Las regiones montañosas son el lugar de nacimiento de los ríos más grandes del planeta. Cerca del 40% de la población mundial depende de forma indirecta de los recursos de montaña para su abastecimiento en agua dulce, para la agricultura y para la generación de energía hidroeléctrica
Es por este motivo que se han ganado el bien merecido sobrenombre de “torres de agua” del mundo.
Sus ecosistemas se encuentran entre los más sensibles al cambio climático y están siendo afectados a un ritmo más acelerado que otros hábitats terrestres, lo que podría tener graves consecuencias para la provisión de agua y medios de vida en las regiones río abajo.
Las montañas son el hogar de 1,2 mil millones de personas, y ofrecen una multitud de bienes y servicios ecosistémicos no sólo a los pueblos de montaña, sino también a aquellos que viven aguas abajo. El agua es el servicio ecosistémico más importante que proporcionan las montañas. Dado que las tasas de precipitación son más altas en las montañas y que almacenan el agua en forma de hielo y nieve, en las zonas de montaña se encuentran las cabeceras de los ríos más importantes del mundo y también son origen de las aguas subterráneas. Los diez ríos más grandes que se originan en la región Hindu Kush Himalaya suministran agua a más de 1350 millones de personas.
Las regiones montañosas son también centros únicos de biodiversidad, y proporcionan alimentos, madera y recursos genéticos de gran importancia tanto farmacéutica como agrícola. Tienen además un gran valor cultural, y son centros de recreación y turismo.
Cuando los ecosistemas de montaña se encuentran en buen estado, contribuyen a la regulación del clima, de la calidad del aire, de los flujos de agua, y brindan protección contra los riesgos naturales y los impactos de los eventos naturales extremos, como inundaciones, sequías y grandes tormentas. Estos servicios son especialmente importantes para las zonas aguas abajo, donde los efectos de este tipo de eventos se presentan a menudo de manera más intensa, incluso a veces, a varios cientos de kilómetros de distancia.
Los impactos climáticos constituyen una amenaza significativa para estos servicios y para las poblaciones que dependen de ellos. A pesar de su gran valor ecológico y socioeconómico, ha habido relativamente poca investigación con un enfoque explícito acerca de los servicios que brindan los ecosistemas de montaña.
Fortalecer la investigación y evaluar la vulnerabilidad es una de las primeras recomendaciones del nuevo informe de política titulado “Las montañas como torres de agua del mundo: Protegiendo el agua y los servicios ecosistémicos de montaña ante el cambio climático”, que se presentó oficialmente en Lima, Perú.
El informe de política tiene como objetivo proporcionar a los tomadores de decisiones con una base científica necesaria para facilitar la toma de decisiones y de políticas eficaces para hacer frente a los impactos del cambio climático. Un enfoque clave es la adaptación basada en los ecosistemas para anticipar los efectos del cambio climático. Esto puede ser apoyado a través del pago por servicios ambientales: suministrar incentivos a las comunidades o a los administradores de las tierras para gestionarlas de forma adecuada y proporcionar así, servicios específicos. Es posible incluir esta alternativa como parte de los planes de compensación.
El informe de política es el resultado de una serie de talleres regionales organizados durante el año 2013 para recabar información sobre África, Asia y América Latina, que además permitieron identificar las necesidades de investigación y las vulnerabilidades existentes, así como las mejores prácticas, dentro de las cuales destacan las iniciativas de adaptación específicas para las comunidades de cada región.
La exposición “Los impactos del cambio climático en las regiones montañosas del mundo” demuestra que las montañas, con muchos de sus glaciares en retroceso bajo la influencia del aumento de las temperaturas, son indicadores clave del cambio climático. Utilizando imágenes de satélite, los paneles desatacan las funciones vitales de las zonas de montañas, y las implicaciones del cambio climático en los ecosistemas de montaña, los recursos hídricos y los medios de vida.
La exposición fue posible gracias al trabajo conjunto realizado por el Programa Hidrológico Internacional (PHI) y el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) de la UNESCO, con el apoyo de la Oficina de la UNESCO en Lima. La exposición estuvo abierta al público hasta el 13 de diciembre de 2014.