Durante su tercer y último día de viaje a la República Democrática del Congo, António Guterres reiteró el compromiso de la ONU con el país africano y pidió el apoyo de la comunidad internacional para crear servicios sanitarios y sociales básicos
António Guterres destacó durante una conferencia de prensa que en los dos días que estuvo en la provincia de Kivú del norte, una de las provincias más afectadas por la violencia y el actual brote de ébola del país africano, pudo ver “un soplo de esperanza” en la República Democrática del Congo y que está aconteciendo “una oportunidad que hay que aprovechar”.
El titular de la ONU aprovechó el encuentro para llamar a la comunidad internacional a apoyar al pueblo congoleño y ayudar a sus autoridades a aprovechar este momento para lograr la creación de instituciones, un desarrollo sostenible e inclusivo y una respuesta eficaz a los problemas humanitarios.
Tras su encuentro con el presidente del país, Felix Tshisekedi, Guterres destacó la amenaza que suponen para la República Democrática del Congo las actividades del grupo rebelde Fuerzas Aliadas Democráticas (ADF, por sus siglas en francés).
“Hemos acordado que la Misión de Estabilización de la ONU en el país (Monusco) fortalecerá su capacidad de acción contra las ADF y también reforzará su cooperación con las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo para abordar mejor las preocupaciones de seguridad de las poblaciones frente a esta amenaza, que no sólo es congoleña, sino que realmente ya es una amenaza internacional”.
Ante las preguntas de los periodistas presentes en el evento, añadió que se “está lejos” de resolver los problemas de seguridad en el Congo, pero destacó que de no existir la Monusco la situación sería peor.
Del mismo modo, intensificará la colaboración con el objetivo de desmovilizar, desarmar y reintegrar a los excombatientes. “Y haré un gran llamamiento a los congoleños que todavía están en grupos armados en la selva, para que abandonen las armas y acepten integrarse en las comunidades en la esperanza de (conseguir) un nuevo Congo”, destacó.
Por todo ello, destacó el compromiso de la ONU con la República Democrática del Congo y resaltó que “las Naciones Unidas no abandonarán al pueblo congoleño”.
La batalla contra el ébola
Pese al gran esfuerzo por erradicar el actual brote de cólera, el Secretario General no considera el padecimiento como una situación “aislada”, sino que la englobó dentro de un marco donde hay que considerar también a la malaria y el sarampión.
Por ese motivo, evidenció la necesidad “de apoyar al Congo para crear servicios sanitarios y sociales básicos que puedan ser mucho más eficaces en la lucha contra todas las demás enfermedades y crear las condiciones para que el país pase de una situación de pura ayuda humanitaria a una situación de prestación de servicios básicos, a través de estructuras controladas o coordinadas por el Estado congoleño”, dijo.
Pese a reconocer que los compromisos contraídos por los países donantes corresponden más o menos a las necesidades existentes hasta finales de año, señalo la necesidad de “transformar los compromisos en pagos reales” ya que solo están cubiertas el 15% de las necesidades hasta finales de año.
“Sin embargo, si en una operación humanitaria normal, un retraso de una semana no causa problemas (adaptamos el programa para resolver esta dificultad). En el caso del Ébola, una semana sin recursos, una semana sin respuesta no significa que perdamos una semana, sino que perdamos la guerra con el ébola porque la situación puede salirse de control de inmediato”.
Finalmente, destacó que la ONU y el Gobierno congoleño tienen previsto organizar conjuntamente una conferencia, que en principio se celebraría en la ciudad de Goma, donde se abordará la problemática del ébola, junto a otros problemas como los cuidados médicos o los servicios básicos de salud.