Es el tercer reconocimiento que obtiene Córdoba, que cuenta ya con La Mezquita y el Casco Histórico de la ciudad. El año pasado la candidatura fue rechazada al ser la presentación de muy baja calidad, sin cumplir con los objetivos que marca la UNESCO. El organismo ha destacado que es una tradición viva entre la población y que perdura gracias a la implicación de un numeroso grupo de cordobeses que cuidan estos entornos.
La fiesta de los patios nació hace casi cien años, a raíz de un concurso ideado por el Ayuntamiento con el fin de salvaguardar los modos de vida y la arquitectura popular. Pero no fue hasta 1933 que se instituyó el festival. Tras la Guerra Civil siguió organizándose y se arraigó definitivamente en la década de los años 40. Aunque los hay de mucha originalidad y de lujo, el patio por excelencia es el que se encuentra en el interior de una vivienda popular, casi siempre compartido por varios vecinos que lo cuidan conjuntamente y riegan las plantas y flores, que cubren las paredes.
Algunos están abiertos todo el año, pero es en mayo durante doce días, cuando abren todos, y entran en concurso al paso de multitud de visitantes. Los propietarios pasan todo el año cuidando de las plantas para que, cuando la primavera llega, reluzcan perfectas para la apertura de los mismos a los visitantes. Esos días, los residentes ofrecen su hospitalidad a los visitantes. Y el éxito es tal, que se forman verdaderos atascos en las callejuelas del casco histórico.
Los más solicitados son los más antiguos y se encuentran en los barrios de San Basilio, en torno de la plaza del Potro y en el casco histórico (San Agustín, La Magdalena, La Axerquía, y los entornos de las iglesias de San Agustín, Santiago, San Pedro, San Lorenzo y Santa Marina de las Aguas). También hay una veintena que corresponden a la llamada arquitectura reciente.
Además, fuera de concurso, pueden visitarse nueve patios particulares o de empresa y otros tantos organismos. Así como los huertos recuperados por la Asociación de Amigos de los Patios, y los más de 15 con que cuenta el Palacio de Viana, los de las Bodegas Campos o los de las Caballerizas Reales.