Habitualmente nos encontramos con libros sobre la guerra que son memorias, en el caso de La Soledad de Alcuneza, podemos disfrutar de una gran novela que ahora se reedita completa
La novela “La Soledad de Alcuneza” ha sido presentada en Madrid por Salvador y Sol García de Pruneda de la Torre, hijos del autor; Andrés Trapiello y Joaquín Puig de la Bellacasa
El respeto al bando contrario prima en esta novela, en la que Salvador García de Pruneda, oficial de caballería del ejército de España y diplomático, nos narra sin necesidad de nombrar a personajes militares o políticos. Novelistas y poetas se refieren ya a sus antiguos adversarios con respeto y reconocen su dignidad y valor, al margen de las razones que les impulsaban en aquella lucha sin ningún sentido entre hermanos.
Este es el caso del magnífico relato que con el título de La soledad de Alcuneza publicó Salvador García de Pruneda a finales de 1961. La novela se atribuye a un hipotético teniente de complemento de Caballería, Juan Alcuneza y Miralcampo, veterano oficial que combatió en los frentes de batalla durante el tiempo que duro el conflicto. Finalizada la guerra, decidió abandonar el ejército y, antes de partir, hizo entrega a un compañero de los manuscritos, con el ruego de que fueran publicados a su muerte. Una vez confirmado el hecho, el depositario de los textos realizó las gestiones oportunas para ver publicada la obra.
El verdadero autor de la novela, Salvador García de Pruneda (1912-1996) utiliza como recurso literario la figura inexistente pero muy real, de un Juan Alcuneza que representa una especie de “soldado tipo”, joven, culto, hijo de campesinos al que sus padres, con grandes esfuerzos, dieron estudios universitarios. Evita cuidadosamente el autor esbozar la imagen de un Alcuneza fervoroso militante político exaltado. En realidad, no llega definirse en ningún momento como defensor de ninguna causa particular.
Defiende a los débiles, trata a los subordinados con justicia, afecto y comprensión al aplicar las rígidas normas castrenses. Al entrar en combate siente miedo, terror ante el estruendo de las armas. No glorifica ni la guerra ni la muerte.
La novela, en cierto modo un libro-diario militar, acaba por relegar a un segundo plano las operaciones bélicas, que se convierten en simple telón de fondo, para centrarse en el drama humano: el soldado frente a la disyuntiva de matar morir, del futuro incierto y la paz lejana que excede a su capacidad porque dependen de circunstancias ajenas a él mismo. Sus pensamientos le llevan a aceptar lo inevitable, a contemplar el paisaje, las noches estrelladas, disfrutar del descanso en los permisos, emociones íntimas que el autor describe por encima de las ideologías y pasiones políticas. Notable relato que prescinde del odio y las visiones parciales para adentrarse en los sentimientos que, al margen de las armas y las rivalidades, comparten los hombres que se disparan sin piedad desde las trincheras opuestas.
Salvador García de Pruneda hijo de militar, licenciado en Derecho y Filosofía, y diplomático, es, en realidad, el verdadero Juan Alcuneza, nombre que puede considerarse como seudónimo. Sirvió durante la Guerra Civil en el Escuadrón de Zapadores en la división de Caballería en el bando Nacional y, como su personaje imaginario, debió sentir la soledad de las noches inciertas, el dolor de los heridos y la angustia de sus hombres a la espera de la próxima misión que, con la llegada del alba, les llevaría a tomar de nuevo las riendas de sus cabalgaduras.