La pandemia de la COVID-19 ha recordado al mundo la importancia de Internet, como una ventana a la educación, el acceso a la información, la salud, la cultura y otros innumerables aspectos de la vida cotidiana
La Hoja de Ruta para la Cooperación Digital del Secretario General de las Naciones Unidas, lanzada en junio de 2020, subraya el papel crucial que la tecnología digital desempeña en el mundo de la COVID-19 y en el mundo posterior a la COVID-19, al igual que nuestra responsabilidad colectiva de conectar a los que no están conectados, proteger a los vulnerables y marginados, y respetar los derechos humanos en la era digital.
La brecha digital entre los que están en línea y los que no lo están amenaza con convertirse en la nueva cara de la desigualdad, reforzando las desventajas sociales y económicas. Disponer de un flujo libre de información digital para todos y en todas partes es una cuestión de vida o muerte si las personas no pueden acceder a información sanitaria esencial y, más en general, a información fiable.
Sin embargo, en las últimas semanas se ha visto un aumento de las tendencias en la restricción del espacio para una Internet libre y abierta.
El Subdirector General de Comunicación e Información de la UNESCO, Moez Chakchouk dice:
A medida que surgen restricciones en línea por todas partes del mundo, la universalidad de Internet está en peligro. Frente a la pandemia, y aunque el derecho internacional permite poderes de emergencia para responder a amenazas importantes, la UNESCO está convencida de que los derechos humanos no deben verse comprometidos, y que una Internet no fragmentada es de interés mundial.
Hemos observado, por ejemplo, el bloqueo de aplicaciones para móviles, mientras que las nuevas leyes de seguridad nacional han suscitado temores de fragmentación de la Internet y restricciones a los derechos humanos, en particular la libertad de expresión, la libertad de asociación, el acceso a la información, la protección de datos y la no-discriminación, y la privacidad en línea.
Los apagones de Internet en algunas regiones siguen negando el acceso a millones de personas, cuando el acceso a la información no sólo es necesario, sino que salva vidas.
Las leyes y políticas para combatir la desinformación o las «noticias falsas» han sido frecuentemente demasiado amplias, yendo más allá de las estrechas condiciones para las cuales la libertad de expresión puede ser limitada, tal como se define en el derecho internacional.
Estas condiciones subrayan la pertinencia del respaldo unánime de 195 Estados Miembros de la UNESCO en 2015 al concepto de universalidad de Internet.
El marco de la universalidad de internet representa cuatro principios llamados DAAM (o ROAM en inglés) – lo que significa que la UNESCO defiende una Internet basada en los Derechos humanos, Abierta, Accesible a todos y gobernada mediante la participación de Múltiples actores. De conformidad con el mandato constitucional de la UNESCO de promover la libertad de expresión y el acceso a la información, el concepto de universalidad de Internet guía la labor de la UNESCO en materia de gobernanza digital.
Así pues, la UNESCO defiende firmemente los principios de DAAM – basados en normas internacionales – como marco y recomendaciones globales, protegiendo al mismo tiempo todos los derechos de manera indivisible, y considerando también sus repercusiones en la preservación de la apertura y accesibilidad de Internet en un espíritu de participación de múltiples actores en las normas, reglamentos y programas que rigen las tecnologías digitales.