Según la UNESCO, los acontecimientos recientes en Siria, Iraq, Libia y Malí han puesto de manifiesto las múltiples amenazas que sufre el patrimonio cultural durante una crisis, como por ejemplo los ataques deliberados, los daños colaterales producidos por los enfrentamientos, la codicia de comerciantes y coleccionistas sin escrúpulos, y el vandalismo de las facciones que desean borrar los logros de culturas anteriores
Estos acontecimientos han mostrado la complejidad que entraña toda intervención destinada a salvaguardar el patrimonio cultural.
La UNESCO ha elaborado un exhaustivo conjunto de instrumentos internacionales para proteger el patrimonio cultural. La Convención sobre las Medidas que deben Adoptarse para Prohibir e Impedir la Importación, la Exportación y la Transferencia de Propiedad Ilícitas de Bienes Culturales (1970) y la Convención del Patrimonio Mundial (1972) aportan una base sólida para la protección del patrimonio cultural. En la Convención de La Haya para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado (1954) y sus Protocolos también se establecen normas internacionales para hacer frente a los riesgos concretos que amenazan el patrimonio durante un conflicto.
Además, en el Estatuto de la Corte Penal Internacional se ha definido la destrucción intencional de edificios históricos como crimen de guerra, lo que proporciona bases sólidas para luchar contra la impunidad relacionada con tales ataques.
Reconociendo la poderosa función que desempeña la cultura en la creación de cohesión social y su contribución a la reconciliación y la paz, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en su resolución 2100 relativa a Malí y su resolución 2139 relativa a la República Árabe Siria, hizo un llamamiento a la protección del patrimonio cultural y la diversidad. La integración de la cultura en operaciones humanitarias, de recuperación y de reconstrucción brinda una excelente oportunidad para definir el modo en que la protección del patrimonio cultural puede contribuir efectivamente a la respuesta más amplia de las Naciones Unidas a las crisis.
Las actividades de promoción y la labor que lleva a cabo la UNESCO buscan reafirmar estas normas internacionales, garantizar su aplicación en el plano nacional y poner de relieve los efectos de carácter más general que su violación puede tener en la estabilidad, la recuperación y el desarrollo. Desde esta perspectiva, la UNESCO considera que tanto la protección de las vidas humanas como la de la cultura son indispensables y están relacionadas entre sí en caso de conflicto. Cuando el patrimonio cultural está amenazado, en cualquier lugar o en cualquier momento, como ha sucedido recientemente en la República Árabe Siria, Iraq o Malí, la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova alerta a las partes y a los interesados sobre la necesidad urgente de preservar de la devastación de la guerra los sitios arqueológicos y culturales, los museos, las bibliotecas y los archivos.
La prevención como prioridad
La aplicación nacional de estas normas internacionales aporta una enseñanza clave: la prevención y el compromiso a largo plazo son esenciales para mitigar los efectos de una crisis, ya sea natural o provocada por el hombre. Para ello se necesita un sólido liderazgo, además de capacidades nacionales y locales que la UNESCO ayuda a sus Estados Miembros a reforzar mediante actividades de promoción y sensibilización, así como por medio del asesoramiento y la formación.
La experiencia ha demostrado que la preparación de profesionales y comunidades locales es la mejor garantía para mantener a salvo el patrimonio cultural durante una situación de crisis. Por esta razón, las medidas encaminadas a fortalecer las capacidades nacionales y la sensibilización local en relación con la protección de emergencia del patrimonio cultural deben centrarse en la prevención más que en los esfuerzos de último momento. Esto es especialmente cierto en tiempos de conflicto, cuando se hace difícil, si no imposible, que la ayuda internacional llegue a las zonas afectadas.
Movilización para la salvaguardia del patrimonio en tiempos de conflicto
Más de tres años de conflicto han tenido un efecto devastador sobre el patrimonio de Siria. Pese al valor y la dedicación de los profesionales de la cultura que se han esforzado por proteger su patrimonio, el alcance de la destrucción y de los daños es importantísimo. En los casos en que la prevención y la atenuación fracasan, el seguimiento constante y la evaluación inicial de los daños constituyen una prioridad para preparar una respuesta eficaz y coordinada con miras a la recuperación y la futura rehabilitación. Por este motivo, la UNESCO ha puesto en marcha un observatorio internacional en línea para vigilar la situación del patrimonio cultural en Siria y ayudar mediante la cooperación internacional a proteger el patrimonio del país.
