Las constantes mentiras de la administración de cualquier signo, han hecho que la candidatura de la Zarzuela género lírico por excelencia en España, y el Teatro de la Zarzuela, aún se encuentre en estudio para su evaluación y presentación a la UNESCO que, según dicen los responsables después de varios años, ya ha salido del “cajón”
Por Juan Ignacio Vecino
Director de la revista PatrimonioActual.com
Mientras otras candidaturas con mucha menor entidad e interés, sin devaluarlo, se quieren adelantar, sobre todo, por intereses políticos como es el caso de la “jota”, de la que el Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados de España encabeza una Proposición no de Ley relativa a la Declaración de la jota como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de España y posterior presentación como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, para su debate en la Comisión de Cultura y Deporte.
Desde aquí, queremos hacer un repaso a la importancia de la candidatura de la Zarzuela y su Teatro, que varios expertos, profesores y musicólogos, entre los que se encuentra el prestigioso Emilio Casares, una de las personas más estudiosas de la zarzuela, y con mayor conocimiento del mundo sobre el género lírico, han desarrollado para su evaluación y, que hasta hace unos días mantenían los responsables del ministerio de Cultura en el ostracismo.
No sabemos aún si nos dijeron la verdad en la presentación de la Temporada 2022/2023 en el Teatro de la Zarzuela, sobre que ya había tres personas trabajando en la candidatura, o era para callarnos la boca como ocurría cada vez que le preguntábamos a la anterior Directora General del INAEM que, además, me llamaba pesado cada vez que preguntaba sobre el asunto, y que descubrimos que no habían realizado ninguna acción, y que lo único que hacían era cambiar de “cajón” y, de despacho, dicho informe.
No me extraña que dimitiera de su puesto y, espero, que no nos la encontremos en ningún cargo de responsabilidad en la Administración. En la empresa privada que mienta lo que quiera, pero con el erario público, y el prestigio de una institución como el Teatro de la Zarzuela y su género lírico no se juega.
Estamos hablando que muchas personas han dado todo su conocimiento y dedicación para que obtenga el reconocimiento que se merece después de más de 150 años de historia en todo el mundo.
Para que sepan de qué estamos hablando, por ejemplo, Madrid no se merecía haber sido declarada por la UNESCO, Paisaje Cultural de la Humanidad. Ya lo escribí en su momento. No cumplía ninguno de los criterios, siendo ICOMOS los que no estaban de acuerdo con la declaración y, sabían que los criterios (ii, iv, vi) Madrid no los cumplía, e intentaron que la declaración no se hiciera efectiva, pero, el buen trabajo realizado por el que en ese momento era el Embajador Permanente de España ante la UNESCO, Juan Andrés Perelló (hoy Director General de Casa Mediterráneo), convenció a los veinte países restantes del Comité para que votaran a favor de Madrid.
ICOMOS se refirió a la candidatura de Madrid como de poca protección, y no reforzada. Además, afirmó que no estaba demostrado ni justificado el Valor Universal Excepcional (VUE) y, que, en tal caso, solo cumplía el criterio (ii), si es que lo cumplía. El Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO reunido en línea desde la ciudad de Fuzhou (China), no estaban de acuerdo con la Organización independiente, es decir, ICOMOS, y la candidatura se aprobó por mayoría absoluta.
Antes de finalizar el Comité del día 25 de julio de 2021, el presidente del mismo, pretendió dejar para el día siguiente la votación, a lo que los miembros se negaron, ya que solo faltaban dos minutos para votar la candidatura debido a las mínimas enmiendas, y no estaban dispuestos a dejar para otro día dicha votación. Desde la revista digital patrimonioactual.com comprobamos como el presidente chino de dicho Comité alargaba otros días la sesión 30 y 60 minutos más, por lo que no entendimos, ni nadie entendió, que maniobra quería hacer. Afortunadamente, en este caso, España y Madrid en concreto, realizaron un buen trabajo de persuasión.
Con esto quiero decir que, todo se compra y se vende, le siente bien o mal a determinados políticos, y sus partidarios. Todo tiene que estar en su justa medida y término. Por tal motivo, reclamamos que la Zarzuela género lírico y su Teatro sea candidato ya a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Un poco de historia
Tal y como apunta el profesor Casares, y comentó en una conferencia en el Centro Riojano de Madrid, la zarzuela es un género lírico de origen español que nació en el siglo XVII como espectáculo cortesano y que, tras una intensa evolución, se convirtió a mediados del siglo XIX y hasta nuestros días en espectáculo de masas urbanas.
Es uno de los pocos ejemplos de la historia de la música en el que un género musical de autor, que nace alimentado por la música identitaria de España, es asumido, a su vez, por el propio pueblo que le da origen, deviniendo en cultura popular.
La zarzuela, además, es un género inmensamente versátil, un vasto “continente” que recoge a través de los siglos todo tipo de “contenidos”, músicas hispanas y europeas, urbanas y rurales, canto popular junto a belcanto, bailes tradicionales españoles y refinadas danzas urbanas extranjeras, personajes nobles y castizos…
Ninguna música define con más propiedad que la zarzuela lo que podríamos considerar el “yo musical” de España.
Si alguna música española se puede considerar como identitaria es la zarzuela, desde el momento en que nace del pueblo y desde el pueblo, y lo sirve y expresa, a través de las variadas codificaciones de los artistas. La asistencia a la zarzuela fue siempre una experiencia vinculada a la tradición, al universo popular, al ideario social, cultural y musical hispano, porque estaba cargada de significados vivenciales.
