La nueva producción de la ópera, coproducida con la Royal Opera House de Londres y el Teatro Colón de Buenos Aires, se estrenará en el Teatro Real de Madrid, donde nunca se ha representado
Entre los días 19 de febrero y 5 de marzo el Teatro Real ofrecerá nueve funciones de La prohibición de amar, segunda ópera en el catálogo de Richard Wagner (1813-1883), que se estrenará en España —tras una versión con orquesta reducida presentada en el Festival de Peralada en 2013— en una nueva producción del Teatro Real, en coproducción con la Royal Opera House de Londres y el Teatro Colón de Buenos Aires.
En esta divertida, fresca y melodiosa partitura, de claro sabor mediterráneo, un Wagner de 21 años recurre a la censurada y ácida comedia Medida por medida de William Shakespeare (1564-1616) para criticar la hipocresía y puritanismo de la sociedad centroeuropea del siglo XIX, reivindicando la libertad sexual, la expresión de los sentimientos y el calor meridional. Para ello traslada la acción original de la obra shakesperiana de Viena a Sicilia, donde Friedrich —caricatura del dictador alemán que se esconde detrás de un pretendido idealismo— impone la pena de muerte para castigar la promiscuidad sexual y prohíbe los prostíbulos, el carnaval y el amor extraconyugal al que él mismo sucumbe.
La prohibición de amar, escrita después de Las hadas —que Wagner nunca pudo escuchar—, tuvo su azaroso estreno en 1836 en Magdeburgo. La primera y única representación de la ópera durante la vida del compositor fue desastrosa, ya que algunos cantantes no se sabían su papel. La segunda función no pudo celebrase porque el marido de la protagonista, en un ataque de celos e impulsado quizás por el hedonismo y la lujuria de que alardea la trama, agredió al tenor que interpretaba el papel de Claudio, quien, al parecer, mantenía un indisimulado romance con su mujer.
La partitura, que Wagner tildaría más tarde de “pecado de juventud”, fue apartada de su catálogo por el compositor y por su viuda Cósima Wagner hasta que, ya entrado el siglo XX, comenzó su lenta recuperación, refrendada por el público y la crítica con la célebre producción de la Ópera de Baviera en 1983, con Wolfgang Sawallisch en la dirección musical y Jean-Pierre Ponnelle en la dirección de escena.
En La prohibición de amar aflora la influencia de la opéra-comique francesa, del melodismo belcantista, de la ópera bufa, o de los tintes nacionalistas de Weber, pero se vislumbran también algunos de los rasgos, todavía incipientes, de las futuras obras de Wagner.
De esta idea parte la dirección de escena del danés Kasper Holten, en la que el joven Wagner se ríe de la grandilocuencia de su obra futura, de los arquetipos de sus personajes y de los estereotipos del germanismo ario que él mismo exaltaría más tarde.
Así, en un decorado diseñado por Steffen Aarfing que evoca una bulliciosa barriada de Palermo, con sus clubs de alterne y su patio de vecinos, en un tiempo indefinido en el que conviven y se yuxtaponen alusiones al pasado y divertidos guiños al presente, se va desarrollando la trama shakesperiana tamizada por el ideario revolucionario de la primera mitad del siglo XIX y las turbulencias amorosas del joven Wagner.
Los tintes caricaturescos de los personajes y la ágil y fresca dramaturgia de la trama, con tintes de vodevil, pondrán a prueba las dotes actorales y canoras de los dos repartos, en los que destacan los barítonos Christopher Maltman y Leigh Melrose (Friedrich), las sopranos Manuela Uhl y Sonja Gornik (Isabella), los tenores Peter Lodahl, Peter Bronder (Lucio), Ilker Arcayürek y Mikheil Sheshaberidze (Claudio), y los bajos Ante Jerkunica y Martin Winkler (Brighella), que actuarán con María Miró, David Alegret, David Jerusalem, Isaac Galán, María Hinojosa y Francisco Vas.
Ivor Bolton, director musical del Teatro Real, cambiará de registro después de su reciente interpretación de La flauta mágica, para dirigir esta ecléctica obra juvenil wagneriana al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.
Coincidiendo con las funciones de La prohibición de amar, con las que el Teatro Real se une a las conmemoraciones del cuarto centenario de la muerte de William Shakespeare, se ha organizado una serie de actividades paralelas que permitirán al público acercarse a la ópera de Wagner y a la obra Medida por medida de Shakespeare desde diferentes perspectivas.