En el plano mundial, el tráfico ilícito parece ser una de las peores amenazas para los bienes culturales durante los conflictos. Cuando la ley y el orden público se encuentran en una situación de fragilidad, el saqueo de sitios arqueológicos y museos no solo es fácil, sino también muy rentable para los grupos delictivos. La UNESCO se moviliza para acabar con el tráfico ilícito de bienes culturales procedentes de países en situación de riesgo de saqueo, como Siria y el Iraq, en estrecha colaboración con la comunidad internacional, en especial con los países vecinos, y los organismos interesados, principalmente la INTERPOL, la Organización Mundial de Aduanas (OMA), el Centro Internacional de Estudios de Conservación y Restauración de los Bienes Culturales (ICCROM) y el Consejo Internacional de Museos (ICOM). La UNESCO alerta periódicamente al mercado del arte sobre su deber ético y moral de comprobar la procedencia de los objetos comercializados y de facilitar la restitución de los bienes culturales robados u objeto de excavaciones ilícitas.
Otra gran amenaza para los yacimientos arqueológicos y los monumentos es su utilización con fines militares o como blanco de operaciones militares, algo prohibido por el derecho internacional, especialmente por la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado (1954). Es en estos casos cuando la Directora General de la UNESCO alza su voz para instar a la protección del patrimonio cultural, allí donde sea necesario, más recientemente en Siria y el Iraq.
En su llamamiento conjunto para la salvaguardia del patrimonio cultural de Siria, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, y el entonces Enviado Especial Conjunto de las Naciones Unidas y la Liga de los Estados Árabes para Siria, Lakhdar Brahimi, llamaron la atención sobre este importante riesgo y sus efectos devastadores: “La destrucción de la herencia del pasado priva a las generaciones futuras de un poderoso legado, profundiza el odio y la desesperación y socava todos los intentos de alentar la reconciliación. Ahora es el momento de poner fin a la destrucción, edificar la paz y proteger nuestro patrimonio común”.
Estas actividades reflejan la convicción, expresada en repetidas ocasiones por la Directora General de la UNESCO, de que la preservación del patrimonio durante un conflicto debe ir acompañada de la asistencia humanitaria y los esfuerzos encaminados a restablecer la estabilidad. También allanan el camino a una respuesta a más largo plazo, una vez se hayan atendido las necesidades humanitarias. Un elemento clave del éxito es la coordinación entre todos los actores desde un principio. La labor de la UNESCO se orienta en función de los interesados, a cuyas ideas y conocimientos especializados recurre periódicamente. Y estos interesados tienen tareas esenciales que desempeñar en la respuesta. Por este motivo, ante el recrudecimiento de la violencia en el Iraq, la UNESCO organizó una reunión de expertos de emergencia para la salvaguardia del patrimonio cultural del país, en la que participaron expertos iraquíes e internacionales con el fin de elaborar un plan de acción de emergencia para salvaguardar el patrimonio cultural iraquí en situación de riesgo.
Rehabilitación del patrimonio para infundir esperanza, confianza y resiliencia
Cuando sea posible emprender actividades de recuperación y reconstrucción, la acción de la UNESCO sobre el terreno se centrará en respaldar los esfuerzos nacionales para reactivar la cultura, reparar los daños y prestar asesoramiento a fin de contribuir a la recuperación y la rehabilitación. En Libia, la UNESCO ha facilitado la elaboración de una estrategia global orientada a desarrollar la capacidad nacional para prevenir el saqueo de bienes culturales.
Se han impartido una serie de sesiones de formación especializada en diferentes partes del país centradas en la labor de los agentes de policía y de aduanas. En Malí, la UNESCO ayuda a la rehabilitación de los mausoleos de Tombuctú. Los dos primeros, destruidos en 2012, se han reconstruido mediante la colaboración con las comunidades locales, pero se necesitan ocho millones de dólares más para restaurar el sitio completo, incluidas las bibliotecas que almacenan cientos de miles de manuscritos antiguos.
Quien haya presenciado el orgullo y la alegría de las comunidades locales a medida que avanza la rehabilitación puede entender que hay mucho más en juego que simples piedras viejas. Se trata de reforzar la resiliencia y la confianza de toda una sociedad, de restablecer un entorno que fomente la reconciliación y la esperanza en el futuro. La cultura es un vínculo que motiva a las personas a trabajar unidas en pro de un futuro mejor. El patrimonio cultural también es esencial para que los ciudadanos recuperen el sentido de propósito compartido y de identidad común cuando los conflictos han finalizado.
El ejemplo de Malí debe servir para reconocer plenamente el gran potencial que brinda el patrimonio cultural para fomentar el diálogo y reforzar la resiliencia. Para lograrlo, debemos movilizar a todas las partes interesadas, a las autoridades nacionales, a los asociados para el desarrollo, a los diferentes sectores de la cultura, así como también a los agentes de aduanas, a la policía y al mercado del arte, para que cooperen y hagan de la protección y la conservación del patrimonio cultural una prioridad.
Además de sus actividades operacionales, la UNESCO actúa como plataforma internacional para continuar reflexionando sobre la protección del patrimonio cultural en situación de riesgo, y recientemente ha organizado varios debates sobre este tema: nuevas guerras del siglo XXI, en febrero, así como también el modo de proteger el patrimonio cultural en situación de riesgo, en junio.