La zarzuela se extendió desde España a todo el mundo hispano, América y Filipinas –en tagalo, existe el término sarswelas–, o Portugal, en sincronía peninsular casi milagrosa. El género vivió en plenitud y se extendió desde la ciudad del Plata en Argentina hasta la de Monterrey en México, pasando por las ciudades hispanas, donde incluso surgió una producción zarzuelística tan específica e importante como la denominada zarzuela cubana, llena de vida y de fuerza, la mexicana, o la porteña en Argentina, motivo añadido para convertirla en Patrimonio Cultural Inmaterial. No sólo ello; en la propia península hablamos de variantes como la zarzuela catalana, valenciana, andaluza, o simplemente regional, lo que indica su fuerza como elemento identitario y transmisor de los diversos pueblos de la hispanidad, símbolo fundamental de su acervo identitario.
La zarzuela es sin duda la más importante aportación de la cultura española al teatro musical universal. Si es cierto que pocas artes tienen más capacidad que la música para evocar el pasado, ninguna ha podido superar en ello a la zarzuela, porque ninguna ha brotado con tanta naturalidad de la tradición popular, y ha sabido ser testigo de lo vital, de lo contingente y cotidiano.
La vida de la zarzuela tiene otro aspecto que no puede pasar desapercibido y es lo que tuvo de forma de vida y de sostenedor de una actividad cultural y económica compleja, dentro de lo que podríamos denominar la dimensión material de la cultura. Es decir, desde los múltiples oficios de los artesanos de la zarzuela, hasta realidades tan distintas como la industria editorial, la zarzuela se extendió como una gigantesca red no sólo en las ciudades sino en una inmensa cantidad de pueblos de la hispanidad, adonde acudían las compañías, como parte esencial y a veces única del entretenimiento, en un mercado popular siempre en crecimiento. Cientos de compañías, y miles de artesanos y personas de la lírica recorrieron todas las tierras de la hispanidad dando vida a un arte ecuménico que les unía.
La declaración de la zarzuela como Patrimonio Cultural Inmaterial responde, pues, a la defensa de una expresión que la inmensa comunidad hispana reconoce como integrante de su espacio cultural y como vivencia. Es un patrimonio que se ha transmitido de generación en generación, que ha sido recreado constantemente por la comunidad y sus diversos grupos en función de su entorno, y se ha interrelacionado, tal como veremos en las páginas siguientes, con su historia, su paisaje o su naturaleza, infundiéndoles un sentimiento de identidad y respeto por la diversidad como parte de una biografía individual y colectiva.
Varias realidades justifican la declaración según los expertos:
Tendría un efecto muy positivo en cuanto al conocimiento y la valoración de este inmenso legado compartido por España y la hispanidad.
A pesar de constituir una realidad tan singular, la zarzuela está siempre abocada a vivir en permanente riesgo debido a la falta de defensas administrativas y estructurales. La declaración reconocería su valor y reafirmaría su existencia.
Contribuiría a continuar con la labor de recuperación y difusión de cientos de obras de enorme valor, sumidas hoy en el mayor olvido. El repertorio que se representa es una mínima parte de este inmenso legado, vivo y dinámico, que nos identifica musicalmente y que es una riqueza patrimonial que tenemos el deber de conocer y fomentar. Es necesario desarrollar ya un plan de difusión aprovechando los medios de difusión actuales, con la retransmisión de funciones de zarzuela de teatros de titularidad pública, grabaciones, redifusión en los medios…, para contribuir a su pervivencia en las condiciones adecuadas de interpretación y difusión.
Igualmente permitiría desarrollar un plan de actuación más amplio para dar a conocer la zarzuela al mundo, internacionalizar un arte tan singular y único. De hecho, las experiencias que se han hecho últimamente por sacar la zarzuela fuera de España han tenido una acogida increíblemente positiva.
Finalmente, supondría el reconocimiento público a miles de personas anónimas que supieron mantener, incluso en tiempos difíciles, este tipo de manifestaciones.
A partir del año 1880 se establece una división en la historia de la zarzuela: se comienza a hablar del Género Chico, término con el que se designa a todas las obras teatrales breves, en un solo acto, definibles por su carácter radicalmente popular y por ser representadas en los teatros de sesiones por horas. Este género logró hacerse un hueco y lo hizo con estrépito, apelando a una demanda de la nueva sociedad de la restauración alfonsina: la de divertirse y olvidar. Por ello, la separación entre Género Chico y Zarzuela Grande es profunda. Nace con la intención de convertirse en un producto de espectáculo y entretenimiento, hecho a la medida de la gente de la calle que se entrega a él.
Si el ministerio de Cultura, su ministro, y los responsables técnicos siguen en su obcecación para no presentar a la Zarzuela género lírico y su Teatro a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, deberían irse ya a su casa y dejar el sitio a otros con más sensibilidad.
Por cierto, lo que parece mentira en que, al anterior ministro de Cultura y Deporte del Gobierno de España, Rodríguez Uribes, que se lo quitó del medio el presidente Sánchez, le recompensara con el nombramiento de Embajador Permanente de España ante la UNESCO, eso demuestra que los temas culturales les importan un bledo a todos los gobiernos y gobernantes.
Lo dicho, los políticos no tienen ni sentimientos ni son empáticos con las grandezas culturales que se han forjado a lo largo de muchos años en todo el pueblo español, porque recordemos la ZARZUELA Y SU TEATRO, son patrimonio de todos los españoles, y de todas las regiones, y lo hemos llevado a lo largo y ancho del planeta, por lo que deberíamos sentirnos todos orgullosos de nuestro género lírico por excelencia.
Seguiremos informado hasta la extenuación.