Una de las grandes óperas de Rossini que se representó durante dos días en el Kursaal con gran éxito fue coproducida por la Quincena Musical, el Teatro Colón de Buenos Aires y el Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial
El segundo gran titulo de la Quincena Musical de San Sebastián hizo de nuevo las delicias de un público totalmente entregado que abarroto de nuevo el auditorio Kursaal de San Sebastián. La Quincena ha querido sumarse a las celebraciones del 150 aniversario de la muerte en Paris de Gioachino Rossini genio de la música clásica y uno de los más prodigiosos compositores italianos del siglo XIX.
Gioachino Rossini compuso La italiana de Argel en muy pocos días, tal y como lo hacía habitualmente. Contando sólo con veintiún años cuando la obra fue estrenada el 22 de mayo de 1813 en el Teatro San Benedetto de Venecia, Rossini afirmó haber creado La italiana en Argel en apenas dieciocho días.
La trama de La italiana en Argel muestra la atracción de principios del siglo XIX por los temas turcos; una obsesión por lo exótico y lo extraño provocada por el choque cultural secular entre Europa y el Imperio otomano. Ya sea adrede o no, la ópera de Rossini es como una metáfora sobre la manera de vencer nuestros miedos, donde el humor y la astucia nos sirven de guías.
Como podemos esperar de Rossini, la música es enérgica, alegre y melodiosa a lo largo de toda la obra. Y, si bien tiene el singular sello inmediatamente reconocible de Rossini, muestra que éste no trabajó en una burbuja; en la partitura hay huellas claras tanto de Haydn como de Beethoven, compositores a los que el joven músico admiraba, aunque escritas con el talento supremo de Rossini para expresar la comedia a través de la música.
Viena ha visto muchas reposiciones de este dramma giocoso mágico. Esta temporada, el público debe prepararse para dejarse seducir por los encantos de Isabella una vez, dado que La italiana en Argel regresa al escenario de la Wiener Staatsoper.
El director de escena, Joan Anton Rechi, presentó en la Quincena de 2011 su hilarante versión de “El barbero de Sevilla” y regreso con una producción desternillante.
Bajo la dirección musical de Paolo Arrivabeni, especialista en repertorio belcantista, configuran el elenco solista la mezzo Marianna Pizzolato, en este momento una de las cantantes rossinianas por excelencia, el bajo Nahuel Di Pierro, el tenor Santiago Ballerini o la donostiarra Arantza Ezenarro. Junto a ellos, la Orquesta Sinfónica de Euskadi y el Coro Easo.
Tras el espectáculo “La creación”, que inauguró la 79 edición de la Quincena Musical con una innovadora propuesta escénica, el festival acogió su tradicional cita con la ópera escenificada. El título escogido esta vez es uno de los más populares del periodo temprano de Gioachino Rossini, el dramma giocoso “La italiana en Argel”, que vio dos representaciones los días 11 y 13 de agosto, en el Auditorio Kursaal donde el público pudo disfrutar de un excelente espectáculo.
Joan Anton Rechi, director de escena de esta nueva producción de “La italiana en Argel” “nos hará reír a carcajadas” y, desde luego, lo consiguió puesto que salimos del espectáculo con una gran sonrisa en los labios. Se trata de una coproducción de la Quincena Musical con el Teatro Colón de Buenos Aires y el Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial. La producción se estrenó el pasado mes de mayo en Buenos Aires. Según relató el diario argentino Clarín con motivo del estreno, la puesta en escena “recurre al látigo, brillos, plumas, una corte de travestis bastante frikis, todo en el estilo del teatro de revistas. Rechi parece caótico, pero sabe lo que hace, y su resolución del conjunto al final de primer acto fue impecable”. A la llegada de esta producción a San Lorenzo de El Escorial a finales del mes de julio, la prensa dijo: “El montaje revisita una de las grandes óperas de Rossini en su faceta más chispeante, con una puesta en escena ambientada en los años 40”. La producción se adapta a la perfección a la morfología y recursos técnicos del Kursaal, que Rechi ha tenido especialmente en cuenta a la hora de diseñar la puesta en escena. La labor escenográfica de Joan Anton Rechi es conocida para el público de la Quincena Musical: suya era la versión de “El barbero de Sevilla” que se presentó en la edición de 2011 y que trasladaba la acción a un plató de televisión.
