que la comunidad local ha emprendido obras de reparación para evitar mayores deterioros en la Tumba de los Askia, un monumento de adobe del siglo XV. La espectacular estructura piramidal de 17 metros de altura de la tumba de la dinastía de los Askia, erigida en 1495 por Askia Mohamed, emperador de Songhai, en su capital de Gao, atestigua la potencia y riqueza de un imperio que cobró auge entre los siglos XV y XVI gracias al control del comercio de la sal y del oro practicado a través del Sahara. Esta tumba es también un magnífico ejemplo de la tradición arquitectónica de construcción de edificios con adobe, característica de la región del Sahel Occidental. El conjunto monumental –que comprende la pirámide funeraria, dos edificios de techo plano de la mezquita, el cementerio de ésta y un ágora al aire libre– fue construido cuando Gao se convirtió en la capital del Imperio Songhai, después del retorno de Askia Mohamed de su peregrinación a La Meca y de la subsiguiente declaración del Islam como religión oficial en sus dominios.
Durante la ocupación, un grupo de jóvenes oriundos de Gao desafió el peligro para defender el sitio e impedir que sufriera los mismos daños que los monumentos de Tombuctú, otro sitio del patrimonio mundial.
A pesar de estos esfuerzos, los expertos constataron que las salas de oración de la mezquita de los Askia requieren grandes medidas de conservación antes de la próxima estación húmeda para evitar un deterioro mayor.
Otros sitios culturales de Gao están asimismo dañados. 90% del sitio arqueológico de Saneye, en Gao, que data del siglo XI, fue saqueado por los extremistas. El museo del Sahel, construido recientemente y que iba a albergar importantes colecciones a partir de marzo de 2012, fue utilizado por los extremistas como residencia durante casi un año, por lo que ha perdido gran parte de su equipamiento.
Varias colecciones que se encontraban en el edificio antiguo del museo del Sahel, tales como los instrumentos musicales que se utilizan en el imzad, una práctica musical tuareg inscrita en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, pudieron conservarse porque el conservador y el personal del museo los escondieron.
A raíz de las extensas consultas con la comunidad y los representantes locales, los miembros de la misión tomaron conocimiento de los traumas sufridos por ciertos grupos, en particular los grupos culturales, musicales y de danza, ya que sus instrumentos fueron incendiados y sus trajes destruidos. La Takamba, una danza popular Songhoy y el Holey-Orey, o danza de los poseídos, estuvieron prohibidas. Se obligó a muchas mujeres a cortarse las trenzas de sus peinados y se les prohibieron los trajes étnicos tradicionales que usan. El Hogar de los Artesanos quedó completamente destruido, lo que dejó a casi todos sin fuentes de ingresos.
La UNESCO y las autoridades locales trabajarán juntos para llevar a cabo una evaluación completa de las necesidades de Gao en materia de patrimonio cultural y tomarán medidas para salvaguardarlo.