“Por ‘Patrimonio Cultural Subacuático’ se entiende todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años…”
Hoy en día, los pecios y ruinas hundidos en el mar son cada vez más accesibles. Aunque es indispensable contar con equipamiento profesional y un alto grado de entrenamiento para llevar a cabo excavaciones en los sitios donde hay vestigios, estos ya están al alcance de los cazadores de tesoros.
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La Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, adoptada en 2001, tiene por objeto permitir a los Estados mejorar la protección de su Patrimonio Cultural Subacuático.
El carácter de la Convención
Se ocupa de establecer principios básicos para la protección del Patrimonio Cultural Subacuático.
Desarrollando un sistema de cooperación pormenorizado, a fin de que los Estados puedan llevar a cabo esa protección.
Anticipa normas prácticas comúnmente reconocidas para el tratamiento e investigación del Patrimonio Cultural Subacuático.
La Convención consta del texto principal, y del anexo, que establece “Las Normas relativas a las Actividades dirigidas al Patrimonio Cultural Subacuático”.
Los principios más importantes de la Convención de 2001 son los siguientes:
Obligación de preservar el Patrimonio Cultural Subacuático
Los Estados Partes deben preservar el Patrimonio Cultural Subacuático. Se exige también que se respeten como es debido, todos los restos humanos que se hallen en las aguas del mar.
La preservación «In situ» como opción prioritaria
La preservación del Patrimonio Cultural Subacuático «in situ» – esto es, en el lecho del mar – deberá considerarse la opción prioritaria, antes de emprender actividades dirigidas a ese patrimonio. No obstante, la recuperación de objetos podrá autorizarse cuando tenga por finalidad aportar una contribución significativa a la protección o al conocimiento del Patrimonio Cultural Subacuático.
No Explotación Comercial
El Patrimonio Cultural Subacuático no debe ser explotado comercialmente con fines de lucro o especulativos, ni tampoco debe ser diseminado de forma irremediable. Esta disposición es conforme a los principios morales que ya se aplican al patrimonio cultural en tierra firme. Evidentemente, no debe interpretarse como una prohibición de los trabajos de investigación arqueológicos o del acceso de los turistas a los sitios.
Formación e Intercambio de Información
Los Estados Partes deberán cooperar e intercambiar información, promover la formación en arqueología subacuática e impulsar la sensibilización de la opinión pública al valor e importancia del Patrimonio Cultural Subacuático.
Antecedentes
Los océanos, que cubren la mayor parte de la superficie de nuestro planeta, siguen ocultando muchos de sus secretos. El mar encierra un testimonio excepcional del afán explorador de nuestros antepasados y, en sus fondos, yacen muchos pecios de navíos y vestigios de ciudades tragados por las olas, que, a menudo, se encuentran en mejor estado de conservación que el de muchos sitios arqueológicos de tierra firme.
Sin embargo, el pillaje del Patrimonio Cultural Subacuático y la destrucción de su entorno se están intensificando rápidamente, con lo cual la humanidad corre el riesgo de verse desposeída de ese legado del pasado.
Las aguas del mar han protegido los pecios de los barcos naufragados y las ruinas de edificios durante siglos, pero el perfeccionamiento de las técnicas de submarinismo ha hecho que esos vestigios sean más accesibles y, por lo tanto, más vulnerables. El saqueo y la dispersión del patrimonio arqueológico ya no se limitan a los sitios que se hallan en tierra firme, ya que los cazadores de tesoros han extendido ahora sus actividades a los fondos marinos. Aunque muchos Estados han reforzado la preservación de su patrimonio cultural terrestre, una gran parte de su patrimonio cultural subacuático sigue sin estar protegido.
El propósito principal de la elaboración de este reportaje es estimular a los países a que pasen a ampliar las filas de los Estados Partes en la misma. La UNESCO y Patrimonio Actual.com pretendemos, además, que la información sirva para que el lector en general se conciencie de la existencia de un Patrimonio Cultural Subacuático en situación frágil y de la ineludible necesidad de garantizar su protección.
