No debemos dejar de lado a los jóvenes refugiados, es el llamamiento que la UNESCO y la Oficina de ACNUR hicieron en un debate en línea sobre la mejor manera de garantizar y mejorar la escolarización y el aprendizaje de los jóvenes refugiados durante y después de la pandemia
«La movilización en favor de los refugiados es sumamente urgente en un momento en que son particularmente vulnerables a la crisis de la Covid-19 y sus secuelas», dijo la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, al inaugurar la reunión. «La crisis de Covid-19 está poniendo en peligro todo lo que hemos hecho por la educación de los refugiados y los migrantes, su integración y sus posibilidades de realización personal». Debemos reforzar nuestra acción en favor de los más vulnerables para garantizarles este derecho fundamental».
La ministra de desarrollo internacional de Canadá, Karina Gould, que contó la historia de sus abuelos checos que se convirtieron en refugiados después de que huyeran de la antigua Checoslovaquia durante la Segunda Guerra Mundial, planteó la necesidad de «soluciones de baja tecnología», teniendo en cuenta la brecha digital y tecnológica y la falta de infraestructuras de comunicación en muchos países.
La ministra de Educación Secundaria de Camerún, Pauline Nalova Lyonga Egbe, puso el ejemplo de los teléfonos móviles que la mayoría de la población utiliza y que podrían ser un medio barato para la educación a distancia.
También asistieron a la mesa redonda dos jóvenes estudiantes refugiados de Rwanda y Malí que viven actualmente en Kenya y Burkina Faso, un alto funcionario de la enseñanza primaria de Kenya y un miembro de la Asamblea Nacional del Pakistán encargado de la educación y la formación profesional, y representantes de la Coalición Mundial para la Educación creada por la UNESCO.
La Enviada Especial del ACNUR, la actriz Angelina Jolie, defensora de las personas desplazadas desde hace mucho tiempo, presentó el debate y resumió sus aspectos más destacados.
La Subsecretaria de Relaciones Exteriores del Reino Unido, la Baronesa Sugg, subrayó que «se debe dar prioridad a la educación en la recuperación mundial del coronavirus». Esta pandemia no es solo una crisis de salud, sino también una crisis de educación, especialmente para los niños refugiados. Sin escuela y sin educación, no podrán reconstruir sus vidas y alcanzar su pleno potencial». También anunció que el gobierno británico entregará al ACNUR 5,3 millones de libras esterlinas adicionales.
Al concluir el debate, el Alto Comisionado para los Refugiados, Filippo Grandi, advirtió que «el panorama general sigue siendo muy desalentador debido al inminente impacto de la crisis económica en la asistencia internacional para la educación». Subrayó que el 12% de la actividad educativa se financia con la ayuda internacional. Entre 40 y 60 millones de niños podrían caer en la pobreza, añadió, «debemos incluir a los que están entre los más excluidos, las personas en movimiento».
La UNESCO ha advertido que la pandemia podría poner en peligro los progresos realizados en la educación en los últimos años, especialmente en el caso de las niñas. El ACNUR estima que al menos el 20% de ellas corren el riesgo de no reanudar sus estudios cuando las escuelas vuelvan a abrir. Sin embargo, varios gobiernos tienen previsto incluir a los refugiados en las medidas de respuesta posteriores a la pandemia, como la educación a distancia, de acuerdo con los compromisos adquiridos en el marco del Pacto Mundial para los Refugiados.
El evento fue organizado conjuntamente por Canadá, el Reino Unido y el fondo mundial «Education Cannot Wait«, que ha asignado su segunda dotación de emergencia de Covid-19 a los refugiados.