Un nuevo estudio del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) de la UNESCO publicado el 19 de enero propone un modelo económico que podría contribuir a rebajar el costo de los manuales escolares y aumentar su disponibilidad en las escuelas de todo el mundo
Según el estudio, titulado Every Child Should Have a Textbook (“Todos los niños deberían tener manuales escolares”), la implantación de sistemas de financiación centralizados podría reducir en tres dólares estadounidenses el precio de cada manual escolar, lo que supondría un ahorro de cerca de mil millones de dólares al año en el costo de los materiales educativos tan solo en el África Subsahariana. Kenya, por ejemplo, podía reducir en 64 millones de dólares sus gastos en libros de texto, y Malawi en 33 millones.
El estudio defiende que con la mejora de los modelos financieros se podría triplicar la disponibilidad de manuales escolares para los niños de todo el mundo, lo que permitiría mejorar los resultados educativos, especialmente en los países pobres, que actualmente se ven afectados por el alto costo de los libros de texto. Según el estudio, si todos los alumnos tuvieran libros de texto, los índices de alfabetización podrían incrementarse entre un 5% y un 20%.
El modelo económico que se plantea en el informe recomienda que los países agrupen la demanda y centralicen las compras de manuales escolares para facilitar la financiación a largo plazo y aumentar la disponibilidad de estos libros. Según un estudio realizado en escuelas primarias de 11 países en desarrollo (Argentina, Brasil, Chile, Filipinas, India, Malasia, Paraguay, Perú, Sri Lanka, Túnez y Uruguay), la media de alumnos de cuarto de primaria que no disponen de manuales escolares o tienen que compartirlos llega al 20%. En el Camerún, en segundo de primaria solo se dispone de un manual de lectura por cada 12 alumnos y un manual de matemáticas por cada 14 alumnos.
Según Aaron Benavot, Director del Informe GEM, “además de un buen maestro, el hecho de disponer de unos manuales escolares bien diseñados y en cantidad suficiente es la forma más eficaz de mejorar el aprendizaje de los alumnos. Algunos países ya lo han asumido –cabe destacar los casos de Swazilandia, Guatemala y Nicaragua–, pero aún tienen que hacerlo muchos otros”.
Sin embargo, los gobiernos no invierten lo suficiente en manuales escolares, según los datos recopilados por el Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU): en 2012, 36 países de todas las regiones del mundo gastaron en materiales de enseñanza y aprendizaje una media de menos del 2% de su presupuesto de educación primaria. Dieciséis de esos países gastan menos de un 1% y dos de ellos (Kuwait y Malawi) gastan más.
Una baja inversión pública suele implicar que los padres tengan que pagar los materiales educativos de sus hijos, lo cual añade obstáculos para el aprendizaje de los más pobres. Por término medio, los materiales educativos suponen más de una tercera parte del gasto total de los hogares en educación en 12 países africanos, y más de la mitad del gasto en educación entre los hogares más pobres.
El Informe GEM recomienda que el futuro “fondo mundial para los libros” propuesto por varios donantes incremente los recursos externos destinados a los manuales escolares utilizando modelos similares a los aplicados por la Alianza GAVI en la lucha contra ciertas enfermedades, que incluyen la cofinanciación equivalente de donantes privados. Según el informe, con ello se podría aumentar la financiación externa para manuales escolares en el África Subsahariana de 549 a 785 millones de dólares. El modelo propuesto podría aumentar más del triple el número de manuales escolares disponibles en la región, según el Informe GEM.
En general, ese enfoque podría triplicar el número de libros a disposición de los niños en todo el mundo.
Según Benavot, “el carácter impredecible de la financiación, la falta de transparencia y la ausencia de previsiones sobre la demanda hacen que el sistema de compra de manuales escolares sea ineficiente. Obligar a las familias a pagar los libros de texto de sus hijos es inaceptable. Debemos aprender del sector de la salud y establecer un nuevo sistema para que los manuales escolares puedan ir de la imprenta a la escuela y llegar a las manos de los niños de un modo barato y eficaz”.
RECOMENDACIONES
- Hacer previsiones eficaces de la demanda. En el plano nacional, estas previsiones deberían ser coordinadas por la Alianza Mundial para la Educación y el grupo local de educación.
- Aumentar los fondos nacionales destinados a los manuales escolares. Al menos entre el 3% y el 5% del presupuesto de educación primaria y entre el 6% y el 8% del presupuesto de educación secundaria deberían destinarse a los manuales escolares.
- Destinar más recursos a los manuales escolares a través de un fondo central.Los donantes deberían por lo menos duplicar el porcentaje de ayuda para la educación básica que proporcionan a través de la Alianza Mundial para la Educación, actualmente del 11%.
- Incentivar una mayor financiación nacional para los manuales escolares. El futuro “fondo mundial para los libros” debería velar por que los recursos externos destinados a los manuales escolares estuviesen acompañados por compromisos equivalentes de los gobiernos.
- Igualar la financiación de donantes privados. Los donantes deberían comprometerse a igualar los compromisos de los donantes privados.
- Agrupar la demanda de manuales escolares. Deberían ofrecerse compromisos de mercado anticipados para garantizar precios y cantidades, basados en una financiación sostenible procedente de diversos agentes públicos y privados.
- Informar con transparencia sobre el gasto en manuales escolares. Una mejora de la información conllevará una mejora del gasto. Debemos saber cuál es el gasto en libros de texto y en materiales de enseñanza y aprendizaje tanto de los gobiernos como de los donantes.