La exposición de Monumentos Arquitectónicos de España de la Calcografía Nacional es un proyecto muy querido por la propia Calcografía y Juan Bordes, su director Delegado, en su afán de dar a conocer sus extraordinarios fondos
Sin embargo, este proyecto de la Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF) no hubiese sido posible sin la ayuda del Rectorado de la Universidad Politécnica de Madrid y la de su Escuela Técnica Superior de Arquitectura.
Monumentos Arquitectónicos de España (1852-1881) fue una de las mayores iniciativas editoriales protagonizadas por el arte gráfico europeo en el siglo XIX.
Este extraordinario proyecto nació al amparo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y bajo el control científico de la recién creada Escuela Especial de Arquitectura. Desde el principio contó con el patrocinio estatal a través del Ministerio de Fomento y con la alta protección de la reina Isabel II.
El objetivo del proyecto fue crear un catálogo visual, recogiendo en imágenes la totalidad del patrimonio arquitectónico de España, en una publicación de lujo con estampas de la máxima calidad. La obra pretendía reunir los principales monumentos de las tres culturas existentes en suelo español: “pagana”, “mahometana” y “cristiana”, utilizando esta nomenclatura como primera y fundamental clasificación de la obra.
La publicación de Monumentos Arquitectónicos de España tuvo sus inicios en los levantamientos que realizaron los alumnos de la Escuela Especial de Arquitectura como ejercicios prácticos de aprendizaje. Se trataba de viajes de prácticas en los que, siguiendo un programa diseñado por una comisión nombrada por el Ministerio de Fomento, los estudiantes de arquitectura dibujaban los principales monumentos de cada provincia. Más tarde, los dibujos se encomendaron a profesores formados en la Escuela Superior de Arquitectura quienes, ayudados por alumnos, pintores y fotógrafos viajaron a las provincias y tomaron apuntes de los edificios. Estos viajes se iniciaron entre 1849 y 1850, realizándose con cierta regularidad hasta 1880.
La obra se publicó en 89 fascículos, que empezaron a aparecer por entregas en 1856. Dichas entregas, que reunían una media de cuatro estampas más dos hojas de texto, no guardaron nunca un orden correlativo, ya que cada fascículo no se refería a un mismo monumento o a una región en concreto. El resultado fue un caótico conjunto de imágenes y textos.
Hasta 1870 en que la publicación fue interrumpida por dificultades presupuestarias, el proyecto estuvo controlado por la Escuela Superior de Arquitectura. Ese mismo año, asumió la tutela del proyecto la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Cinco años más tarde, en 1875, la comisión encargada de vigilar la publicación recomendó al Estado firmar un contrato con el editor madrileño José Gil Dorregaray, quien se propuso ir completando partes autónomas para formar monografías, acompañadas con un texto explicativo, que dieran coherencia al material publicado. A la firma del contrato, Dorregaray se comprometió a publicar siete entregas por año, mejorando la distribución de las mismas. Bajo su dirección aumentó la tirada, se ordenaron las entregas y se publicaron los índices y portadas de las monografías ya finalizadas. Su implicación en el proyecto fue tal que su muerte supuso también el final definitivo de la publicación.
El resultado fueron 281 estampas, que representaban monumentos de 24 de las 50 provincias que en ese momento formaban la división territorial de España. Al suspenderse la publicación en 1881, se completaron con ellas 32 monografías con textos explicativos, quedando muchas estampas sueltas como un conjunto inacabado. Por este motivo, hasta ahora había sido difícil visualizar el contenido total de esta obra, pues faltaba un catálogo de todas sus estampas y un listado en el que apareciesen sus títulos completos.
El gran proyecto de Monumentos Arquitectónicos de España exigió un considerable esfuerzo de organización y dotación de infraestructuras, debido al gran formato de sus estampas y a la introducción de los últimos avances del grabado arquitectónico. Para los grabados y litografías se contrataron los servicios de especialistas nacionales y extranjeros. La estampación de las láminas se llevó a cabo en la Calcografía Nacional, mientras que las piedras litográficas fueron estampadas en varios establecimientos particulares. Todo ello, la convirtió en la principal empresa tipográfica que se llevó a cabo en España durante el siglo XIX.
La edición es un monumento en sí misma, sobre todo por la extraordinaria calidad de las estampas de gran formato que la componen, siendo avalada por el prestigio de la Calcografía Nacional, ya que cada creación gráfica estuvo sometida a los más estrictos criterios de estampación y tratada con los mejores materiales.
Las estampas de Monumentos Arquitectónicos de España constituyen en la actualidad un excepcional documento para los historiadores de la arquitectura, restauradores, estudiosos y coleccionistas, ya que dan un fiel testimonio de cómo se encontraban, a mediados del siglo XIX, algunos edificios cuyas estructuras y ornamentaciones se han visto considerablemente alteradas con el paso del tiempo.
Los aguafuertes y cromolitografías que conforman Monumentos Arquitectónicos de España pueden ser adquiridos en el departamento de difusión y venta de la Calcografía Nacional. Se trata de una colección única en el mundo, de estampas originales de la época, sobre papel de calidad, con más de un siglo de antigüedad, que ahora se ofrece al público de forma individualizada.
RABASF – Calcografía Nacional del 23 de diciembre de 2014 al 15 de febrero de 2015