Interés por el Patrimonio Cultural Subacuático
En los últimos años, el Patrimonio Cultural Subacuático ha suscitado un interés cada vez mayor entre la comunidad científica y el público en general. Para los científicos, representa una inestimable fuente de información sobre las civilizaciones antiguas y la historia de la navegación marítima. En lo que respecta el público en general, representa una posibilidad de fomento del submarinismo recreativo y el turismo.
Los científicos franceses Jacques-Yves Cousteau y Emile Gagnan inventaron la escafandra submarina autónoma. Esta invención abrió la posibilidad de llegar a fondos marinos más profundos, facilitando así el acceso a los pecios.
Desde el pasado siglo, los buceadores pueden descender hasta una profundidad de 100 metros gracias al sistema de circuito abierto. Se ha logrado incluso alcanzar una profundidad de 308 metros.
En 1989, el sumergible japonés Shinkai 6.500, que puede albergar tres personas y está destinado a la investigación de los fondos marinos profundos, logró descender a 6.527 metros por debajo del nivel del mar en la fosa abisal situada frente a las costas de Sanriku (Japón). En 1995, el robot de sondeo submarino Kaiko – también japonés – consiguió alcanzar el récordde profundidad, descendiendo a 10.911 metros.
Museos, exposiciones y sitios de turismo submarino y en tierra firme
Actualmente, en muchos museos importantes se exponen objetos extraídos de ruinas y pecios sumergidos. En algunos se muestran incluso pecios enteros de navíos naufragados. Entre las exposiciones y museos de mayor renombre, cabe señalar:
El Wasa fue un navío de guerra sueco construido por órdenes del rey Gustavo II Adolfo de Suecia y naufragó en el puerto de Estocolmo el día 10 de agosto de 1628, en su viaje inaugural. Al dejar el muelle en su primer viaje una fuerte ráfaga de viento azotó al Wasa y el barco volcó al llevar demasiada carga que no estaba bien atada. La mayor parte de la carga se fue al otro lado del buque lo que reforzó el zozobrar del buque. Además, se unió que la embarcación era demasiado alta con respecto a su manga. Su centro de gravedad era demasiado alto. El barco fue rescatado de las profundidades el 24 de abril de 1961 en Suecia.
Del mismo modo, mencionaremos la Bahía de Bodrum, el lugar entre el Mar Egeo y el Mediterráneo. Aquí se encuentra el Museo de Arqueología Submarina de Bodrum que alberga valiosas colecciones de toda una serie de pecios antiguos descubiertos frente a las costas de Turquía, y es uno de los sitios de turismo cultural subacuático más visitados de este país, fue muy conocida por sus astilleros desde tiempos antiguos.
El pecio del navío británico Mary Rose fue construido entre 1509 y 1511, en los Astilleros de Portsmouth y, hoy día, se encuentra expuesto en el Astillero histórico de la misma ciudad. Su naufragio se debió a que los franceses querían invadir Inglaterra, y el barco se adelantó al resto de la flota inglesa bajo fuego enemigo, esté viró y se detuvo para disparar sus cañones del costado y esperar refuerzos, pero una ráfaga de viento lo hizo zozobrar y se hundió. Tras las descargas no había cerrado las troneras inferiores, por lo que al escorar el barco, el agua lo inundó rápidamente. La mayoría de su tripulación quedó atrapada en la red que protegía la cubierta de posibles abordajes y murió ahogada. Se cree que su tripulación no era inglesa sino española y que al no entender el inglés no atendían a las coordenadas o las órdenes dadas por sus jefes.
En 1836 fue localizado por un pescador y se recuperaron objetos de diverso valor. Sin embargo su pista se perdió. En 1967 se constituyó un comité para realizar excavaciones submarinas, se encontraron miles de objetos, así como los restos de unos 200 miembros de la tripulación. En 1979 se formó el Mary Rose Trust con la misión de rescatar el Mary Rose, lo que se conseguiría en 1982.