La dirección musical de la obra recaerá en el italiano Paolo Arrivabeni,uno de los grandes especialistas actuales en la dirección de óperas italianas del siglo XIX y, concretamente, del repertorio belcantista al que también pertenece Rossini. Arrivabeni ha actuado en prácticamente todos los principales coliseos europeos, desde las Óperas del Estado de Berlín y Viena a la Ópera de la Bastilla de París o el São Carlos de Lisboa, y, por supuesto, en todos los teatros de Italia, donde es una figura habitual. Es bien conocido por los aficionados vascos a la lírica, ya que ha dirigido diversos títulos de ópera italiana en las temporadas de la ABAO.
En el foso estuvo la Orquesta Sinfónica de Euskadi, que ha participado en el festival ininterrumpidamente desde su creación en 1982 con una actuación muy buena.
Junto a la orquesta, participo una de las agrupaciones corales asiduas al festival, el Coro Easo, dirigido por Sergio Pedrouso que estuvo fabuloso. Las funciones contaron además con un calibrado reparto vocal, que incluye las voces de la mezzosoprano Marianna Pizzolato (Isabella), el bajo Nahuel Di Pierro (Mustafá), Santiago Ballerini (Lindoro), Juan Martín-Royo (Taddeo), Sebastià Peris (Haly) o Alejandra Acuña (Zulma), así como la donostiarra Arantza Ezenarro (Elvira).
El libreto cuenta las peripecias de Isabella, una dama italiana que, al ir al rescate de su prometido Lindoro, preso por el bey Mustafá, naufraga en una playa de Argelia. Mientras tanto Mustafá, cansado de las exigencias de su esposa Elvira, pretende casarla con Lindoro para deshacerse de ella. Él mismo quiere buscar una nueva esposa italiana, pues ha oído hablar muy bien de ellas, y se enamora perdidamente de Isabella cuando el jefe de la guardia la trae a palacio. Desde ese momento, los enredos y malentendidos estarán a la orden del día.
Definida por su autor como un dramma giocoso, es uno de los títulos más notables de la primera época de Rossini, por la forma en que mezcla las convenciones de la ópera seria y la ópera buffa. Su temática oriental, tan en boga en aquel período, sumado a la gran calidad de la partitura, con números tan populares como la inolvidable obertura o el aria “Le femmine d’Italia”, le reportaron un gran éxito en los años siguientes a su estreno, reestrenándose rápidamente en Europa, en Londres y hasta en Nueva York. Después quedó en el olvido, hasta su recuperación en Italia en la década de 1920. La Quincena Musical la programó con anterioridad en 1992.
Con esta nueva producción de “La italiana en Argel” la Quincena se suma a las celebraciones del 150 aniversario de la muerte de Rossini, cuya música ha estado muy presente en el festival prácticamente desde sus inicios. Al final de la década de 1940 y 1950 existía un convenio entre el Ministerio de Cultura de Italia y el festival, que permitió que acudieran a San Sebastián cantantes legendarios como Mario del Monaco, Carlo Bergonzi, Beniamino Gigli o Piero Cappuccilli, que a menudo cantaban Rossini en sus recitales. Otro ejemplo de la presencia del compositor en la Quincena lo constituye la Gala Rossiniana de 1990, que reunió a las estrellas del canto Luciana Serra, Martine Dupuy, Rockwell Blake y Simone Alaimo, o las óperas de Rossini que ha llevado a escena en el nuevo milenio, como “Il viaggio a Reims” en 2002 o la ya mencionada “El barbero de Sevilla” en 2011.