El primer puerto artificial del mundo es Cesarea Marítima, una magnífica construcción realizada por el rey Herodes el Grande en honor de su protector romano, César Augusto, siendo el puerto más grande de todo el Imperio Romano en el cúspide de su esplendor (10 a.C.). Ahora, más de dos mil años después, se ha convertido en un sitio museístico para submarinistas frente a la costa mediterránea de Israel, al norte de Jaffa. A los buceadores se les proporciona un mapa impermeable, sumamente detallado, en el que figuran descripciones de cada uno de los 28 lugares catalogados.
Toda una serie de postes de señalización indican el itinerario submarino para ir guiando a los visitantes.
Su construcción se hizo con un cemento hidráulico hecho de arena volcánica puzzoliana de Santorini, un cemento capaz de endurecerse bajo el agua, formando bloques que pesaban más de 50 toneladas. Los expertos creen que los obreros construyeron islas artificiales desde las que más tarde tiraron los bloques al lecho del mar para crear una plataforma sólida para el rompeolas portuario.
El Santuario Marino Nacional de los Cayos de Florida ha creado un itinerario que une distintos sitios y pecios históricos diseminados a lo largo de los arrecifes de coral situados a unas pocas millas de las costas de los cayos. El objetivo del Santuario Marino es dar a conocer a los visitantes el patrimonio marítimo e incrementar la notoriedad del Patrimonio Cultural Subacuático. Se pone a disposición de los visitantes un mapa del sitio submarino para guiarlos por los nueve lugares del itinerario donde hay pecios. El mapa señala la posición de cada pecio y de la correspondiente boya amarrada.
El lugar donde yace el pecio del Yongala, sumergido frente a las costas de
Australia, es uno de los sitios del mundo más frecuentados por los buceadores. Miles de ellos acuden a visitarlo cada año.
Asimismo, los pecios del puerto de Galle, frente a la costa meridional de Sri Lanka, y los del litoral de Zanzíbar atraen a submarinistas de todas las partes del globo.
No obstante, la visita de esos sitios sólo está al alcance de un reducido número de submarinistas experimentados. Por eso, es necesaria la construcción de verdaderos museos subacuáticos a fin de hacerlos accesibles al público en general. Varios proyectos de construcción están siendo ya objeto de estudio o se hallan en curso de ejecución. Cabe mencionar los siguientes:
El sitio arqueológico de Baiheliang (China) está sumergido bajo las aguas del embalse de las Tres Gargantas. Se trata de un promontorio rocoso donde están grabadas las primeras inscripciones hidrológicas del mundo, en las que se registran las variaciones del nivel de las aguas del río Yangtzé a lo largo de 12 siglos. Antes de llenarse de agua el lecho del embalse, el promontorio quedaba cubierto en las épocas de crecida de las aguas, pero era visible en las de estiaje. Para proteger el sitio, las autoridades chinas decidieron cubrirlo con un receptáculo en forma arco, protegido del agua. Además, se han construido dos túneles subacuáticos desde las orillas que permiten al público visitar el sitio y contemplar las inscripciones.
En Egipto, el Faro de Alejandría y el palacio de Cleopatra fueron engullidos por el mar en el siglo XIV a causa de una serie de sismos. Hoy, yacen a una profundidad de 6 a 8 metros en las aguas de la bahía Alejandría. Los especialistas en arqueología subacuática y otros científicos han emprendido varias excavaciones para explorar las ruinas y rescatarlas. Se han recuperado hasta hoy miles de objetos (esfinges, estatuas de otro tipo, columnas y bloques de piedra) pertenecientes a distintas épocas sucesivas (faraónica, ptolemaica y romana). Una parte de ellos se ha presentado al público en grandes exposiciones que han atraído a miles de visitantes. El resto de las ruinas se dejará en el fondo de la bahía y se está examinando la posibilidad de construir un museo subacuático, en cooperación con la UNESCO, para conservarlas in situ.